El doctor en Astronomía y director del Centro de Investigación, Tecnología, Educación y Vinculación Astronómica de la Universidad de Antofagasta, Eduardo Unda-Sanzana, manifestó que no debería ser una excusa de la mala iluminación en las ciudades la existencia de un marco normativo que protege la oscuridad de los cielos. “Eso es falso, las reglas permiten iluminar bien, pero tienes que enfrentar el desafío de hacer esa buena iluminación dentro de la reglas”, afirmó.
El académico explicó en detalle la norma contra la contaminación lumínica, su objetivo y los mitos que se han instalado durante sus revisiones con el paso de los años. Esto, luego de que el alcalde de Mejillones, Marcelino Carvajal, manifestara críticas respecto de que el cumplimiento del decreto obliga a los municipios a instalar luces cálidas y que generan zonas más oscuras con un impacto en la percepción de inseguridad.
“El problema es que la gente dice que en tal zona se ve muy oscuro, sí, porque precisamente muchas veces está rodeada de otras luces que son demasiado potentes. Si homogeneizáramos las luces de ese sector a un mismo nivel, la gente vería súper bien, pero esa improvisación en las soluciones, ese descontrol en cómo solucionar la inquietud legítima de la gente de que está muy oscuro para transitar de manera segura, es donde se necesita más trabajo”, advirtió.
Unda-Sanzana añadió que un concepto clave es que ante el problema de mala iluminación la respuesta es mejor iluminación, no más iluminación, porque “hay quienes están tratando de homologar la idea de mala iluminación con baja iluminación”. El doctor recordó que el control de la contaminación lumínica va mucho más allá de la variable astronómica y que al revisar la norma se encuentra como uno de los primeros y más importantes fundamentos, los efectos negativos de la contaminación lumínica en la salud humana.
“Una autoridad podría enfrentar esas reglas como un desafío al cual pueda responder de manera informada, con base en los niveles de avance científicos y tecnológicos, exigiendo a sus equipos asesores que hagan diseños inteligentes, que estén a la altura del nivel mundial que corresponde a las condiciones astronómicas que tenemos en nuestro entorno y también a las condiciones de la diversidad de las aves marinas, la fauna del mar y la protección que queremos dar a la población frente a distintos polutantes”, declaró el académico.
Además, frente a las críticas realizadas por el edil de Mejillones, recordó que en la tramitación del decreto no hubo ninguna expresión de parte de ningún municipio, incluido el de Mejillones, a pesar de que se manifestaron diversos ministerios y organizaciones. Por ello, la queja de que no fueron consultados es infundada, ya que hubo un proceso largo de revisión en el que los municipios pudieron hacerse presentes, manifestar sus preocupaciones, y éstas hubieran sido respondidas y consideradas por el Ministerio de Medio Ambiente al redactar la normativa. “No parece correcto que entonces, tras no haber participado del proceso, se declare que no se les consultó”, dijo el académico.
- ¿Cuál fue el propósito de esta normativa?
La normativa de la que estamos hablando es la de contaminación lumínica, que, como sabemos, viene de fines de los años 90 y periódicamente tiene que pasar por un proceso de revisión, algo que inició hace unos cuatro años. Estas revisiones se concretaron dentro del último par de años y hubo un decreto a fines del 2023 que entró en vigor en octubre, esa es la línea de tiempo.
El fundamento comienza en los años 90 y va sufriendo cambios técnicos, así como tienen lugar las distintas revisiones. La primera normativa tuvo como foco principalmente el cuidado de los cielos para efectos de la astronomía y por eso se aplicó solamente en tres regiones del norte. La segunda, del año 2012, cambió un poco el foco y empezó a preocuparse más del ahorro energético, pero aun así se aplicó solamente en Antofagasta, Atacama y Coquimbo. Y la última revisión, que es la que entró en vigencia ahora, es una normativa en la que el foco cambia mucho, principalmente estamos hablando de los efectos negativos de la contaminación lumínica en la salud humana; la preservación de la biodiversidad, también está el tema astronomía, pero con mucho de potenciar los emprendimientos en astroturismo y permitir que los territorios sigan teniendo ese potencial y no lo pierdan en el futuro.
