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miércoles, 19 marzo, 2025
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Científico UA explica IDOOS: Expedición científica podría ayudar a predecir terremotos

La expedición IDOOS es un proyecto de investigación y exploración del océano profundo que busca entender lo que ocurre en zonas de extrema profundidad submarina, como lo es, por ejemplo, la Fosa de Atacama. La investigación tiene tres enfoques principales relacionados con registrar y comprender los procesos oceanográficos y biológicos, el cambio climático y los procesos que generan tsunamis y grandes terremotos.

El último tiempo la región de Antofagasta ha sido remecida por una serie de movimientos telúricos que pudieron ser percibidos por una parte importante de la población. Lo anterior, reflotó las voces que advierten sobre la acumulación de energía sísmica en el territorio, la que debería liberarse en un gran terremoto en un periodo de tiempo acotado, pero que no ha podido ser especificado.

Sin embargo, en la región de Antofagasta, se está llevando a cabo una investigación científica de exploración, bautizada como IDOOS, en la Fosa de Atacama, la que, dentro de otros aportes importantes para la comprensión del océano profundo, podría ayudar en el mejoramiento de los sistemas de predicción de movimientos telúricos importantes.

Igor Fernández, docente de la Universidad de Antofagasta e investigador adjunto del Instituto Milenio de Oceanografía, es parte del equipo que lleva a cabo dicha investigación, la cual ya ha realizado tres viajes a la zona entre el 2023 y el 2025, donde se han podido recabar importantes datos y evidencia, tanto de la vida que existe en las profundidades más extremas del océano, como de la actividad sísmica de la región.

Si bien el papel de Fernández en esta expedición está relacionado con la recolección de datos y parámetros biogeoquímicos, tales como pueden ser la clorofila, el carbono particulado y en general muchas otras variables de importancia en la columna de agua, los cuales sirven para comprender de mejor manera como los elementos químicos interactúan con los seres vivos, la tierra y los procesos químicos, también tuvo palabras para entender la arista geofísica de la investigación que es la que podría arrojar pistas respecto a la predicción de terremotos.

PREDICCIÓN DE TERREMOTOS

La Fosa de Atacama es una depresión submarina que se ubica frente a las costas del Pacífico Sur que, frente a Antofagasta, alcanza su punto más profundo. Esta se produce por el choque de la Placa de Nazca y la Placa Sudamericana, en donde la primera se hunde bajo la segunda, en un proceso conocido como subducción, lo que provoca una gran depresión en la zona, generando la fosa. Como consecuencia de esto es que en el lugar hay una gran actividad sísmica.

En la actualidad hay ciertas luces respecto a cuándo podría suceder un evento sísmico de grandes magnitudes en nuestra región o en otra zona del Norte Grande. Se habla que, en el mediano plazo, es probable que haya un gran movimiento telúrico, pero no se tiene certeza de la fecha exacta en la que podría suceder el “Gran Terremoto del Norte”, como ha sido bautizado. Sin embargo, investigaciones como esta podrían cambiar dicho aspecto.

“Conocer los movimientos tectónicos que se están produciendo en la fosa, y en regiones alrededor de esta, nos va a dar información fundamental que, de alguna manera, permitirá mejorar los modelos de predicción de los grandes terremotos”, añadió al respecto Fernández.

Se tiene registro que el último gran terremoto ocurrido en la zona data del año 1922 y el anterior a ese, fue registrado el año 1819. Es sabido entonces que cada 100 años, aproximadamente, ocurre un evento de este tipo, por lo que se entiende que en el tiempo próximo ocurrirá de nuevo. La región representa lo que se conoce como una “brecha sísmica”, es decir, una zona en la que se está acumulando más energía de la que se está liberando. IDOOS podría darnos luces más claras respecto a una fecha más acotada, si se sigue desarrollando la investigación en esta vertiente.

“Uno de nuestros esfuerzos o intereses es intentar reducir este rango temporal e intentar mejorar los modelos de predicción. Para esto, en nuestro caso, lo que hicimos fue desplegar varios sensores de presión en el talud continental y en la llanura abisal, precisamente frente la región de Antofagasta (en la zona donde se encuentra la Fosa Atacama) lo que nos permitirá conocer cómo se están produciendo pequeños movimientos tectónicos en la zona”, declaró al respecto el investigador de la UA.

