En tiempos donde pareciera que todo avanza más rápido y que está definido por la incertidumbre laboral, educacional, y social; es difícil enfrentarse con plenitud a los próximos desafíos. Sumemos a ello que estamos solo a semanas de enfrentar la Prueba de Transición (PDT) necesaria para el ingreso a la educación superior.
Sin embargo, el indicador es normal. Pareciera que cada día que nos acercamos aumentan el nerviosismo, las dudas y las preocupaciones. Estamos ansiosos y si enfrentamos la prueba con esta ansiedad, crecen las posibilidades de tener un desempeño menor.
Pero toda evaluación genera ansiedad, es simple. En el caso de las pruebas de acceso a la educación superior es reiterativo, ya que aparece este sentimiento de que en cierta forma se determina mi futuro y, en uno de los peores errores, de si sirvo o no para funcionar en esta sociedad. Inclusive, si es que estoy al nivel de mis amigos o las expectativas de mi familia.
Solemos revisar en estos días una gran cantidad de información y consejos acerca de cómo enfrentar esta prueba, que van desde si van a salir a pasear el día anterior o tomar un desayuno liviano; pero siempre falta entender el contexto de fondo: la mejor estrategia para enfrentar la PDT es el manejo de la ansiedad.
La ansiedad es el principal enemigo, pero nunca debes olvidar que es parte de ti, es un mecanismo de supervivencia muy eficiente y ha logrado mantenerte vivo hasta el día de hoy, es el que lograba mantenerte despierto hasta tarde estudiando la noche anterior de un examen. Es por eso que debes abrazar a la ansiedad y agradecerle por cuidarte, pero también por brindarte más energías. No permitas que todo esto descontrole y afecte tu rendimiento.
La prueba de transición solo tiene como objetivo el seleccionar estudiantes, no mide inteligencia, capacidad o calidad de los establecimientos. No mide nada realmente, ni mucho menos las características de una persona; es solo un sistema de acceso.
Siéntete cercano con lo que siempre has hecho, donde te sientas más seguro, camina en terreno conocido. Conoces la prueba, has hecho muchos ensayos, no te preguntarán nada que no conozcas. Ahora, mantén tu ambiente y tu contexto tranquilo y cercano.
Como reflexión es importante notar que la decisión de elegir carrera, o vocación, no es la más importante de tu vida. Es una decisión relevante, pero no es la más importante. Hay muchos estudiantes que ingresan a su carrera al año siguiente, o que se cambian de carrera por dudas vocacionales; hay algunos que se atrasan y solo ingresan a trabajar más tarde; no pasa nada, la toma de decisiones no termina y más adelante deberás decidir una especialidad, un postgrado y un lugar de trabajo. En estos momentos lo que se espera es una decisión vocacional y no una definición de vida.