Justamente para Chile, la corte Internacional de la Haya nos dio la razón. Antofagasta es chilena y nuestro país no tiene ninguna obligación de negociar un acceso soberano al mar como lo pretendía el presidente boliviano Evo Morales. Fin de la discusión.
Sin embargo, más allá de zanjar el tema a nivel jurídico, queda una agenda pendiente con nuestra ciudad y nuestra gente, porque no se trata de una discusión económica ni de soberanía, sino que debemos hacernos cargo de los intereses de los ciudadanos de a pie.Hemos sido muy respetuosos y obedientes del tratado de 1904 pero no queremos que se confunda el libre tránsito con el libertinaje portuario, es decir no queremos más contaminación, no estamos dispuestos a seguir cumpliendo un tratado a costa de la salud de mi gente.
No queremos más trata de personas en nuestros pasos fronterizos, no queremos más contrabando, no queremos más tráfico de drogas, queremos vivir en ciudades seguras.Nuestros gobernantes deben estar dispuestos a tener una nueva conversación sobre estas problemáticas recurrentes en nuestra ciudad y región, porque lamentablemente las relaciones diplomáticas no existen.
En nuestra comuna recibimos a miles y miles de compatriotas bolivianos que han huido de su tierra para buscar mejores expectativas de vida, el 90% de los niños bolivianos estudia en nuestros colegios municipalizados. No es menor la cantidad de empresas bolivianas que suman cerca de 7.000, las cuales tienen acceso libre al pacífico por Arica, Iquique, Mejillones y Antofagasta, cuya inversión le cuesta al país 100 millones de dólares anuales para dar cumplimiento al tratado. La colectividad boliviana es la más grande de la región y no queremos que nuestros hijos engendren la semilla de la odiosidad heredada por gobiernos que no quieren escuchar.
No dejemos que las buenas intenciones se las lleve el viento. Este es el momento, esta es la oportunidad de generar nuevos lazos para resolver temas sociales que hemos postergado durante todos estos años de litigio. Soy la primera en ponerme a disposición para abrir esta agenda seria de diálogo basada en la razón y donde predomine el ambiente pacífico e integrador, siendo un ejemplo para los gobernantes de América, para que fortalezcamos nuestra región con la riqueza que siempre hemos compartido entre países hermanos.
¿Estás de acuerdo?
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