El último país en sumarse al espionaje estadounidense ha sido Alemania. Después de que Le Monde descubriera que la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) había tenido acceso a más de 70 millones de comunicaciones, entre llamadas telefónicas y mensajes de texto, entre los días 10 de diciembre y el 8 de enero; ahora ha sido Der Spiegel el que asegura que Estados Unidos habría espiado durante años el teléfono móvil personal de la canciller alemana, Angela Merkel
Merkel llamó personalmente al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, para pedir explicaciones ante esta información y le ha advertido de que «tales prácticas, si se comprueba la veracidad de las informaciones, son totalmente condenables y absolutamente inaceptables». Para la canciller, el hecho de que dos países como Alemania y USA, «socios y amigos«, se espien «sería un grave abuso de confianza«. Por su parte, Obama, según fuentes de la Casa Blanca, le ha asegurado a la canciller alemana que su país no está espiando las llamadas de su teléfono móvil y que “nunca ha tenido ni tendrá” esa intención.
Merkel se une a una lista de mandatarios molestos con las prácticas de la inteligencia estadounidense y que han pedido explicacionesa tanto a Obama, como a los embajadores estadounidenses respectivos. Es el caso de la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, o el presidente francés, François Hollande. México ha anunciado que se pondrá en contacto la semana que viene con el embajador de EE. UU. para tratar el tema del espionaje y los servicios de inteligencia españoles tienen la fundada sospecha de que la NSA también ha rastreado millones de conversaciones telefónicas, SMS o correos electrónicos con origen o destino en España.
El estallido del escándalo del espionaje estadounidense en Europa coincide con una Comisión de la Unión Europea que arranca hoy marcada por un tema que no lleva en su agenda, pero cuyos dirigentes consideran de suma gravedad. Así lo ha asegurado su vicepresidenta, Viviane Reding, apuntando que «es el momento de tomar medidas, no solo de hacer declaraciones”. Por su parte, el presidente de la Comisión, Jose Manuel Durão Barroso, también se mostró inusualmente duro y, aunque no citó directamente a Estados Unidos, comparó el escándalo actual del espionaje con lo que ocurría en la antigua Alemania comunista, la RDA.
Aunque el ardor de Barroso y Reding a este respecto no siempre es secundado por el resto del Ejecutivo comunitario, las revelaciones sobre el espionaje a Merkel obligan a los Veintiocho a lanzar un fuerte mensaje político de rechazo a las prácticas realizadas por la Administración de Obama.