Toda la ciudadanía se ha percatado del enorme crecimiento del comercio informal callejero en nuestra ciudad, llegando a niveles nunca antes vistos, provocando un daño enorme al comercio formal que ya está seriamente afectado como consecuencia primero por la violencia política con sus saqueos, incendios y destrucción luego con la pandemia, a lo que se suma las restricciones principalmente dirigidas a las pymes producto de la pandemia. Lo anterior ha generado que entre enero y agosto de este año han quebrado 59 empresas en nuestra región, un 74% más que los mismos meses del año pasado. Sin embargo, quiero destacar, por la gravedad que implica, lo que ocurre con la elaboración y comercialización ilegal en las calles de productos que pueden ocasionar daños a la salud.
Junto con el explosivo aumento del comercio ilegal, también aumentó de forma desmedida la cantidad de puestos que elaboran y venden productos alimenticios. Parrillas, cocinas, hornos, máquinas elaboradoras de jugos y heladeras que han proliferado de una manera nunca antes vista, como resultado de una nula fiscalización de los órganos de gobierno a los cuales corresponde su control. La SEREMI de Salud, con gran cobertura de prensa destaca y resalta la fiscalización y/o clausura de algún establecimiento comercial, subiendo imágenes a redes sociales fotos de la acción, como queriendo demostrar un trabajo que no es real.
Fácil resulta para los funcionarios llegar a un local establecido, con patentes, permisos y pago de impuestos, y exigir se le muestre y demuestre todos los cumplimientos de sus diversas ordenanzas, allí nadie los insultará o maltratará; sin embargo a pocos metros decenas de personas en la calle violentan leyes y ordenanzas sanitarias sin que la autoridad siquiera los mire. Mano dura para el que cumple las obligaciones y blanda para el que incumple y además amenaza.
La autoridad sanitaria cuando se aproxima el día del niño o navidades nuevamente con gran parafernalia mediática acude a comercio establecido bajo pretexto de cuidar la salud de los pequeños previendo que los juguetes que se comercializan cumplan las normas, pero mientras tanto en las calles prolifera la venta de juguetes y cosméticos que pueden provocar serios daños a la salud, ¿Se ha visto alguna vez que los funcionarios de salud requisen en las calles cosméticos?
La elaboración y venta de alimentos en las calles no sólo involucra a los servicios de salud, para tal efecto se utilizan cocinas y hornos a gas, generadores eléctricos que consumen combustibles, ¿Dónde está la Superintendencia de Electricidad y Combustibles que debe fiscalizar? En las calles se utilizan y manipulan cilindros de gas, lo cual está prohibido, lo mismo que utilizar combustibles y hacer funcionar generadores en la vía pública por el grave riesgo para las personas.
Las calles de Antofagasta se están convirtiendo en tierra sin ley, donde las autoridades por temor a la reacción violenta de los ilegales o a las “funas” por redes sociales, no se atreven a cumplir su labor.
Una autoridad no debe estar sólo cuando habrá aplausos o felicitaciones, la autoridad debe estar cuando es necesario actuar con firmeza y hacer cumplir las leyes, si no se sienten capaz de hacerlo debe dar un paso al costado y dejar que otros asuman esa responsabilidad.
Te estamos perdiendo querida Antofagasta, otrora »
Perla del Norte».
Así como hace rato perdimos el norte de nuestro país, porque somos un país sin identidad, cualquiera llega aquí y hace lo que quiere y lo que es peor, los locales tomamos sus modismos y cultura.
Las autoridades de gobierno son incompetentes, eso lo sabemos todos. Las autoridades municipales también lo son. La irresponsabilidad e incompetencia son compartidas. Por un lado tenemos a un cantante de quinta de recreo (el intendente) y por el otro, a un populista desquiciado mental (el alcalde). Con este par de mequetrefes, nuestra ciudad sufre no solo del comercio ilegal, también de la educación, de la salud, del ordenamiento y de la seguridad. Mientras el intendente se las pasa cantando cumbias, el alcalde dirige la ciudad por Facebook, el mismo que se proclamaba que había que estar cerca de la gente, hoy se esconde en su oficina municipal, la cual abandona a la 2 de la tarde pues su jornada laboral ha terminado. Eso es lo que merecemos, los antofagastinos los han elegido.
Esa es la idea del globalismo,un país SIN IDENTIDAD y hay que ver cómo salieron de aventajados los chilenos,en casi una década con los primeros inmigrantes centroamericanos llegados de todos sabemos donde partió la destrucción del norte pero en particular de Antofalombia(ex Antofagasta)20 años vividos en esta tierra nortina me dan la razón,la conocí hermosa y digna la dejé hace unos años destruída y arruinada.