Es por estos fundamentos nuevos que ahora la norma se aplica en todo Chile y es uno de los cambios más significativos, no se ha abandonado el efecto positivo que tiene la preservación de los cielos oscuros, pero pasó a primer plano que en los últimos 20 años acumulamos mucha evidencia científica de que la contaminación lumínica tiene efectos negativos en la salud humana, destruye o pone en riesgo ecosistemas y en algunos casos de especies que son incluso de interés económico con efectos negativos difíciles de ver hasta que se empiezan a estudiar. Estas son las nuevas motivaciones de la normativa y hay algunas cosas que quedaron fuera, porque no se alcanzaron a estudiar tan cuidadosamente, pero también son parte de la nueva fundamentación, al menos a nivel de la discusión en torno a ella. Por ejemplo, que el control de la contaminación lumínica ayuda a controlar temas como el cambio climático. Así que termina yendo mucho más allá de la argumentación astronómica con la que comenzó.
- ¿Qué cambios son los sustanciales?
Son dos y el primero es el tema de la cobertura territorial, ya que ahora la normativa vale en todo el país y eso por sí solo es un argumento bastante fuerte para contestar a las críticas relacionadas con la aplicación de la normativa. Cuando decimos que como somos una región que tiene los observatorios, entonces vivimos una serie de efectos negativos, lo que es debatible, pero por lo menos vemos que ni siquiera se sostiene el argumento de que esto se está aplicando solamente en el norte de Chile, es en el todo el país.
Lo segundo es que pensando en una protección específica de la zona donde están los observatorios astronómicos se crearon una serie de áreas astronómicas, como parte de una propuesta de un comité que lideré, pero que estuvo formado por expertos de todo el país y que se presentó al Ministerio de Ciencia en el 2021 y que se decretó el año pasado. En estas áreas rigen las mismas exigencias en general que en todo Chile, pero cambian algunos parámetros, en el sentido de que, por ejemplo, si a alguien no le gusta la luz amarilla, igual le toca poner la luz más más cálida en todo el país o en un área astronómica, pero es una luz ligeramente más cálida que en el resto de Chile. No es que no uses una luz más cálida por no estar en un área astronómica, las prohibiciones no son completamente distintas, sino que se hacen como ciertos énfasis, en el país es una luz más cálida y en las áreas astronómicas es una un poquito más.
Los plazos para el cumplimiento de algunos aspectos de la normativa en las áreas astronómicas son más acotados. Las prohibiciones son muy similares, cambian los énfasis, sin embargo, la creación de esas áreas es importante, porque da cuenta de la presencia de los observatorios y funciona como una especie de perímetro de protección. De todos modos, la normativa dispuso consideraciones excepcionales respecto a que, si eres una comuna cercana o lejana a un observatorio, a pesar de estar en un área astronómica y la manera en que funciona es un poco distinta a cuando es una comuna cercana como Taltal o Antofagasta con relación a Paranal, versus una comuna lejana como Mejillones.
- Desde el punto de vista técnico, ¿es una percepción o un hecho objetivo el reclamo de que el alumbrado público emite menos luz durante las noches?
Creo que eso es algo que hay que medir con un luxómetro. La interrogante apunta a si cualquier emisión de menor luz tiene que ver con que la norma establece que debe emitir menos luz y ahí hay un mito que hace mucho tiempo se instaló por parte de algunas autoridades que decían este tipo de cosas un poco para excusar la situación de baja o mala iluminación en Antofagasta y en otras ciudades. Y eso se ha mantenido como una respuesta fácil de la autoridad cuando no quiere hacer un diseño inteligente de iluminación, porque una baja iluminación no necesariamente está asociada a la aplicación de la normativa, que lo que hace es poner ciertas reglas del juego, que establece límites respecto a la orientación de la luz, a la coloración, los horarios de funcionamiento de ciertas luces, cosas de ese estilo.