Durante febrero, luego del último viaje de la expedición, trascendió en la prensa nacional que uno de los hallazgos preliminares más destacados que estos sensores encontraron, es la detección de deformaciones en el suelo oceánico, las cuales sugieren que existiría una gran probabilidad de un gran evento sísmico en la zona, sin embargo, aún es muy temprano para dilucidar cuando y como podría darse un movimiento telúrico o un tsunami de grandes proporciones.

“Hemos podido analizar los primeros datos, datos que son muy preliminares, que todavía necesitan cierta correcciones e interpretaciones, pero que van evidenciando como efectivamente se están produciendo movimientos importantes”, añadió el científico sobre este punto.

APORTES AL MUNDO CIENTÍFICO

La expedición IDOOS es una investigación multidisciplinaria que combina la geofísica, la biogeoquímica, la oceanografía y la biología marina, entre otras especialidades. Nace del esfuerzo conjunto de varias instituciones, lideradas por el Instituto Milenio de Oceanografía (IMO), donde destaca la participación de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID), la Armada de Chile (que puso a disposición el buque oceanográfico AGS-61 Cabo de Hornos para algunos viajes) y la Universidad de Antofagasta, entre otras instituciones de educación superior.

Respecto a la relevancia de la investigación, en cuanto al aporte científico, el docente de la UA explica que recae en comprender un ecosistema del que hace unos pocos años no se sabía nada y que era considerado como uno de los mayores desiertos de nuestro planeta.

No obstante, conforme la investigación avanza, se ha ido comprobando que es todo lo contrario y que, en realidad, es un ecosistema lleno de vida con especies únicas que se tienen que desarrollar de maneras distinta a la que nosotros estamos acostumbrados a ver en la superficie.

“Acceder a un ecosistema como el de la Fosa de Atacama nos permitirá, seguramente, ver ciertas moléculas que nosotros no conocíamos y también obtener un registro de una biodiversidad que desconocemos por completo. Se estima que en torno al 0,005% de la biodiversidad de las fosas oceánicas han sido descritas, de manera que hay muchísima diversidad de organismos que aún desconocemos” añadió sobre esta arista Igor Fernández.

Dicha investigación no solo permitirá comprender cómo funciona la vida y los procesos sismológicos en dichas profundidades del océano, sino que también podrá registrar el impacto que nuestras actividades como humanos tienen en lugares tan inhóspitos y alejados de la superficie.

“Prácticamente cada vez que accedemos a este ecosistema registramos y describimos una nueva especie, por tanto, es necesario ver cómo funciona y saber quiénes lo habitan para obtener una línea base y entender su funcionamiento y cómo evoluciona. Comprender si este remoto ecosistema va cambiando conforme, por ejemplo, cambia el planeta, debido ya sea al cambio global o al propio impacto antropogénico, que podrían también estar generando un impacto” sentenció Fernández.

ROL DE LA UA

La Universidad de Antofagasta, a través de su Facultad de Ciencias del Mar y Recursos Biológicos, ha desarrollado un importante papel en la investigación desde que se empezó a explorar la Fosa de Atacama el año 2018. Al respecto el docente Igor Fernández aclara que la casa de estudios:

“Ha aportado investigadores que han contribuido activamente, por ejemplo, en desarrollar trampas que han permitido colectar metazoos desde el fondo de la fosa o, en mí caso, capturar el material particulado que decanta a través de la fosa, por vez primera, y registrar sus dinámicas de sedimentación en estas profundidades tan extremas. Este esfuerzo no tiene precedentes en el continente y me atrevería a decir que es único a nivel mundial”.

Además, la universidad ha aportado con estudiantes y técnicos que han ayudado a obtener dichas muestras y que, al mismo tiempo, adquieren conocimientos valiosos respecto a qué es la oceanografía y que desafíos conlleva realizarla en lugares tan inhóspitos.

“En la expedición IDOOS II fuimos cinco los miembros de la UA que estuvimos involucrados activamente en ese crucero. Tres de ellos estudiantes, dos de pregrado y otros de post grado, quienes tuvieron la oportunidad de tomar muestras para sus propias tesis” finalizó el científico de la UA.

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