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Mucho se dirá de la reciente elección municipal, pero lo que nadie podrá decir es que fue una sorpresa; resulto electa la candidata favorita, quien supo llevar a cabo la campaña más exitosa de la presente elección ¿mérito de la candidata o demerito de sus rivales? Ambas.
Lo más relevante es que hubo una disminución de aproximadamente 10.000 votos con respecto a la anterior elección municipal, lo que se explica con la desaparición de un nicho electoral, el voto evangélico encarnado en las últimas elecciones por Eslayne Portilla, y por el mal llamado “descontento popular”. Lo cierto es que la reducción pudo haber sido mayor, pero Ricardo díaz logro atraer votantes “primerizos” lo que amortiguó el descenso.
La derecha, hoy Chile Vamos anteriormente Alianza Por Chile, solo sacó los votos que históricamente saca su conglomerado en la elección municipal por Antofagasta, cercano a los 14.000 votos, misma cantidad que Constantino Zafirópulos el 2008, que es el techo histórico al que pueden aspirar, mientras que el voto duro de la izquierda, antes Concertación hoy difuminada, no logró llegar a su techo básico de 20.000 votos, los tres candidatos que representaban esa sensibilidad (Díaz, Araya y Merino) apenas llegaron a los 18.000 en conjunto, una reducción catastrófica que solo traerá fracasos a corto plazo si no reencantan a sus votantes.
Finalmente fue la bolsa de votantes de centro socialcristiano/populista quienes decidieron está elección, esos 30.000 votantes que jamás votan por la derecha dura ni por candidatos muy de izquierda. Solo dos candidatos apostaron por esa sensibilidad, Karen Rojo y Daniel Adaro, lo que traería como consecuencia la victoria de uno de los dos o la anulación de ambos, fue una apuesta peligrosa que al final del día se inclinó por la actual alcaldesa.
El votante antofagastino no varía en sus preferencias y es por esto que conociendo su inclinación histórica no resultaba difícil saber por donde se alzaría la victoria, eso sumado al patético desempeño del rostro más fuerte dos meses antes, Manuel Rojas.
Los principales derrotados de la jornada fueron Jaime Araya y Andrea Merino, ninguno de los dos pudo materializar su rendimiento histórico, Araya como candidato y Merino como coalición. Lo de Araya se explica por su excesiva izquierdización y su acercamiento a “los caudillos del interior”, lo de Andrea Merino por la poca disciplina de su conglomerado.
Chile Vamos puede sacar cuentas alegres ya que conservan intacto su nicho electoral, a pesar de la derrota de Manuel Rojas lograron 4 concejales, y un díscolo que solo traerá problemas. Lo mismo se puede decir del Frente Amplio, que logró conformarse como una coalición pujante, logrando la irrupción de Camilo Kong en el concejo municipal, Ricardo Díaz además logro un cuarto lugar frente a sus rivales de nicho electoral, a quienes supero.
Pero sin lugar a dudas es Karen Rojo la principal ganadora en estás elecciones, su triunfo no se lo debe a nadie, distinto a la elección anterior, su capital político se revaloriza y hoy es el doble de fuerte de lo que era, la autonomía política que posee hoy la faculta para jugar un rol clave en las próximas elecciones, y es por eso que todos se sentarán en su mesa en los próximos meses. La alcaldesa tiene hoy entre manos la trascendencia de un proyecto político que puede incluir la posibilidad de un tercer periodo, pues como decía Maquiavelo «… cuando se conquista por segunda vez un país que se había rebelado anteriormente es más difícil volverlo a perder».
Como conclusión podemos decir que está elección nos enseño dos cosas; las campañas de voto voluntario no se ganan con llamados “al pueblo” sino a quienes efectivamente pueden votar por ti, y que una buena performance vale más que cien ideas buenas.
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[…] Publicado en “El TimeLine” […]