Con las tradicionales romerías, culminaron los talleres de flores de hojalata, que hace seis años SQM impulsa para rescatar esta técnica fúnebre que empleaban los habitantes de las ex oficinas salitreras que llenaron de gloria al norte de Chile.
Con los acordes de las bandas de bronce rompiendo el silencio y cientos de coronas de flores adornando las añosas cruces, más de noventa personas de Tocopilla, María Elena y Pozo Almonte realizaron una emotiva peregrinación por los olvidados cementerios de la pampa con el objetivo de homenajear – en el marco del Día de Todos los Santos- los restos de quienes dieron vida a la época dorada del salitre.
“Flores del desierto”, es el nombre de la agrupación que reúne a más de 20 mujeres de la localidad de María Elena, quienes desde hace seis años participan de los talleres “Flores de Hojalata”, iniciativa apoyada por SQM, que busca rescatar las tradiciones funerarias pampinas del norte grande.
Los cementerios visitados fueron los de las ex oficinas “Empresa” y “Ricaventura”, donde estas mujeres pudieron vivir una de las más significativas tradiciones pampinas. Al respecto, María Velazco, integrante de esta agrupación señaló: “Es el tercer año en el que participo y me encanta, porque me permite seguir el legado de mi madre que cuando niña me enseñó esta técnica. Es importante seguir con esto porque es parte de nuestra identidad y patrimonio”.
Por su parte, Pablo Pisani, gerente de Sustentabilidad de SQM mostró su satisfacción con el resultado de esta actividad: “como compañía estamos comprometidos a continuar apoyando este rescate patrimonial. Vemos que hay compromiso y pasión por parte de quienes participan. Estos ejercicios nos hacen empatizar con lo que es importante para estas localidades” señaló.
Un día después y bajo las nubes de la costa, fueron las integrantes del taller de Tocopilla, quienes continuaron con esta ceremonia, visitando los cementerios de Cobija y Gatico. Su monitora, Elena Gaete, expresó “este año fuimos más de 30 las mujeres que formamos parte de los talleres, y cada vez son más personas las que se entusiasman en participar, eso nos tiene muy contentas porque compartimos historias y experiencias relacionadas con la pampa”.
Ambas jornadas fueron acompañadas por alumnos del liceo de María Elena y el colegio Sagrada Familia de Tocopilla, oportunidad en que los jóvenes pudieron conocer y ser parte de esta antigua tradición pampina, y que a futuro serán los encargados de mantener con vida este legado.
Pampa del Tamarugal
En Pozo Almonte, con un desayuno pampino las participantes de este taller dieron inicio a la romería por los cementerios de la pampa del Tamarugal; una tradición entrañable que partió en Iquique, y que, por solicitud de la comunidad, este año por primera vez se trasladó a Pozo, donde estas vecinas y sus jardines de colores visitan los camposantos más olvidados del desierto.
Aproximadamente a las 9:30 horas, el bus comenzó su viaje de más de 50 kilómetros hacia el cementerio de la ex oficina Laguna, donde se depositaron las primeras flores de este periplo. Ahí, las artesanías confeccionadas durante los últimos tres meses por 31 pobladoras pasaron a adornar con colores el paisaje ocre del desierto.
Luego, la comitiva se desplazó unos 30 kilómetros al nororiente para llegar hasta el cementerio de la oficina Granja, unos de los más alejados de esta región, donde repitieron esta ceremonia bajo el sol abrazador de la pampa del Tamarugal. Ex vecinos de estas faenas silentes pudieron acompañar a estos deudos olvidados que hoy habitan los cementerios de Tarapacá.
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