Como se sabe, cada verano chileno hemisférico trae consigo lluvias de distintas intensidades en el sector cordillerano de la Primera y Segunda Región Chilena, que coincide con las zonas más áridas no solo de Chile sino del Planeta. Por tanto, estas lluvias son eventos hidrometeorológicos de gran importancia para esta zona.
El Centro de Catástrofes de la UA ha venido estudiando éstos desde hace mas de dos décadas. Estas lluvias tienen un doble impacto en la zona. El primero, corresponde a lo que los hidrólogos llaman la “recarga de los sistemas hídricos”. De modo que durante estas lluvias los acuíferos subterráneos reciben el aporte anual, como en general no existen ríos permanentes, constituyen un recurso muy importante para la II Región. Luego, los pocos ríos permanentes continuarán subsistiendo gracias a la infiltración de agua en las partes altas las que luego bajarán lentamente en el transcurso de varios años hasta los ríos para alimentarlos.
Por ejemplo, el Rio Loa mantiene caudal constante, aunque durante varios años no llueva en la cordillera. Finalmente, los embalses se recargan también a expensas sobre todo de lluvias extremas. Por tanto, esta parte de las lluvias altiplánicas son una bendición natural, lo contario haría casi insostenibles las actividades humanas en el desierto alto y medio. Recuérdese que la ciudad de Antofagasta, Tocopilla y otras se alimentaban de aducciones provenientes de la Cordillera.
La otra cara de la moneda, es lo malo de estas lluvias torrenciales, la primera característica es que son lluvias de tipo convectivo, esto es, no es un frente de lluvias, sino parches de nubes que se movilizan desde el Amazonas atraviesan la Cordillera de los Andes y alcanzan hasta la mitad del desierto en ocasiones excepcionales, de modo que puede en un lugar haber un sol esplendoroso y unos kilómetros mas allá llueve torrencialmente y como las hoyas hidrográficas son extensas, colectan agua generando avenidas sin aviso en lugares mas bajos de las numerosos quebradas.
En el pasado reciente, esto no era problema pues solo afectaba los poblados cordilleranos que conocían estos eventos y se manejaban perfectamente, pero ahora la actividad minera y energética ha poblado gran parte del desierto y no conocen estos sucesos, de modo que crece el potencial destructor de las avenidas, aluviones y crecidas y otros. Al mismo tiempo, la infraestructura vial, energética y de agua con frecuencia se ve afectada culpando de manera injusta al clima, sin reparar que son las instalaciones las que se ubican en los sistemas de drenajes naturales de las hoyas hidrográficas, obviamente una lluvia más intensa que lo común obliga a evacuar aguas por cauces anteriormente secos pero que el sistema tiene labrado desde el último millón de años como canal natural y parte suya.
Investigadores del Centro de Catástrofes de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Antofagasta desde hacen más de dos décadas vienen desarrollando modelos matemáticos para calcular los volúmenes de agua y barro que pueden descargar estas hoyas hidrográficas con el objeto de modelar los cursos y volúmenes descargados tras tormentas severas en el desierto. Esto permite a los usuarios conocer la trayectoria que tendrán los flujos de agua-barro que puede generar una lluvia en una determinada localidad, siendo de gran utilidad pues permite conocer qué instalaciones se podrían ver afectadas y cuales no. A partir de esta visión incluso de video se ofrece la oportunidad a los ingenieros y expertos para diseñar obras de mitigación o derechamente cambiar la instalación de lugar, así también elaborar los planes de contingencia para poner a resguardo las personas basadas en un teatro de operaciones muy cerca de la realidad.
El día 14 de febrero reciente hubo una tormenta severa en el sector del poblado de Caspana, los valores de precipitación aportados por INIA en tiempo real permitieron conocer la estructura de la tormenta, la cual se extrapoló a la hoya del Alto Loa para conocer los volúmenes de agua que pasarían por Calama. Se aplicaron dos metodología diferentes para obtener los resultados, la primera, basados en las lluvias y las áreas colectoras, mientras que la segunda basada en los parámetros hidráulicos del cauce. En ambo casos el caudal peak que se habría registrado a la altura de Calama son 264 y 233 m3/seg., respectivamente. Resulta interesante observar las crecidas anteriores más notables por su destructividad; 1865,1916,1987, 2001, 2012, 2015, 2017, 2019 y 2025, por supuesto han ocurrido otras crecidas en los años 70 y 80 de menor tamaño, lo que indica que a partir del 2001 la Hoya del Alto Loa pasa por un “ciclo húmedo”, a nuestro juicio muy beneficioso para los recursos hídricos de la Hoya. Tal vez parecido a los años 70, 80 y 90 caracterizados por la influencia de los Niños mas potentes del siglo pasado. Este ciclo debe ponernos en alerta, toda vez que no sabemos si la torrencialidad del Río Loa podría aumentar en los años siguientes.
Lo más recomendable es conocer las trayectorias de los flujos a través de simulaciones en escenario más severos que el recién pasado, para prevenir pérdidas humanas y materiales, hoy se puede realizar sin mayores costos, lo permiten las nuevas tecnologías, pero también deben realizarse simulaciones en los poblados y faenas mineras, de modo que la gente conozca los lugares por donde va a pasar el barro y agua, pero por sobre todo, por donde no va a pasar, lugar que permite poner a salvo los trabajadores y personas, “zona se seguridad”.
Finalmente, el Centro de Catástrofes calculó vía software SCVP propio, el volumen aportado por la ultima crecida, 14 millones m3, si se toma como referencia el embalse más grande de la II Región Conchi, tiene una capacidad de 22 millones de m3, entonces esta lluvia fue capaz de movilizar el 65% de la capacidad de este embalse, dicho de otra manera, podríamos haber llenado el 65% de un embalse semejante a Conchi. Esto nos deja una reflexión, si el agua es tan escasa por qué dejamos que se pierda. Es posible que desde el 2001 a la fecha, hayan pasado al mar unos 70 millones de m3. O sea, unos 3.2 embalses Conchi, algo insólito en el desierto más árido del Mundo.