Ahora que acabamos de conmemorar una nueva Semana Santa desde el mundo cristiano, podemos pensar en el Sábado Santo, día en que, según la tradición judeo cristiana, es el día en que Cristo desciende a los infiernos. En algunos pueblos del interior del Norte Grande podemos ver en este día las imágenes que decoran el interior de las iglesias y parroquias cubiertas por un manto color violeta en alusión a ello.
Y para hablar del Infierno y sus castigos, podemos a usar la fuente que nos legó Dante Alighieri en su famosa obra “La Divina Comedia”. Lo que hizo Dante en El Infierno es una alegoría, que es la representación de una idea a partir de cosas sensibles y concretas. Entonces, lo que hace es espacializar el Infierno convirtiéndolo en un lugar que tiene círculos en donde pasan cosas horribles.
Para darnos cuenta de la riqueza metafórica que tiene Dante y su obra, podemos repasar qué pasa en cada uno de los nueve Círculos que constituyen El Infierno.
En la obra, Dante viaja, con la ayuda de Beatriz, que es una representación de la fe y Virgilio, que es una representación de la razón atravesando los distintos Círculos.
En el Primer Círculo, se encuentran las personas que, no habiendo recibido el bautismo y siendo que nacieron privados de la fe, no pueden disfrutar de la visión de Dios, pero no son castigados por algún pecado.
En el Segundo Círculo, están los castigados por lujuriosos, seres que revoloteaban eternamente en loop, sufriendo y llorando. Acá encontramos, por ejemplo, a Cleopatra. En el Tercero, encontramos a los golosos, inmersos en el fango bajo una lluvia incesante de granizo y nieve y siendo golpeados por Cerbero. En el Cuarto Círculo encontramos a los avaros y los pródigos, cuya condena es empujar inmensos fajos de oro, chocándose entre sí e insultándose. Los iracundos y los perezosos van a dar al Quinto Círculo, lugar donde se hallan inmersos en el Pantano de la Estigia, privados de aire y de palabra. En el Sexto, se hallan los herejes que son condenados a estar en sepulcros en llamas; la idea del fuego purificador. En el Séptimo encontramos a los violentos, con el prójimo y contra sí mismos; los primeros se encuentran sumergidos en un río de sangre hirviente atormentados por centauros. En este círculo también encontramos a los suicidas, que son convertidos en árboles y son atormentados por pájaros.
En el Octavo Círculo hallamos varias subzonas, pero podemos mencionar a los hipócritas que deben estar vestidos por pesadas capas de hierro que son doradas en el exterior. Finalmente, en el Noveno Círculo del Infierno de Dante, se encuentra el peor pecado para la cosmovisión cristiana, que es la traición: es una zona congelada porque tiene que ver con la frialdad del corazón. Acá hallamos a Judas Iscariote, Julio Bruto y otros traidores que son masticados por Lucifer.
Este Infierno ha sido representado en el arte por artistas tan importantes como Gustave Doré, con el fin de recordarnos eternamente el deber ser de portarnos moralmente bien y poder acceder al Paraíso de la mano de Beatriz, espacio que comentaremos en otra columna.
Mientras, usted puede repasar y ubicar a sus personajes preferidos en el Círculo que más le acomode.
Un texto casi de necesidad en el uso clínico de la psicología. Me gusto mucho
saludos