– Aló Buenos días ¿Profesor Corazón?
El mismo que viste y calza, ¿en qué puedo ayudarle?
– Mire profe, la verdad es que es una situación un poco vergonzosa, pero no tenía a quién más acudir, por eso lo llamo profesor…
No se preocupe mi estimado paciente, que esta consulta es 100 por ciento confidencial y su problema no saldrá de acá.
– Lo que pasa es que hace unas semanas descubrí que mi media naranja andaba en cosas raras, llegaba tarde a la casa, se convirtió en fanática de los jugos de frutas y anda todo el día escuchando música que antes no escuchaba, creo que “bachata” se llama ese ritmo. Busqué en Youtube como se baila y me parece un escándalo, son todos unos degenerados…
¿A que se refiere con “cosas raras”?
– Nosotros ya llevamos un tiempo juntos, pero desde que asumí un cargo importante en una región del norte, he notado que sale más, e incluso me ha pedido que la llame “mami”, cuando siempre le he dicho “Amorcito Corazón”, pensé que le gustaba…
Usted está planteando que…
– ¡Si profesor! Es lo que usted está pensando. Y de verdad no sé que hacer , si yo me porto re bien y ella también. Yo creo que son ideas extranjeras que le han influido en su cabecita y la hacen hacer estas cosas.
Oiga y qué le dicen sus amigos
– Nada profesor, ¡nada! Le contaba que hace poco asumí un cargo importante y pensé que tenía muchos amigos. De hecho cuando llegué organicé un asado para pagar el piso y no llegó nadie. Y yo que había preparado un karaoke, porque yo canto re lindo profe, si incluso grabé un disco y todo.
¿Y por qué cree que lo dejaron solo sus amigos?
– No sé profe, si yo soy súper simpático y buena onda. Yo creo que es envidia. Cuando era chico todos me tenían mala porque los acusaba con el profesor, pero yo no lo hacía en mala onda, era para que fueran mejores personas. Ahora todos estos amigos andan hablando a mis espaldas, los tengo cachados…
A ver, para resumir el cuento, ¿su media naranja anda en pasos malos por culpa de un extranjero y sus amigos no le dan bola?
– Siiiii, estoy desesperado profesor, no sé que hacer por eso acudo usted porque nadie me ayuda y me dijeron que usted era el hombre indicado que podía hacerme retomar el rumbo…
Soy capo pero no mago. Usted lo que necesita es un tratamiento más exhaustivo. Venga a visitarme a la consulta personalmente. Oiga, antes que me cuelgue, dígame su nombre…
– No profe, ahí no más, y no se le vaya a caer el cassette, mire que lo que plenamente identificado…
Cualquier semejanza con la vida real es sólo coincidencia
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