Hace exactamente dos meses que este medio, dio a conocer el episodio de corrupción más grande de las últimas décadas y que va camino a convertirse en el mayor de la historia de nuestro país.
Una denuncia, que como a esta altura todos sabemos, implicaba a la Fundación Democracia Viva, la cual había recibido de la SEREMIA de Vivienda y Urbanismo de Antofagasta, la suma de $426.000.000.- (cuatrocientos veintiséis millones de pesos), correspondiente a los fondos del programa de asentamientos precarios, destinados a las personas más vulnerables de nuestro país. Acto de corrupción en el que todos los implicados, eran militantes de Revolución Democrática, partido eje del actual gobierno.
Este caso de corrupción, así catalogado por las propias autoridades de gobierno, fue un misil en la línea de flotación de la llamada “Superioridad Moral” de la coalición gobernante, aquellos que llegaron rasgando vestiduras y con la promesa de cambiarlo todo, se encuentran en medio de una tormenta perfecta de la cual no saben cómo salir, y que de acuerdo a la información que hemos recabado como equipo jurídico, le queda mucho tiempo para que empiece a amainar.
Pero este caso no solo ha afectado al Gobierno del Presidente Boric, para quienes creemos y estamos convencido que las Regiones no se desarrollaran si la descentralización no se consolida, y que por ende Chile no será desarrollado si no es esencialmente descentralizado, este episodio puede ser un misil a este proceso. Ya son varios los gobiernos regionales investigados, y cada día se suman más, los monto involucrados son cuantiosos.
La falta de gestión y eficiencia de los gobiernos regionales se podían soslayar, tomando en consideración que eran una institución nueva y que debía haber un proceso de ajuste. Pero la falta de transparencia y los casos de corrupción, NO!. Estos pueden transformarse en una lápida al proceso de descentralización, será la excusa perfecta para quienes no creen en él. La responsabilidad de los Gobernadores Regionales para salvar el proceso es esencial, la ciudadanía no acepta más excusas, deben asumir su responsabilidad política, la judicial serán los Tribunales de Justicia.
La historia no solo los juzgará por estos casos de corrupción, sino, porque producto de su actuar, la tan anhela descentralización naufragó al igual como lo hace el Gobierno Central. El misil de la corrupción ha dañado no solo la superioridad moral de la que se vanagloriaban en este gobierno, con Jackson como guaripola, sino que también el proceso de descentralización, espero realmente que en este último caso no sea mortal, aún estamos a tiempo salvarlo.