La Universidad de Antofagasta (UA) trabaja en la propuesta de un estudio clínico que evaluará la eficacia, seguridad e inmunogenicidad de la vacuna Coronvac en menores entre los 3 y 17 años, es decir, la población pediátrica de la región. Angello Retamal, del Departamento de Biotecnología de la Facultad de Ciencias del Mar y Recursos Biológicos, explicó que uno los factores de importancia para la investigación, es el hecho de que 20 de los 50 niños que fueron internados por covid en el Hospital Regional, desarrollaron un síndrome inflamatorio multisistémico dos a seis semanas después de tener un cuadro de coronavirus.
Retamal es el director coordinador de la propuesta, cuyo investigador principal será Antonio Cárdenas, jefe de Pediatría del Hospital Regional de Antofagasta. El académico explicó que actualmente está terminando la revisión del estudio por parte del Comité de Ética local y que aún quedan detalles para comunicar el proyecto que evaluará la eficacia, seguridad e inmunogenicidad de la vacuna Coronvac en la población pediátrica de Antofagasta.
La idea de la UA es realizar en un centro en el Hospital Clínico, con la colaboración del Hospital Regional, que depende del patrocinador central que es la Universidad Católica, para vacunar y efectuar un seguimiento por 18 meses a niños, niñas y adolescentes.
“El otro actor es la farmacéutica Sinovac, que contrata a una empresa que monitorea el estudio clínico y asegura que todo esté en orden. Es una empresa externa que nos fiscaliza para realizar todo de buena forma, en documentación, currículum de los investigadores. Estamos en eso, siendo validados por la compañía que monitorea junto con el Comité de Ética”, detalló Retamal.
A la espera del visto bueno, se realizó una reunión técnica con el directorio del Hospital Clínico UA, donde expusieron los avances de la propuesta y las plataformas para concretarlo en la región, ya que la investigación se efectuará en varios lugares de manera simultánea.
Población objetivo
El académico explicó por qué los menores son la población objetivo de este estudio. Entre los factores, se trata de personas en crecimiento, su metabolismo está en desarrollo, es más activo y acelerado. Esto es un nicho interesante para los virus, porque “los niños al estar creciendo, su maquinaria celular produce nuevas cosas y están recién vacunados contra otros agentes infecciosos. Por esto tienen un sistema inmune más alerta, y aunque estas vacunas no sean específicas contra el coronavirus, activan componentes del sistema inmunológico que son células innatas, que les proporcionan un mayor nivel de defensas. Los niños consumen más productos lácteos con probióticos y otros suplementos que los mantienen inmunológicamente alertas”.
La consecuencia de esto es que los menores están vacunados, en desarrollo con un metabolismo a otra velocidad, con un sistema inmune alerta, lo que puede ejercer una presión de selección positiva sobre el SARS-CoV-2, con anticuerpos u otros mecanismos que generen variantes tal vez más virulentas para los adultos. Ésta es la hipótesis científica de por qué ponen atención en los niños y niñas, ya que estuvieron en casa, por la selección positiva del virus, lo que relevante estudiar y ver cómo se comportará en esta población.
“Y esto es algo lógico, considerando que un resfrío común que un niño transmite a sus padres, los golpea más fuerte porque viene con una selección más virulenta. Ésta es una de las preguntas de fondo que nos motiva, por un lado, entender cómo será la nueva dinámica, considerando que los niños y niñas estarán fuera de casa, ya que en toda la pandemia, ellos representan el 10% del total de casos (al 21 de marzo) porque estuvieron confinados. A pesar de que las cifras en porcentaje han bajado, lo relevante es que hay una cantidad de casos activos que no es menor, y debemos vacunar a los niños y hacer vigilancia activa en ellos. Si en los menores no genera enfermedad severa, eso no implica que no esté infectado y que al transmitirlo a un adulto sea mucho más virulento y genere una respuesta más exacerbada”, manifestó el investigador.
Aportes a la comunidad
Para Retamal, además del estudio clínico, es importante informar a la comunidad antofagastina las acciones que ha desarrollado la universidad para combatir y contribuir en esta pandemia. Por ejemplo, para apoyar la red de diagnóstico, el laboratorio liderado por el doctor Christian Muñoz, estuvo realizando diagnóstico covid. Esta tarea fue importante porque los laboratorios que dependen del Ministerio de Salud o los Cesfam en todo el país no daban abasto, ya que no todos tenían las herramientas de diagnóstico molecular. Las universidades dieron soporte valioso al diagnóstico, porque un equipo que se utiliza para medir PCR en tiempo real tiene un costo de $50 millones; el sistema de extracción de ácidos nucleicos desde las muestras cuesta entre 20 y 30 millones de pesos.
“Son equipos caros que además requieren de profesionales preparados y la universidad puso a disposición sus laboratorios de virología para realizar esto. Tenemos otro laboratorio, liderado por la doctora Alexandra Galetovic, que hoy secuencia muestras de coronavirus. En diciembre del 2020, compramos un ultracongelador para el Hospital Clínico para guardar vacunas Pfizer, validamos frente a la autoridad sanitaria y ahora ayuda a la distribución de estas vacunas en la macrozona. La importancia de este refrigerador es que las dosis se enviaban descongeladas a la región y debían administrarse de inmediato, no había forma de almacenar. Pero ahora ganamos en almacenamiento y una mejor distribución”, destacó el académico.
Gracias a todas estas acciones, junto al convenio que permitiría instalar una planta productora de vacunas Sinovac en Antofagasta, es que la UA está en condiciones de apoyar un estudio clínico para evaluar la respuesta inmune de los niños en Antofagasta y cómo evoluciona el virus en ellos que ahora están reactivando sus actividades presenciales, lo que aumentará la interacción de un grupo que estuvo en casa durante toda la pandemia.
“Hay que estimular el desarrollo de la ciencia en región, vivimos en una localidad extrema y con condiciones geográficas, climáticas y poblacionales que son distintas al resto del país. Por lo tanto el conocimiento también tiene que levantar información y responder a las necesidades del territorio y como universidad, esa es una de las principales cuestiones que nos motiva. Una cosa es formar futuros profesionales, pero el rol también es generar nuevo conocimiento estar atento a lo que la comunidad requiera y por eso participamos con tanta energía en esto”, concluyó Angello Retamal.