Se trata del grupo de patentes de alcoholes que quedaron rezagadas tras el último concejo del año anterior donde no fueron renovadas pero que sí quedaron en tabla para tratarse en este, el primer concejo del 2020. Hablamos de los locales Maldita Barra, La Parrilla Argentina, , Toro Bravo, Tribut y Black. Debate que tuvo de todo, desde denuncias de amenazas, temor a demandas y enfrentamientos entre los propios ediles sobre el bien a resguardar: el ordenamiento legal o los vecinos con la cual entran en conflicto estos locales.
En el concejo estaban presente todos los concejales más la alcaldesa Karen Rojo, es decir 11 votos, por lo cual, bastaban 6 de ellos para darse por renovada la patente durante un semestre más, como indica la norma.
La primera en sortear los obstáculos fue «Parrilla Argentina» ubicada en calle Copiapó. Pese a que consiguió los seis votos necesarios, fue el concejal Ignacio Pozo (PR) quien puso la primera luz de alerta respecto a un tema que seguiría rondando en los debates posteriores, el temor de ser objetos de demandas en caso de rechazar sin tener argumentos jurídicos. «Yo no tengo 36 millones de pesos para pagar una demanda», dijo el edil.
Luego el turno fue de «Maldita Barra», donde al igual que en la votación anterior, contó con los seis votos para renovar la patente por parte de los concejales. Aquí, nuevamente Pozo apeló su voto a favor indicando que las cifras de desempleo que tenía la región le obligaban a aprobar con tal de no dejar a esos trabajadores cesantes.
Similar suerte corrió el local «Toro Bravo». Seis votos a favor le permitieron seguir funcionando con dicha patente. Eso sí, aquí comenzaron los primeros roces donde la concejala Doris Navarro emplazó a quienes habían aprobado a favor a que se preocuparan de los vecinos quienes convivían toda la semana con la música de los locales.
Argumento similar que ocupó el concejal Camilo Kong al rechazar la patente del local «Tribut», pero lo cual no fue suficiente pues contó con los votos favorables de Santolaya, Acori, Dantagnan, Díaz, Aguilera y Soto.
El «Black» y las amenazas
Fue, por lejos, el local que generó las mayores diferencias entre los ediles. Se trató de la renovación o no del «Black» ubicado en pleno sector residencial del parque Brasil. Aquí, a diferencia de los debates anteriores, en las sillas de invitados del concejo municipal estaban vecinos del sector.
Santolaya comenzó aprobando sin mayores problemas. Sin embargo, todo comenzó a caldearse cuando Acori emplazó a los vecinos presentes indicándoles que «entre a ustedes y mis colegas yo le creo más a mis colegas», argumentando que sus pares habían fiscalizado el lugar sin encontrar irregularidades.
Gonzalo Dantagnan no bajó la intensidad e indicó que «no voy aguantar presiones de locatarios ni de vecinos», dando su posterior aprobación al Black.
Wilson Díaz y Luis Aguilera siguieron el mismo curso sumando en total cinco votos a favor. Hasta ahí, faltaba un solo voto más para aprobar. Y los ojos estaban puestos sobre Roberto Soto, Ignacio Pozo y en particular sobre Jonathan Velásquez quien en la sesión anterior había votado favorablemente con este local.
Las sorpresas vinieron de a uno. Soto rechazó, Pozo de abstuvo y Velásquez reculó respecto a la vez anterior y en esta también se abstuvo, pese a indicar que el «local cumple con lo que se necesita».
De ahí en adelante fue mero trámite pues -como en las patentes anteriores- los votos que restaban de Camilo Kong, Doris Navarro y la propia alcaldesa Karen Rojo fueron de rechazo. Esta última puso un antecedente más, el de haber recibido amenazas, sin entrar en mayores detalles. «Rechazo absoluto a pesar de las amenazas que han llegado a mi teléfono particular», indicó la mandamás de la casa consistorial.
Con todo lo anterior se procedió mantener la suspensión respecto al local Black, es decir, solo podrá vender alcohol hasta el 31 de este mes salvo que antes de aquello revierta su actual situación.