Hace algunos días nos enteramos de la repentina exclusión de Jaime Araya de las primarias que realizará la Nueva Mayoría en la ciudad de Antofagasta, sin razón que justifique la repentina decisión, el conglomerado ha decido marginar a quien parecía ser el candidato “natural” del pacto.
Frente a esto conviene preguntarse las razones por cuales se ha decidido marginar a una fuerza electoral clave para la presente elección municipal, recordemos que en la última elección de concejales Jaime Araya sacó la no despreciable cifra de 10.000 votos, y un total de 15.000 en su pacto, frente a los 25.000 que sacaron en total los partidos que hoy componen la Nueva Mayoría, si el escenario se mantiene más o menos igual sabemos de antemano que cualquier candidato de centro izquierda que no convoque a esos 40.000 votos perderá la elección, y de momento no existe ningún candidato de la filas de la Nueva Mayoría que posea el perfil que logre esa “hazaña”.
Por ende la decisión de excluir a Araya no es electoral, pues es una mala opción evidentemente, sino más bien circunstancial, quizá motivada por lo que muchos han insinuado, la abierta aversión a todo lo que se apellide Araya por parte del senador Guillier, y por lo molesto que resulta para los partidos tener un caudillo local modificando la hoja de ruta del conglomerado.
Pero antes de continuar en el análisis electoral, detengámonos en un apartado que genera especial atención ¿Qué argumentos se esgrimieron para apartar a Jaime Araya de las primarias?
Por redes sociales he visto a muchos esgrimir la idea de que para participar en primarias es necesario pertenecer a un partido del pacto o al menos ser “auspiciado” por uno, cosa que entra en directa contradicción con el artículo 7 de la ley 20.640, donde se regulan las elecciones primarias, donde se señala expresamente en su inciso final “Los independientes podrán participar en las elecciones primarias ya sea nominados por un partido político o como integrantes de un pacto electoral”. ¿Será que los expertos electorales olvidaron esto?
Sin mas conviene recordar que Andrés Velasco, en la primarias del 2013, participo sin ser miembro de ningún partido político, ni siendo “auspiciado” por alguno, cosa que es contradictorio con la actitud que tomo el pacto a nivel local.
Siguiendo con los argumentos que se usaron para apartar de Araya de las primarias se ha señalado, erróneamente en mi opinión, que Jaime Araya no pertenece a la Nueva Mayoría, cosa que resulta del todo extraña pues su hermano fue electo dentro del pacto, hay gente vinculada a él dentro de la Administración, él mismo ha realizado declaraciones donde manifiesta ser adherente a la Nueva Mayoría, entonces ¿por qué se señala que no es miembro de la Nueva Mayoría? ¿Quiénes deciden quienes conforman el pacto?.
Pareciera ser que quienes decidieron marginar a Jaime Araya se olvidaron de la libertad, reconocida constitucionalmente, que tiene cada persona para asociarse sin coacción alguna a partidos o pactos políticos, lo que parece vulnerado por “los sin rostro” que cobardemente prefieren no argumentar y decidir arbitrariamente. Quizás Araya deba explorar una salida jurídica al entuerto, que parece presentar más dudas que respuestas.
Lamentable parece el rumbo que ha tomado la política local, cerrándose a primarias realmente democráticas en ambos sectores, ha hecho una vez más que triunfen las malas prácticas, lo que representa, al final del día, una derrota para todos.
Foto Portada: Matías Quilodrán, Mercurio de Antofagasta
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