«Hay mucha invisibilidad del Estado. Además, la televisión muestra solo la parte fea nuestra, el 1% que destruye todo un proceso de mujeres luchadores organizadas. Yo me encargo de mostrar ese 99% de quienes estamos en la lucha, que decimos que esto es un tema de desigualdad». Así de clara es en sus planteamientos Elizabeth Leonor Andrade Huaringa, dirigenta social de campamentos en Antofagasta quien fue reconocida con el Premio Nacional de Derechos Humanos. Y méritos tiene de sobra.
Esta mujer, nacida en Perú, llegó a Chile en 1995. Sin embargo, no llegó a vivir a campamentos, sino que ese fue su entorno tras escapar de la Violencia Intrafamiliar que vivía de parte de su entonces pareja, y que soportó durante años. Un día decidió decir «no más» y tomó lo poco y nada tenía para trasladarse a vivir a la falta de los cerros de Antofagasta.
Desde ese territorio siempre se mostró inquieta por empoderar a las mujeres que -al igual que ella- habían sido víctima de la violencia. En paralelo, ese liderazgo también permitió mejorar la calidad de vida de su entorno.
Hoy es la vocera regional del movimiento nacional «Vivienda Digna», también creó la Corporación «Rompiendo Barreras» que aglutina a ocho comités de macro campamento Los Arenales, ha creado proyectos como jardines comunitarios, espacios autogestionados de mujeres sin trabajo, también es cofundadora de la Red Nacional de Organizaciones Migrantes y Pro Migrantes de Chile, entre otros logros.
Reconoce que este reconocimiento la tomó por sorpresa pues si bien sabía que la habían postulado, nunca imagino ganar. Hito que la transformó en la primera migrante en recibirlo a nivel nacional y también ser la primera habitante de la región en alcanzarlo.
«Uno hace las cosas por vocación, no porque te reconozcan (…) aquí estamos, un poco sorprendidas porque nosotras, las dirigentas sociales que trabajamos en el territorio, es nuestra normalidad ser solidarias, estar con la gente y ayudarnos (…) que todas estas cosas que para nosotros son rutinarias, hayan llamado la atención de una organización como el INDH y nos reconozca, es maravilloso», señaló Elizabeth Andrade.
La batalla: radicación con urbanización
Que mejor que desde ese mismo territorio se entreguen las claves para enfrentar desde las políticas públicas el tema de lo campamentos en Antofagasta, los cuales tienen rostro de mujer, pues cerca del 80% que ahí habita son migrantes, y jefas de hogar. «En nuestra corporación, por ejemplo, de los 48 dirigentes, 44 son mujeres», señala.
Asegura que la consigna es la radicación con urbanización. Es decir, permitir que se consoliden donde están y el Estado genere políticas públicas para abastecer de servicios y conectividad el lugar.
«Con un estudio que hicimos con plata del Serviu y Minvu, pudimos descubrir que en el espacio en que nosotros estamos se puede construir un edificio de 30 pisos, entonces ahí uno comienza a pensar que no quieren construir porque es un espacio que tiene valor», señala.
Además, agrega categóricamente que «los campamentos van a terminar cuando comiencen los espacios de radicación, obviamente que para hablar de radicación tenemos que hacerlo con cosas que tienen fundamento. Durante estos 7 años hemos sigo engrupidos (sic) de diversas maneras pero esto nos ha permitido empoderarnos. Hemos buscado una geóloga para que haga estudios de riesgo y nos dicen que sí, es de riesgo, pero mitigable (…) Todos los estudios topográficos que tenemos hablan de radicación, pero a cada rato que escuchamos que no es viable ni posible; sin embargo, (las autoridades) tienen que seguir trabajando con los campamentos pues como es una urgencia mejorar la situación de las personas vulnerables, pues siempre nos empobrecen y nunca engrandecen nuestro conocimiento, siempre nos dicen que no puede ser».
Para que se cumpla ese sueño se requieren voluntades políticas que hasta ahora no están, y lo sabe.
«Con este estudio que se financió que platas del Serviu descubrimos que donde estamos se puede construir hasta un edificio de 30 pisos. Entonces uno comienza a sumar 1+1 y se da cuenta que estos terrenos no se nos quieren dar, pues no se lo van a dar a los más pobres, mucho menos a los migrantes. Entonces, qué toca, seguir articulándose», agrega.
La primera «ciudad» latinoamericana de Chile
Pese a todo, Elizabeth asegura que seguirá luchando. Pues esa radicación del Macro Campamento Los Arenales tiene -también- rostro multicultural. El mismo que se imagina como una «ciudad latinoamericana», por la características de quienes ahí habitan.
«Es nuestro sueño. En la radicación con urbanización, en base a la ley 20.234, queremos construir la primera ciudad latinoamericana en Antofagasta pues nuestros vecinos somos latinoamericanos todos. (…) Los Arenales «Rompiendo Barreras» está articulada con muchas personas en el mundo, y también ellos respaldaron mi candidatura. Les decíamos que los ciudadanos del mundo nos hemos organizado para construir la primera ciudad latinoamericana de Chile», indicó Andrade.
Revisa la conversación completa en el programa «El Resto es Música» de Timeline.cl en Radio Sol.