El 9% de la dotación de Antofagasta Minerals, en todas sus operaciones, son mujeres. Cifra que está por sobre el 7,9% que presenta el índice de participación femenina en el rubro minero a nivel nacional, según cifras del Consejo de Competencias Mineras (CCM). Sin embargo, el propio Grupo Minero sostiene que “aún hay mucho por hacer” en esta temática y, por ello, desarrolla una estrategia de diversidad de género con planes de acción para fomentar la integración y el desarrollo de mujeres en sus diversas compañías.
Así lo expresó el Presidente Ejecutivo de Antofagasta plc, Iván Arriagada, argumentando que el grupo humano que existe en el Grupo Minero son también los impulsores que integran su Política de Diversidad e Inclusión. “Queremos reforzar nuestro compromiso con el desarrollo de una cultura diversa y al mismo tiempo inclusiva, que fomente la colaboración, flexibilidad y equidad, evitando cualquier sesgo de discriminación. Reconocemos y relevamos el rol que tienen las mujeres en nuestro Grupo Minero”, dijo.
En ese contexto el Grupo Minero participa en la Iniciativa de Paridad de Género (IPG) Chile, promovida por el Banco Interamericano de Desarrollo y el Foro Económico Mundial que tiene como propósito reducir la brecha de género y aumentar la participación económica y el progreso de las mujeres en el mercado laboral chileno.
Un dato no menor es que la cifra nacional de inserción femenina a la industria extractiva está por debajo de otros países como Canadá (20% de las trabajadoras en el sector) o Australia (16% de dotación femenina), por lo que Rabagliati afirma que “aún queda mucho por hacer, y Antofagasta Minerals va en ese camino para construir con equidad la minería del futuro”.
Voluntad
Cifras presentadas en el estudio de Fuerza Laboral de la Gran Minería Chilena del Consejo Minero, sostienen que sólo en la Región de Antofagasta existen más de cuatro mil mujeres trabajando en diferentes operaciones mineras, lo que representa el 44,7% del total a nivel nacional, siendo los cargos profesionales los que tienen mayor participación femenina, en desmedro de los perfiles de la cadena de valor principal, como operadores y mantenedores.
Un ejemplo de éxito de una mujer trabajando en la industria es Caroll Encina, supervisora de la Planta Química de Minera Antucoya. Es la única mujer de 19 personas que trabajan en dicha área y fue quien recibió a la propia Presidenta Michelle Bachelet en la inauguración de Antucoya el año pasado.
Para la jefa de turno, su experiencia en esta operación la describe como “una oportunidad que no desaproveché tenía que demostrar que no se habían equivocado conmigo. Me siento apoyada, respetada y valorada como mujer, me tratan como un igual, nunca he sentido discriminación por mi género”, dijo.
El desempeño de Caroll en la faena de Antofagasta Minerals fue tan positivo, que fue parte de las 10 mujeres destacadas de la minería, reconocimiento que le otorgó el Gobierno. “Las mujeres tenemos fortalezas que hacen más productivas las jornadas en faena. Somos sutiles, detallistas y más ordenadas. Quiero hacer bien mi trabajo y seguir creciendo en la operación”, concluyó.
Por su parte, Karina Pérez es operadora de un camión de extracción en Minera Zaldívar, llegó como operadora de entrenamiento y hoy es parte importante en la Mina. “Mi pasión son los camiones, desde pequeña, por lo tanto, en esta operación encontré la estabilidad laboral y el desafío de manejar estas impresionantes máquinas. Mis compañeros me respetan y han sido fundamentales para mi desarrollo como operadora, me dan tranquilidad, somos 70 compañeros y soy la única mujer”, explica.
Karina es enfática en dar un mensaje a las mujeres para que se atrevan a entrar al mundo minero. “Insto a las mujeres a que se atrevan a tomar este camino, que postulen y nos acompañen a quienes ya trabajamos en una actividad tan linda y que ayuda tanto a nuestro país. Hay que atreverse, porque la minería nos necesita”, finalizó.
Hasta 1996 el ingreso de mujeres a las minas estaba prohibido por el Código del Trabajo. Con ello, se sumaba la mitología minera, que decía que una mujer traía “mala suerte” en los piques, por lo tanto, la industria era considerada “sólo para hombres”. Un paradigma que poco a poco comenzó a cambiar y que hoy está obsoleto, siendo cada vez más la participación de mujeres en la minería chilena.