En ninguna parte la normativa dice que la ciudad tiene que estar menos iluminada. Eso es un mito que no tengo idea de dónde sale, pero no es lo que dice la normativa, que establece las reglas del juego y dentro de esas regla, la autoridad que toma las decisiones sobre cómo iluminará tiene plena libertad. Puede diseñar con ayuda de expertos una iluminación que sea homogénea a lo largo de toda la ciudad, de manera que se vea súper bien, que se vea incluso mejor que hoy, a largas distancias. La diversidad de luces de distintas potencias y colores impide eso, aparecen islas oscuras que son generadas por las mismas luces más potentes que están en algunos lados y en otros no. La solución no es poner luces más potente en todos lados, sino hacer más homogénea la luz y no necesariamente tener más luz, sino que sea mejor.
Y ese es el tema, una autoridad podría enfrentar esas reglas como un desafío al cual pueda responder de manera bien informada, con base en los niveles de avance científicos y tecnológicos que tenemos como humanidad, exigiendo a sus equipos asesores que hagan diseños inteligentes, que estén a la altura del nivel mundial que corresponde a las condiciones astronómicas que tenemos en nuestro entorno y también a las condiciones de la diversidad de las aves marinas, la fauna del mar, la protección que queremos dar a la población frente a distintos polutantes.
Mientras en otras partes del mundo se empieza a experimentar con sistemas muy avanzados de iluminación, asistidos por inteligencia artificial, por ejemplo, de manera que cuando alguien transita tiene una luz apropiada al movimiento de las personas, al uso que del espacio público. Y esa misma inteligencia se preocupa de controlar que cuando no hay nadie no exista un derroche de energía que nadie ocupa. Acá no estamos teniendo este tipo de discusión de ciudades inteligentes, estamos aún en una discusión añeja de hace como 20 años respecto a que se necesitan luces más potentes. Esto es lo mismo que pensar que el ruido del centro de la ciudad lo solucionáramos con que cada persona tenga un parlante más potente, eso no hará que nos escuchemos, simplemente generará más ruido. En este tema es exactamente lo mismo, si empiezas aisladamente a poner luces más potentes en todos lados, es lo mismo que homogeneizar la luz dentro de las reglas del juego. No debiera ser la excusa de la mala iluminación de las ciudades que hay ciertas reglas que impiden iluminar bien. Eso es falso, las reglas permiten iluminar bien, pero tienes que enfrentar el desafío de hacer esa buena iluminación dentro de las reglas.
CUESTIONAMIENTOS
- ¿Por qué cree que parte de la comunidad y algunas autoridades están cuestionando el uso de la luz tenue?
Falta un trabajo de educación, creo que la población tiene que estar bien educada sobre el tema y debiera ser un elemento distintivo de Antofagasta tener una educación de primer nivel en esta materia, de manera que en los colegios se pueda introducir más la enseñanza de esta temática en educación ambiental. De modo que cuando ese escolar finalmente sea una votante elija autoridades que no podrán ofrecer excusas del tipo “las normas no me dejan hacer bien el trabajo”, porque eso no es un argumento muy fuerte, sino que en realidad suena a una excusa.
Un votante bien informado, que sabe lo básico del tema, se dará cuenta que, si finalmente implementamos buenos sistemas de iluminación, que no es lo mismo que tener luces más potentes, sino que sean mejores, ganamos todos. Ganamos por el lado de proteger la salud de la población, proteger la biodiversidad, la protección de los nichos económicos de lugares como Mejillones, que quiere fomentar el turismo y podría matar el turismo astronómico que podría tener instalando luces incompatibles con la astronomía. Ese votante el día de mañana escogerá a la autoridad que evidentemente sepa bien del tema y que proponga enfrentar este desafío con lo que sea el estado del arte del conocimiento mundial respecto a la temática.
