Cada vez que asistimos a un fenómeno político en un lugar del planeta, siempre en nuestro país se trata de hacer una comparación con alguien de la fauna política nacional. Hace algunos años atrás, Marco Enriquez-Ominami, entre dos candidaturas presidenciales, se declaraba ser un Macron (Francia) chileno; del mismo modo, cuando Jair Bolsonaro ganó las presidenciales en Brasil, José Antonio Kast indicaba ser una especie de equivalente criollo, de hecho, fue uno de los primeros en ir a visitarlo una vez la victoria del político auriverde consagrada.
Después del estallido del 18/O, las características propias al país salieron a flote, y si observamos atentamente, al fin y al cabo, todas las teorías complotistas que pregonaban implicaciones internacionales a lo sucedido; estas nunca analizaron razones estructurales, sociológicas y “societales”; no lograron a demostrar fehacientemente las especulaciones avanzadas. Ahora, esas mismas voces se dedican a demostrar que una amenaza marxista existe al interior de la Convención Constitucional (CC) y que esta va a destruir el país, como hubiese podido ser el caso, irrevocablemente según esos mismos, sin el “11 de septiembre 73”. Sin embargo, basta solo observar un elemento.
Si alguien en Estados Unidos, cerca de las cúpulas decisivas del poder; como es el caso de algunos medios de comunicaciones; viese una amenaza “roja”, anticapitalista en cuanto al proceso que está llevando a cabo la Convención, jamás aparecería en portada, o seria reconocida favorablemente, una figura como la presidenta de esa asamblea. Incluyendo que sea un medio “demócrata”, de “izquierda” norteamericana (lo que no es equivalente a la izquierda en lo absoluto), como puede ser considerado Time Magazine, quien manifiesto ese apoyo. No es una comunista que se vio en portada en ese medio estos últimos días. Fue Elisa Loncon. Es decir, una persona que estuvo relacionada con el PPD y que fue electa presidenta de la CC gracias a los votos del Frente Amplio, descartando justamente en esa jugada la posibilidad que una comunista llegué a presidir la Convención. Esto ultimo quizás hubiese sido más revolucionario que si lo fuese una persona de origen mapuche. En todo caso, para los ojos de varios, hubiese sido mucho más peligroso. No es para nada el mismo tipo de liderazgo que estaba acá en juego.
Hoy, el proceso constituyente, desde las miradas de las grandes potencias, es visto favorable y positivamente. Y sabemos que las grandes potencias, sino siempre y sobretodo Estados Unidos y los intereses que representan, están presentes en los momentos decisivos de este país. Esa portada en el Time fue un espaldarazo al proceso constituyente. Eso es indiscutible y significa algo. Ahora, lo irónico, es que desde “adentro”, es decir visto desde Chile, el horripiloso desempeño de algunos ha afectado, también indiscutiblemente, la mística de la cual este proceso se había hasta ahora beneficiado. La luna de miel definitivamente se acabo, ahora ya no nos miramos con ojos de enamorados. La chilenidad versión siglo XXI terminó por alcanzar a la Convención y, de todos modos, asistiendo acá al proceso que nos va a llevar a la refundación de la matriz institucional, eso no podía ser de otra manera.
En un escenario donde la Convención Constitucional se transforma cada vez más en el centro de gravedad de la contingencia política, todo lo que sucede en torno a ella toma mucha importancia y tienen diferentes significados. Estando a dos meses de la elección presidencial, la tónica que involucra a la CC, bien que se haya disminuido, aún sigue vigente o a lo menos se beneficia de un respaldo electoral mayoritario, desde mi punto de vista absolutamente subjetivo.
El eco, es decir la segunda parte del plebiscito que vio ganar el “apruebo” con casi un 80% de los votos, lo que otorga un margen de desgaste bastante amplio, en la elección la más votada de la historia de Chile, será la presidencial. Y eso por múltiples factores, pero el aspecto crucial que muchos percibieron en el plebiscito de entrada al proceso constituyente, estos mismos, que no obligatoriamente lo percibieron en las elecciones que siguieron, lo van a volver a percibir en la elección presidencial. Y acá la definición es clara, como en el plebiscito. O se opta por la derecha; saliendo de un gobierno de esa misma índole; o se va hacia la izquierda, como una gran parte de la juventud lo viene reclamando.
Que esa situación va a influir sobre las legislativas, no cabe duda alguna. Desde mi percepción y en nuestra región, la caída de la lista de Apruebo Dignidad, si se confirma, va a favorecer enormemente a los candidatos de ese mismo sector, los que quedan en la carrera e inclusive una lista como la del PTR se puede poner a soñar. En la derecha, quizás también. Un electo saldrá seguro de esa lista, dos a lo mejor. Pero de lo que pueden estar convencidos en ese sector, es que en dos meses más, cual sean las condiciones futuras, su electorado no habrá crecido y el efecto Sichel, quizás en Antofagasta, no pese tanto como en otros lugares. Tiendo a pensar que más la opción de Gabriel Boric se refuerce, más el electorado de derecha tendrá tendencia a votar por lo que su adn le indique, apuntando con más seguridad hacia quien aparece como verdaderamente de derecha, versión “old school”. Esencialmente en lo que concierne las presidenciales. Acá, en la región, tenemos listas, para las legislativas, de candidatos “Republicanos”. Por eso, será muy importante escuchar a todos los que participan en lo que concierne sus opiniones, roles que ellos mismos visualizan en caso de victoria, diagnósticos que hacen de la contingencia, saber de sus propuestas, de lo que realmente piensan.
En la ultimas municipales, 28.000 antofagastinos votaron en la votación para alcalde, por una persona que no presentó programa alguno y que no asistió a los últimos debates. Hoy, el asunto de los vendedores ambulantes, el caso fundamental del vertedero que regresa a cargo del municipio, y el pobre balance en cuanto a gestión publica que va a dejar estas últimas fiestas patrias, deberían lógicamente invitar a los electores a saber por quienes van a votar. Por esa razón este mismo medio organizará debates. Porque no da lo mismo por quien se vota. Menos en tiempos tan especiales. Menos en este tan particular Chile.
Exactamente, sorpresivo, pero no fuera de orden, como se está sintiendo y mejor nuevo…. Que lo antiguo conocido… Y que no ha surtido de cambios, para nadie que lo ha necesitado y pedido…. Y como las experiencias políticas, así lo van mostrando….. Las próximas Presidenciales, como las Parlamentarias… Serán nuevas y sorprendentes… Ojalá nos den lo prometido y urgente.