La construcción de una estación de combustibles a solo 20 metros de una aguada provenientes de aguas que bajan por la Quebrada de La Chimba en el sector norte de Antofagasta ha generado adversas reacciones por parte de movimientos sociales y expertos quienes critican la obra. El motivo, el ecosistema del lugar compuesto por insectos, lagartos, aves, arbustos y pastizales únicos en su tipo.
Alertado de esta situación, el académico e investigador del Centro Regional de Estudios y Educación Ambiental de la Universidad de Antofagasta, Carlos Guerra, visitó el lugar pudiendo comprobar la amenaza que se cierne sobre el pequeño humedal.
“Sin tener los análisis del agua, podemos ver que ésta es de calidad suficiente para permitir el surgimiento de varias especies, una de ellas -y la más dominante- es la brea. También encontramos la caña y otros arbustos. Este es un pequeño ecosistema, que por estar en el desierto costero, debería ser estudiado y protegido”, explicó el profesor Guerra.
Protección
Al existir flora y fauna que generan un ecosistema, señala el académico, debería existir la preocupación de organismos del Estado, que en primera instancia debería ser el SAG “sus profesionales tendrían que ponderar el valor de esta área y en base a eso, buscar la forma de protegerlo”.
De acuerdo a la legislación actual, también podría ser que la Municipalidad de Antofagasta lo declarase como un área verde, lo cual implicaría que sólo se podrían realizar proyectos de índole turística o educacional. “También la CONAF tendría algo que decir al respecto, en resumen, existen muchos organismos y mecanismos por los cuales se podría proteger y proyectar esta aguada”.
Impacto Ambiental
El director del CREA de la UA también llamó la atención sobre la estación de combustible que se construye en la parte sur del oasis. “Se supone que la empresa debió considerar esta aguada al momento de ingresar el proyecto al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental, y que por lo tanto, durante ese proceso se hicieron algunas exigencias para proteger este ambiente natural”.
En ese proceso de evaluación también participan algunas autoridades “habría que investigar cómo fue el comportamiento de ellos en esa instancia, si fue el adecuado o solamente soslayaron la existencia de esta aguada”, precisó el doctor Guerra.