A pesar de estar en medio del desierto más seco del mundo y mientras la zona centro norte del país atraviesa una sequía estructural de más de una década, en el área costera de la Región de Antofagasta no existe el riesgo de racionamiento del agua para consumo humano. Por el contrario, la certeza hídrica presente y futura nos ha transformado en un ejemplo de sostenibilidad en la producción de agua potable en Chile y Latinoamérica.
Esta paradoja se da gracias a las inversiones que estamos desarrollando en Aguas Antofagasta Grupo EPM, mismas que consolidan nuestra experiencia de casi dos décadas en desalación de agua de mar para producir agua potable. En efecto, estamos a punto de iniciar las obras de ampliación de nuestra Planta Desaladora Norte (PDN) de Antofagasta, que actualmente produce poco más de 1000 litros por segundo de agua potable, cubriendo con ello el 80% de la demanda de la ciudad de Antofagasta y el 100% de Mejillones.
La nueva infraestructura permitirá aumentar en un 53% la producción actual de agua potable de la desaladora, con lo que llegaremos al 100% de cobertura vía desalación en la capital regional, para abastecer a sus 360 mil habitantes. De esta forma, Antofagasta se transformará en la primera ciudad de Latinoamérica con más de 200 mil habitantes cuya demanda de agua potable se cubra completamente mediante desalación de agua de mar.
El costo de esta obra asciende a los 130 millones de dólares y corresponde a la mayor inversión en la historia de Aguas de Antofagasta, cuyo promedio anual de inversiones en los últimos 5 años ronda los 47 millones de dólares.
El proyecto se inició a finales de 2017 y forma parte del Plan de Desarrollo comprometido con la Superintendencia de Servicios Sanitarios (SISS), y a la fecha, hemos ejecutado cerca de 22.5 millones de dólares en ingenierías, compra de equipos y gestión del proyecto.
La etapa de construcción, desde su inicio, generará nuevos puestos de trabajo en la región y aportará a economía local mediante la adquisición de bienes y servicios durante los 20 meses aproximados que durarán las obras, esto se enmarca en la política de Aguas de Antofagasta de privilegiar el empleo y el mercado local en nuestros proyectos, contribuyendo así al desarrollo regional.
Esta ampliación garantizará la sostenibilidad del suministro a mediano plazo, usando una fuente de abastecimiento inagotable como es el mar. Además, a partir del año 2024, toda la energía que requiere el proceso de desalación contará con una certificación internacional de energía renovable (I-REC).
Las nuevas obras conllevan una serie de beneficios, como el asegurar el abastecimiento dentro del territorio operacional de la sanitaria, acompañar el crecimiento poblacional y productivo de la capital regional, además de dar espacio para una mayor cobertura con servicios sanitarios, incluso en sectores donde no prestamos servicios aún, como los campamentos, proyectos en el borde costero e iniciativas sociales. De esta forma, implementando y aprovechando la tecnología de desalación de agua de mar, nos sobreponemos a las condiciones climáticas adversas del territorio para preservar la vida y aportar al desarrollo de la Región de Antofagasta.