En Canarias (España), otra de las capitales astronómicas del mundo, no están con estas tensiones entre los gobierno de las islas y el mundo científico, trabajan de la mano y se sienten orgullosos de sus sistemas de iluminación modernos. Ellos están exportando sistemas de iluminación, la manera en que preservan la calidad de sus cielos, están exportando la tecnología que aplican dentro de las Islas Canarias para iluminar bien. ¿Por qué en Antofagasta no estamos haciendo eso y estamos aún con una discusión anticuada de que deberíamos tener luces más potentes para ver mejor? En países más desarrollados, donde hay mayor cercanía entre el conocimiento científico y tecnológico y la toma de decisiones, el mensaje es completamente distinto y no es que sepan menos de lo que sabemos acá en Chile, probablemente es lo contrario.
Es gente que sabe muy bien que exportar tecnología, cuando finalmente sea aplastante la evidencia para otros países del mundo, los dejará en una posición de ser quien vende a los otros. Acá también debiéramos ser suficientemente inteligentes para aprovechar el conocimiento que estamos generando, la fuerza de nuestras universidades, de nuestros centros de desarrollo de investigación y tecnología, para estar haciendo nuestros propios experimentos con los tomadores de decisiones. Mostrar sistemas de iluminación que estén dentro de las normas y que sean súper buenos para ser punteros internacionalmente, pero eso requiere que dejemos atrás estas tensiones. Falta educación, por una parte, voluntad de trabajar más cercanamente entre el sector que toma decisiones a nivel en estos temas, los alcaldes con las comunas y los centros de investigación y desarrollo científico y tecnológico local que investigan estos asuntos.
EDUCACIÓN
- ¿Los observatorios, uno de los factores por los que se dictó esta normativa, han realizado vínculos suficientes con las comunidades cercanas para que entiendan lo que se busca con estas modificaciones?
Los observatorios sí han hecho su parte, hay bastante de lo que podríamos hablar respecto al trabajo directo con las comunidades, la creación de fondos que tratan de buscar un acercamiento entre la actividad astronómica y diversos intereses de las comunidades. Pero al final nos quedaríamos en el mismo argumento de que “todo esto es por los observatorios astronómicos, así que es responsabilidad de los observatorios educarnos y compensar todas estas molestias”. Sin embargo, hoy desde muchos ángulos de la ciencia sabemos que el control de la contaminación lumínica va mucho más allá del tema del tema astronómico. Al leer la norma se encuentra como uno de los primeros y más importantes fundamentos, los efectos negativos de la contaminación lumínica en la salud humana. Todas estas luces con las que a veces llega una autoridad sin tanta experiencia en la materia o que quiere hacerse de un apoyo fácil de distintos sectores populares apelando a la ignorancia de la de las personas, que lamentablemente es el problema, diciendo que deberíamos poner estas luces porque se vería mejor. Pero si vamos a ver la literatura científica, sabemos que al final son luces que nos enferman, que hacen mal a los a los ecosistemas cercanos.
Cuando empezamos a ver mortandad masiva de aves, que el loco como uno de los moluscos de interés económico de Chile comienza a verse afectado en su desarrollo y después la especie ya no es tan atractiva económicamente. Cuando empezamos a ver que también la polinización nocturna en los lugares donde hay mayor actividad agrícola se ve afectada, generando efectos negativos en la agricultura y todavía no sacamos el tema astronómico. Si lo sacamos también lo podríamos poner primero por el tema del turismo astronómico y todos los emprendimientos que se podría hacer en ese sentido antes de la investigación astronómica como tal.
