El caso de una menor de edad que sufrió complicaciones médicas tras consumir un anticucho elaborado con carne de perro en Estación Central (descubierto tras la aparición del chip del animal en el estómago de la niña), puso los ojos en una práctica que podría estar más extendida de lo que se piensa, y que no sólo tiene reparos culturales, sino que también de salud pública.
Esto, porque según explicaron especialistas de la Universidad de Antofagasta, la carne de estos animales puede transmitir distintas enfermedades a los seres humanos. Por eso es que el caso registrado en la Región Metropolitana, no debe ser tomado a la ligera.
La Dra. Sigrid Sanzana, ingeniera en Alimentos y académica de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Antofagasta, explicó que, desde el punto de vista cultural, no estamos acostumbrados a que estos animales sean de abasto, es decir, que nos provean carne, lo que en sí mismo ya genera un riesgo, pues su crianza no es controlada, como ocurre con bovinos y porcinos, por ejemplo.
“Esto significa que no tienen control de enfermedades, ni alimentación adecuada para su posterior consumo, sino que se crían con fines de compañía o sencillamente viven a su suerte en la calle”, explicó.
En lo sanitario, la especialista comenta que la carne de estos animales contiene una importante carga microbiana que puede provocar distintas enfermedades, riesgo que se profundiza por los fármacos que pueden consumir para control de plagas y enfermedades, y que no están pensados para ser inocuos al hombre.
“Por ejemplo, puede ocurrir que el perro haya estado enfermo y fue tratado con algunos antibióticos y eso generará un efecto toxicológico en las personas por los residuos químicos que quedan”, explica la académica de la UA.
La rabia es otra preocupación. Si bien el virus en sí puede inactivarse a altas temperaturas mientras se cocina, utensilios como cuchillos y tablas de cortar son vulnerables a la contaminación cruzada, advierte Sigrid Sanzana.
Parásitos
La carne de perro además puede contener parásitos capaces de provocar distintos síntomas cuya gravedad dependerá de la condición general de la persona. Así, en personas sanas podría generar decaimiento, malestares estomacales o respiratorios, y alergias, pero en quienes tengan enfermedades de base el cuadro podría ser de mayor compromiso.
El Dr. Jorge González Cortés, académico de la Facultad de Salud de la Universidad de Antofagasta, señala que los parásitos que se pueden contraer por el consumo de carne de perro son aquellos que se encuentran en el tejido de muchos animales, solo que, en este caso, al no ser animales de consumo humano, no son monitoreados para la detección de plagas o parásitos.
“Si se consume la carne de estos animales es posible contraer los parásitos como Toxoplasma gondii y Trichinella spiralis, que podrían estar en el tejido de los perros. Esto podría provocar una infección grave en los seres humanos”, precisa.
El Dr. González añade que otro punto que no se debe obviar es que el consumo de carne de perro es ilegal y representa un caso muy grave de maltrato animal, porque son mascotas que en nuestra cultura están destinadas para la compañía y no para servirnos de alimento.
“Sobre la rabia, sólo habría un gran riesgo si la carne faenada tiene contacto con la saliva del perro. Pero si estamos hablando de anticuchos y procesos de cocción bajo altas temperatura, el riesgo se minimiza”, señaló el académico de la Universidad de Antofagasta.
González coincide en que además se pueden transmitir enfermedades zoonóticas (de origen animal) al consumir esta carne, por lo que enfatiza que su uso debe evitarse a toda costa.