Señalábamos en un artículo anterior, la importancia de la participación popular en el Consejo Constituyente, no solamente como una forma más de legitimidad sino de señal de interés por la ciudadanía por el proceso, a contrapelo con lo que refieren los últimos datos de encuesta. Ha sido una sorpresa muy grata, la participación que concitó la concurrencia popular en superar en 31 iniciativas, las cifras que las habilitan para ser examinadas por el Consejo Constituyente.
Como era de esperarse, varias ideas planteadas en la anterior Convención fueron recobradas y contaron con el sufragio popular. Se pensaba que las patrocinadas por la bancada Republicana iban arrasar, reflejando la gran votación alcanzada, si, lograron imponerse varias que fueron desechadas en la otra convocatoria. Otras, de sensibilidad progresista, también lograron alto reconocimiento por la ciudadanía. Puede decirse que la voz popular nuevamente mandó una señal, si observamos la inclinación de la ciudadanía, por ejemplo, “Chile por los animales”, con 25.415 apoyos, o “Con mi plata no-Protejamos nuestros ahorros previsionales”, con 24.505 votos.
En el listado, se puede apreciar propuestas que apuntaban a miradas disímiles, desde la defensa de posturas individualistas hasta preocupaciones de carácter social. Es un barómetro de las sensibilidades que atraviesan a nuestra sociedad, donde se han ponderado las iniciativas privadas y una inclinación a la electividad del sistema de salud, pero que no logran debilitar las expectativas por una mejor calidad y universalidad de la salud. Obsérvese las iniciativas de “Por una salud digna, oportuna y de calidad para todas y todos”, que debería ser garantizado por el Estado, con un apoyo de 14.526 votos, frente a “Salud protegida y libre para todos los chilenos”, apuntando a la libertad de elección, con 12.947 votos.
Sin embargo, en el ámbito de la salud se impuso varias iniciativas de sensibilidad progresista, algunas con un apoyo singular y de cierto consenso en otras sensibilidades como es “Me cuidaron, cuido y me cuidarán: derecho constitucional a los cuidados”, que pretende agregarse al artículo 16 del Anteproyecto. Una proyección de una realidad social, que considera la estadística de más de un 16,8% de mayores de 60 años en nuestro país, y, fundamentalmente, la situación de las mujeres, que, de modo tradicional, han debido postergarse- antiguamente, aquello se indicaba en la virtud de la abnegación [negarse a sí mismo]- por cuidar a sus hijos/as, a sus padres senectos o, en circunstancias más particulares, mantener el hogar mientras su cónyuge/pareja concluye sus estudios superiores, etc.
También se reforzaron algunos segmentos sociales relevantes para nuestra vida pública, como la norma “Nada sin nosotras”, con la intención de asegurar la igualdad alcanzada por la mujeres en nuestra sociedad; lo mismo aquella que consignó “Una Constitución Política para las y los trabajadores de Chile”, reforzando el capítulo II del Anteproyecto que contiene los derechos y libertades fundamentales. Un aspecto que complementa lo que el país ha consensuado en materias de salario mínimo o la reducción gradual de la jornada laboral.
Pero, también, podemos apreciar preocupaciones en nuestra población, por los derechos por la niñez y adolescentes, por las personas con discapacidad, por los infantes de sala cuna, como también por el avance de cierta conciencia cívica sobre los abusos observados en el mercado sobre la salud, educación, Isapres y pensiones, el fortalecimiento de la libertad de pensamiento, conciencia y religión. No pudo escapar a la participación popular, los temas candentes de la contingencia, donde las cuestiones de la violencia, la seguridad, el apoyo y fortalecimiento de las policías también encontraron su apoyo, como “Legítima defensa garantizada”, “Una policía que nos proteja”. No obstante, el sentido de justicia social que siempre ha animado a nuestra nación, se ve representado, por la “Educación Pública para Chile”, matizado por la otra iniciativa “Por el derecho preferente de los padres”, y la emergencia de la búsqueda y reconocimiento de un nuevo derecho social: “Derecho a la vivienda digna, segura y propia”, que procura dar respuesta a miles de chilenos y chilenas organizados en diversos comités de vivienda pero, en las circunstancias actuales, exige no solo el metraje para organizar los espacios internos, su accesibilidad mediante ahorros e hipotecario bancario o, bien, ver la eventualidad de un apoyo más decisivo del Estado para las familias trabajadoras que llevan años anhelando su derecho de habitar en una ciudad vivible y libre de contaminación.
Y un reconocimiento a la institución que nos enaltece en nuestra calidad humana: los bomberos, cuya norma “Normativa por el respeto y la dignidad a los bomberos (as) de Chile” que, estimamos, es la más transversal a todos los sectores de nuestra sociedad.
El Consejo Constituyente tendrá que revisar, aprobar o rechazar, las normas de iniciativas populares, conjuntamente con las enmiendas de sus distintas bancadas que deben ser entregadas el día lunes 17 de julio.
La actuación del Consejo Constituyente, a partir de esta semana, abrirá la estela hacia encontrarnos con un debate que aspira a contar con una Constitución que se transforme en la Casa Común o decida, por su composición, otro modo de escribir la carta magna que, todos y todas, aguardamos que cierre la crisis política, institucional que hemos arrastrado ya desde un par de años.
