La animita por excelencia más reconocida y visitada de Antofagasta es la de Evaristo Montt, trabajador que murió en julio de 1924 tras una violenta explosión al interior del patio norte del FCAB, en donde su cuerpo mutilado fue a parar hasta el murallón de calle Valdivia donde hoy se le colocan cruces, santos y velas.
Pero mucho antes que ocurriese este aciago accidente, la ciudadanía contaba con una animita popular donde rezaban y pedían favores y que se ubicada en la actual Plaza Sotomayor, que en ese entonces era un terreno escarpado en la periferia.
Este curioso episodio nos lo cuenta brevemente Isaac Arce Ramírez en su libro Narraciones Históricas de Antofagasta, el cual publicó en 1930 y hace mención a la ya entonces retirada casucha.
Un duelo
El historiador se refiere a este anecdótico hecho en contexto que explica el proceso de urbanización que tuvo Antofagasta durante la primera mitad del siglo XX, y refiriéndose a la actual Plaza Sotomayor menciona esta animita.
“El costado sur oriente (de Plaza Sotomayor), era pampa desierta, y hasta las basuras se botaban en ese sitio. Era tal el abandono en que se encontraba que, recordamos, que en una ocasión, dos individuos concertaron un desafío y se batieron ahí a cuchillo; uno de ellos quedó en tierra traspasado a puñaladas. La gente ignorante del pueblo arregló en ese mismo sitio un pequeño reparo con latas viejas para prenderle velas al difunto, y hasta varios años después, decían que el ánima de la Plaza del Ferrocarril era muy milagrosa”, explica.
Si bien Arce no fija la fecha del homicidio, en su narración da visos de que los protagonistas de esta violenta pelea eran trabajadores del mineral de Caracoles, es decir, el episodio pudo haber sucedido en el transcurso de la década de 1870.
Más adelante en un capitulo donde se refiere a reyertas y “bandoleros” famosos que hubo en ese entonces en Antofagasta, da más detalle.
“El ‘Rancho’, el ‘Minero’ y el ‘Picoteado’ trabajaban por temporadas en las minas de Caracoles o en las salitreras del Salar o de Carmen Alto. En una ocasión en que el ‘Minero’ vino al puerto tuvo un altercado con un antiguo amigo suyo y se desafiaron a pelear a cuchillo. El sitio elegido fue un despoblado, donde es hoy, precisamente, la Plaza Sotomayor. Diestro en el manejo del puñal, dejó luego exámine a su contendor, acribilladlo a puñaladas . Y esa era la anima milagrosa a quien la gente supersticiosa del pueblo prendía velas en ese mismo sitio durante varios años”.
Retirada
Pese a la devoción, la casucha fue retirada. Arce dice que “la citada casucha existió ahí por mucho tiempo, hasta que el progreso creciente del pueblo arrasó con ella, con los basurales y cuanto de inmundo había por esos lados”.
Esto pudo haber sido entre los años 1910 a 1920, pues por aquel periodo comenzó a urbanizarse la Plaza Sotomayor, concluyendo este proceso con la inauguración del actual Mercado Municipal, que fue abierto a la comunidad en mayo de 1920.
En el libro «Antofagasta, una historia en imágenes», existe más información en torno a esas animitas. Además en la edición de «El Industrial» de septiembre 1900, se mencionan antecedentes acerca de las obras de la Plaza Sotomayor, específicamente hacia el día 17.
Buena historia pero lo que me sorprendió de aunque en esa época la gente era cochina y botaba basura. Es problema de la ciudad desde antes