Una buena noticia recibieron durante este martes 17 de agosto los padres, familias y comunidad que llevaban adelante dos campañas para aprobar las leyes Mila y Dominga: la primera buscaba permitir un acompañamiento digno para niños, niñas y adolescentes hospitalizados o sometidos a prestaciones ambulatorias, mientras que la segunda garantizará la contención, empatía y respeto por las personas que sufran la muerte gestacional o perinatal de su hijo.
Tras diversos debates y modificaciones, ambas iniciativas fueron finalmente aprobadas en la cámara estableciéndose un plazo total de seis meses para que el Ministerio de Salud dicte las normas técnicas y mecanismos que se traduzcan en acciones concretas.
Ley Mila
Conocido fue el caso a principios de este mes de una madre que realizó el desgarrador registro de su bebé, paciente oncológica, que se encontraba orinada y amarrada a una camilla del hospital de niños Roberto del Río en la región Metropolitana, práctica que desde el establecimiento aseguraron se trata de un protocolo para contener a los niños y evitar por ejemplo que se retiren las sondas.
Lo cierto es que estos protocolos tienen cabida en establecimientos tanto público como privados al no permitir el acompañamiento de las figuras significativas de los menores en su periodo de tratamiento ambulatorio o peor aún, en caso de enfermedad grave.
La Ley Dominga establece que «en los reglamentos internos de los establecimientos de salud se deberá permitir el acompañamiento significativo (a los menores) en todo momento (…) con la presencia de quien tenga su cuidado, con la única excepción de que exista un peligro para el propio NNA u otros pacientes presentes en el lugar», acompañamiento que también se extiende a mujeres en trabajo de parto.
Por otro lado, la iniciativa asegura que quienes brinden acompañamiento a pacientes deberán recibir un trato digno y respetuoso en todo momento, otorgándoles todas las condiciones adecuadas para velar por la integridad física y psíquica de los pacientes.
Ley Dominga
Nombrada tras la experiencia de Aracelly Brito quien sabiendo que su hija en gestación ya estaba muerta no solo tuvo que soportar los rigores de un parto sino que también compartir en una sala común con otras madres que sostenían en sus brazos a sus recién nacidos. Ella solo pudo hacer lo mismo con su pequeña Dominga luego de que una anestesista intercediera para esto.
La iniciativa que promoverá condiciones más empáticas y protocolos de conductas definidos en las instituciones de salud para la atención de pacientes que experimenten un caso de muerte perinatal, también establece permisos laborales para todo trabajador ante la muerte de un hijo especificando un derecho a diez días corridos de permiso pagado, mientras que en caso que el fallecimiento se produzca durante su gestación el permiso se extiende por siete días hábiles.
Finalmente, los documentos también detallan un permiso de tres días tras la muerte del padre o de la madre del trabajador y de siete días corridos si el fallecimiento es de un cónyuge o conviviente civil.