Hace poco me entrevistaron para consultar si los establecimientos educacionales conmemoran el 8M y, si bien la mayoría aún “celebra” este día con algún gesto, muchas personas se habrán dado cuenta que cada vez menos se regalan flores y chocolates, y se preguntan ¿por qué?.
La diferencia radica en que este es un día para conmemorar, lo que significa recordar un acontecimiento histórico que en este caso es referido a que cientos de mujeres en Nueva York en el año 1875 protestaron y se manifestaron por la desigualdad salarial, lo cual terminó con la vida de 120 de ellas.
Es por ello que este no es un día para “celebrar”, sino para conmemorar en distintas instancias en las cuales se releve el rol de la mujer trabajadora y cómo ello ha ido dando paso a una sociedad más igualitaria. Porque debemos reconocer que aún siguen existiendo falencias y discriminaciones en distintos ámbitos, como por ejemplo al preguntar si se tienen hijos e hijas para una contratación, ofreciendo menos remuneración en un mismo cargo o simplemente evitando la contratación de mujeres.
Ya con la pandemia de coronavirus las mujeres retrocedieron 10 años en el mundo laboral y deberán pasar más de 135 o 140 años para recién llegar a alcanzar distintos indicadores de igualdad.
Es por esto que el 8M es una fecha que nos recuerda que, sin la valentía de centenares de mujeres, lo que hoy parece casi alcanzado aún no está terminado, en el sentido que constantemente debemos estar posicionándonos como madres, hijas y trabadoras con desafíos y múltiples tareas.
Y aunque se alcance la “verdadera igualdad”, jamás dejemos de conmemorar un día que no sólo cambió la vida de cientos de mujeres que dieron su vida, sino de miles y millones en el mundo que aún las recuerdan y siguen su legado, sembrando espacios para una sociedad verdaderamente igualitaria.