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domingo, 22 diciembre, 2024
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Iniciativa

Campaña busca reunir mil grullas de papel amarillo para visibilizar la lucha contra el cáncer infantil en Antofagasta

Las figuras serán colgadas el 15 de febrero en el árbol de cobre ubicado en el hall principal del Hospital Regional.

En el marco del Día Internacional del Cáncer Infantil, la Unidad de Oncología Pediátrica del Hospital Regional de Antofagasta (HRA) puso en marcha una campaña para visibilizar el tratamiento de los menores afectados por esta enfermedad, mediante una combinación entre una leyenda japonesa, el origami y una conmovedora historia.

¿El objetivo? Mil grullas de papel, cuyo color debe ser amarillo, puesto que según explicó la pediatra y hematóloga oncóloga del recinto médico, Tamara Inostroza, “el lazo dorado es el símbolo que representa a los pacientes de cáncer más jóvenes de todo el mundo”. 

“El color dorado honra su valentía para enfrentar el cáncer infantil y adolescente, representando la esperanza”, agregó. 

A través de un comunicado, desde el HRA indicaron que las figuras serán colgadas en el árbol de cobre ubicado en el hall principal de sus instalaciones el 15 de febrero, fecha en que se conmemora el Día Internacional del Cáncer Infantil. De lo contrario, solicitaron colgar o pegar las piezas en un lugar visible, fotografiarlas y enviar las imágenes al correo [email protected] con la información de contacto, las que también serán expuestas en las dependencias. 

Leyenda

Una antigua tradición japonesa dice que las deidades tienen una extraña moneda de cambio para la concesión de deseos. A cambio de mil figuras de papel, que representen una grulla, los dioses están dispuestos a cumplir la petición de cualquier mortal, sea cual sea la petición: sanidad de una enfermedad, eterna buena suerte o felicidad. 

Esta es la leyenda que, en 1955, escuchó la pequeña Sadako Sasaki. La menor nipona tenía doce años y a sus espaldas cargaba un lapidario diagnóstico: leucemia. Su enfermedad comenzó a gestarse 10 años antes, cuando su ciudad, Hiroshima, sufrió el ataque de una bomba nuclear.

Sadako deseó curarse y para ello emprendió la tarea de dar forma a mil grullas de papel.  No pudo lograr su meta, alcanzó a plegar 644 figuritas antes que la leucemia se la llevara.  Pero sus amigos desearon continuar con su misión y completaron las mil grullas. Tres años más tarde, los niños y niñas de Hiroshima le dedicaron a Sadako una estatua de ella misma con una grulla en sus manos. La estructura está en el Parque de la Paz de esa ciudad. 

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