Por qué tendría que ser únicamente el observatorio astronómico el que debe hacer algo. Acá todos tenemos que hacer, pero si la autoridad quiere basar sus decisiones en evidencia, en el estado del arte del conocimiento científico y tecnológico, que se asesore de expertos en la materia, que se asesore del Ministerio de Medio Ambiente que ha concentrado expertos e inyecte recursos para hacer pilotos de buena iluminación en algún barrio de la comuna. Esto, para que estemos todos de acuerdo en que está bien iluminado de acuerdo con las normas y que la gente quede contenta con la calidad de la iluminación. Que establezcan normas locales, dentro de las normas, de manera que sirvan para orientar las acciones de los privados, que a veces se ponen a hacer cada cosa para solucionar el problema de su casa, pero resulta que al hacerlo empiezan a iluminar espacios públicos, la calle, la plaza y terminan enredando más el tema, porque hay que intervenir luces de privados. Hay varias cosas que los alcaldes podrían hacer sin tener que considerar que los observatorios estén resolviendo el problema, tanto educativamente como de implementación de las distintas normativas.
- ¿Cuál es la clave para trabajar en estas inquietudes?
El concepto clave es que ante el problema de mala iluminación la respuesta es mejor iluminación, no más iluminación. Ahí está el quid del asunto, porque hay quienes están tratando de homologar la idea de mala iluminación con baja iluminación. Pero resulta que ese concepto de alta y baja es una cuestión de diseño y de percepciones. La pupila humana se contrae, se expande, dependiendo de las condiciones de iluminación que enfrentamos. Si a una persona la apuntan directamente al ojo con una linterna su pupila se contraerá. Si está en un ambiente más oscuro, en casa, con luz más baja, la pupila se empieza a expandir. Pero qué pasa si bruscamente se pasa de una luz muy potente a una muy baja, continuamente se expande, se contrae y ese proceso no es instantáneo, demora un buen rato. En astronomía cuando quieres salir a observar las estrellas, siempre le decimos a la gente tiene que estar unos 15 minutos en la oscuridad para recién dejar que su pupila se expanda lo suficiente para ver bien el cielo estrellado. En un paseo por una cuadra cualquiera, hay que fijarse en las luces, cuántas halógenas hay versus las de otro tono y las que una persona tenga en el pórtico de su casa que son de otro tipo. Es una ensalada de luces de distintos colores e intensidades que hace que la pupila finalmente nunca esté en un estado continuo en un cierto nivel de expansión para percibir una luz que es homogénea.
Por eso el énfasis está puesto en que la luz sea homogénea. Alguien podría decir que necesitamos homogeneizar hacia arriba, bueno, es lo mismo que homogeneizar hacia abajo. La pupila humana puede funcionar con un nivel medio de expansión y de todos modos estarás viendo igualmente bien que si la tuvieras súper contraída, porque estás ocupando luces muy potentes.
El problema es que la gente dice que en tal zona se ve muy oscuro, sí, porque precisamente muchas veces está rodeada de otras luces que son demasiado potentes. Si homogeneizáramos las luces de ese sector a un mismo nivel, la gente vería súper bien, pero esa improvisación en las soluciones, ese descontrol en cómo solucionar la inquietud legítima de la gente de que está muy oscuro para transitar de manera segura, es donde se necesita más trabajo.
Hay trabajar este concepto, que se necesita mejor iluminación, empezar a hacer pilotos de iluminación que sirvan como modelo para mostrar a la gente y probar in situ para que estemos todos contentos. Que una persona pueda ver a simple vista tranquilamente a dos cuadras de distancia sin ayuda de ningún instrumento especial, solo con sus ojos y darse cuando hay alguien más transitando, cuando viene un vehículo. Esto se podría implementar en otros sectores de manera más masiva y podría ser hasta un modelo a exportar, pero esto requiere un trabajo mancomunado y una inyección de recursos para hacer esas pruebas. Creo que podría ser un muy buen camino para seguir.
Esto es como el uso de los focos de alta resolución, con los que muchos propietarios han dotado a sus vehículos, sin importar los efectos que ocasionan en los otros usuarios, que encandilan y enceguecen, generando una gran cantidad de accidentes y las autoridades fiscalizadoras responsables ausentes.