«Es que no se explica, eso es lo más terrible». Estas son las primeras reacciones de Carolina Figueroa, presidenta de Fundación Emilia, tras conocer que el conductor que manejando en estado de ebriedad chocó a otro vehículo en Mejillones dejando a dos niñas y un adulto fallecido, tenía ya una condena por conducir con 2,48 grados de alcohol en la sangre y que poseía 47 incumplimientos a la reclusión domiciliaria que había dictaminado el Juzgado de Garantía de Antofagasta. El cual pese a todos los informes que delataban al sujeto, renovaba una y otra vez dicho beneficio en vez de hacerlo cumplir con cárcel efectiva.
- ¿Cuál es la primera sensación tras revisar estos antecedentes?
- Una sensación de total impotencia e impunidad que se ha mantenido en este tipo de casos que no solo se ve en Antofagasta sino también en Arica donde tuvimos un caso hace cinco días con antecedentes similares y en el cual, habiendo un fallecido de por medio, ni siquiera le dieron prisión preventiva sino que le dieron arresto domiciliario nocturno. Entonces es una realidad que se repite en zonas del país y que en definitiva mantienen la impunidad.
- En el caso del conductor de Mejillones ¿Cómo se puede explicar que tras 47 incumplimientos se mantenga el beneficio de reclusión nocturno domiciliaria?
- Es que no se explica, eso es lo más terrible. Que un sujeto que tenía una condena previa el 2014 por conducción en estado de ebriedad, después una el 2016 y tiene 47 incumplimientos de esa condena, no se explica por qué no se pidió una medida de prisión preventiva si se sabía que era un peligro público. Tampoco se registra un programa de reinserción ni de tratamiento de alcohol. Entonces aquí hay un problema de fondo y ese eso lo que tiene que responder el poder judicial, sobre cómo pasan estas cosas.
Al momento de analizar la cuál es la falla de fondo en todo este tipo de procesos, Figueroa asegura que responde a una crisis profunda del sistema judicial chileno producto de un exceso de garantías a los derechos de los imputados pero no de las víctimas.
- Una nota que la primera causa de este sujeto manejó con 1,04 grados de alcohol en el cuerpo, la segunda con 2,48. Cuando la conducta es repetitivas ¿tienden ir al alza?
- Sí. Cuando son conductas reiterativas efectivamente van al alza y se les pone freno cuando hay una conducción en estado de gravedad con lesiones graves o fallecimiento, que es a lo que no debemos llegar. Ahora, la pregunta que yo hago es ¿de quién era el auto que conducía? (…) si el auto era de él, entonces hacemos un llamado a hacer un registro de condenados con licencias suspendidas porque no puede ser que sigan adquiriendo vehículos y que provoquen este tipo de daños.
En Fundación Emilia también tienen una mirada respecto a quienes van de acompañantes de un conductor que se sube a un vehículo en evidente estado de ebriedad. Si bien saben que no existe responsabilidad penal, sí plantean que existe una responsabilidad ética y moral.
«Es un nivel de irresponsabilidad elevadísimo pues sabes que un conductor en estado de ebriedad o bajo el consumo de drogas puede generar daños enormes a la sociedad y el no decir “para” o al subirse y acompañarlo también te hace corresponsable moral y éticamente y creo que eso la gente no lo percibe con la gravedad que tiene», asegura Figueroa.
- ¿Crees que la Justicia debiera dar una explicación a la familia?
- El poder judicial debería estar dando explicaciones del porqué no puso coto a este tipo de conductoras si sabía que se estaba repitiendo. Es por eso que el poder judicial tiene que responder el porqué no funcionó en los 47 llamados de alerta que hizo Gendarmería diciendo que este tipo no estaba cumpliendo con la sanción impuesta. Sí, el poder judicial debe una tremenda disculpa que no repara, pero que debería ser moralmente solicitada.
- ¿Qué mensaje le dan a la familia de las tres víctimas fatales?
- Sí, por favor, que se contacten con la Fundación Emilia al correo [email protected] y nosotros podemos hacer derivación gratuita a abogados y también ayudar sicológicamente. Y aquí un llamado a los diputados y senadores de la región. Si saben que esto ocurre, pues pasa con frecuencia en Antofagasta, no es el primer caso, por favor póngase a pensar en la creación de un registro de condenados con licencia suspendida porque es necesario sacar de la calle a los conductores en estado de ebriedad que son reincidentes y que provocan este tipo de daños.