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Con el propósito de reconocer las obras de infraestructura destacadas por contribuir en el desarrollo y mejoramiento de la calidad de vida en las ciudades del país, se convocó a una nueva versión del Concurso Premio Aporte Urbano 2016, organizado por la Cámara Chilena de la Construcción, el Ministerio de Vivienda y Urbanismo, el Colegio de Arquitectos y la Asociación de Oficinas de Arquitectos.
En esta oportunidad, la Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas presentó dos proyectos de intervención patrimonial: la restauración de la Iglesia Nuestra Señora del Carmen de Chañaral y la Habilitación de la Biblioteca Regional de Antofagasta en el edificio de ex – Correos. De éstas, la segunda obtuvo el premio a la Rehabilitación Patrimonial debido al impacto que ha tenido la recuperación de un antiguo inmueble y el uso que la comunidad le ha dado a las dependencias, gracias a su nuevo modelo de gestión como biblioteca.
El seremi de Obras Públicas, César Benítez, junto con agradecer este reconocimiento, también destacó el trabajo que realiza el equipo de Patrimonio del Servicio, como unidad técnica, en conjunto con las consultoras y arquitectos que están a cargo del diseño y proyección de las iniciativas de restauración.
En esta misma categoría también fue presentada la Habilitación del Molino Machmar como Centro Cultural, en Puerto Varas, completando un total de tres iniciativas, las cuales también fueron premiadas hace algunos meses por el Colegio de Arquitectos de Argentina.
Este es el segundo premio en el año que recibe la Biblioteca Regional de Antofagasta, dado que en agosto pasado, el edificio recibió el reconocimiento realizado por el Premio Iberoamericano a la Mejor Intervención en Obras Patrimoniales Edificadas en su décima edición.
En la oportunidad, el proyecto obtuvo el segundo lugar en la subcategoría B2 correspondiente a obras de más de 1.000 metros cuadrados, junto a otras entre seis iniciativas a nivel nacional reconocidas por este premio, valorando el trabajo de los profesionales, quienes construyeron este emblemático edificio entre los años 1921 y 1930, y casi 90 años después, se inició su restauración durante la primera administración de la Presidenta Bachelet.
“Estamos muy orgullosos del impacto que ha tenido esta pieza de arte arquitectónica que se transformó en un ícono del patrimonio, centro cultural y de reuniones para la comunidad, siendo un polo de desarrollo social para la comuna y la región”, destacó el seremi de Obras públicas César Benítez.
Proyecto
El director regional de Arquitectura, Joel Becerra, detalló que la primera etapa de la recuperación de este edificio fue la declaración de protección como Monumento Histórico Nacional, en el año 2009. “La intervención consideró la recuperación de parte del inmueble para uso de la biblioteca regional DIBAM, mediante la habilitación de áreas desocupadas de la empresa de correos y corte de apelaciones que funcional en el edificio”, explicó el director.
De la superficie total del inmueble, se restauraron 2.470 m2 para la habilitación de la nueva biblioteca, y se recuperaron las totalidades de las fachadas, manteniendo el estilo neoclásico que se expresa en el trazado de simetría, elementos ornamentales como pilastras, balaustradas, cornizas en dentículos y frontones clásicos. Cuenta con tres pisos y zócalo, es de hormigón armado formando la esquina de Prat y Washington mediante una rotula coronada con una cúpula con linterna superior.
La nueva biblioteca contempla sala infantil y guaguateca, sala juvenil, sala colección general, sala patrimonial, aulas de préstamo, espacios de exposición, auditorio con butacas retráctiles y cafetería literaria. Ésta nueva infraestructura, complementaria a la red de bibliotecas municipales y escolares, permitió incorporar usuarios no cubiertos como infantes, madres gestantes, adultos mayores, cesantes, turistas, etc. siendo un espacio altamente democrático en el corazón de la ciudad.
Historia
El 25 de octubre de 1921, frente a la actual Plaza Colón, en las esquinas de las calles Washington y Prat, se dio comienzo a la construcción del edificio de Servicios Públicos de Antofagasta, gracias a la llamada “Ley Bruna”, impulsada por el Senador Augusto Bruna, decretada el 28 de agosto de 1918, en que autorizaba al gobierno a emitir los fondos necesarios para construir este edificio. Se buscaba centralizar las siguientes reparticiones públicas: Correos y Telégrafos, el Primer y Segundo Juzgado de Letras, el Archivo General y Judicial, la Delegación Fiscal de Salitreras, y la Oficina de Impuestos Internos. Además se implementarían tres casas-habitación para los dos jueces, y para el jefe de Correos y Telégrafos. (El Mercurio de Antofagasta, 26-11-1926).
La dificultad en obtener los fondos, hizo que la construcción del edificio fuera lenta, al punto que en el año 1925, el contratista tuvo que pedir créditos para continuar la obra (El Mercurio de Antofagasta,16-03-1926).
Las obras se extendieron hasta 1929, y se inauguró el 30 de marzo de 1930. Llegando a constituirse en uno de los edificios de mejor factura y de mayor envergadura en la ciudad, contribuyendo a ennoblecer el entorno urbano del casco central de la ciudad, dignificando la función pública y reforzando la impronta del Estado y la inversión fiscal en las zonas más alejadas del país. Razones que sustentan entre otras el carácter patrimonial del edificio.
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