El equilibrio inicial que tuvo el anteproyecto redactado por la comisión de expertos, compuesta por 12 integrantes de izquierda e igual número de afines a la derecha, quedó relegado con la composición del Consejo Constitucional donde el Partido Republicano obtuvo la mayoría, con lo que pueden bloquear o incentivar la aprobación de enmiendas, manifestó José Antonio González. El académico de la Universidad Católica del Norte, doctor en Filosofía y Letras, es el único representante oficialista de la región en el consejo, zona en la que justamente los republicanos lograron dos de los tres cupos. “Hay temas que no debieran estar en la Constitución, eso está más que claro y que debían quedar al nivel de legislación. Pero es una situación que nuevamente se refleja cuando se tiene una mayoría unidimensional en un sector y no se aprende de las lecciones de la fallida convención que operó de la misma forma, posiblemente sin tan buenas maneras ni cortesía como uno ha observado ahora”, explicó.
González escribe semanalmente una columna en este Medio en la que entrega detalles sobre la forma, el fondo y los debates que registra el avance del trabajo constitucional. Y aunque aseguró que en ellas se desprende su visión del proceso, declaró que hasta que no finalice la construcción del texto definitivo no se manifestará a favor o en contra de la propuesta. “Por lo general no soy muy dado a señalarle a la gente, que es autónoma, soberana, si debe ir hacia un lado. En mi opinión, es considerar que esa persona es como si fuese un pupilo, bajo tutela, que no sabe discernir, formarse un juicio ni ponderar su propia realidad”, advirtió el académico.
Además, subrayó que la decisión de las personas para aprobar o no una Constitución pasa por el 20% o un 15% de su contenido total, ya que la mitad del documento refiere a órganos autónomos del Estado, el Banco Central, Ministerio Público o el Servicio Electoral, entre otros. Por eso, enfatizó que a la gente le interesan las primeras páginas, cómo es el Estado, los derechos individuales, sociales y el respeto al medio ambiente. Y con esa base la ciudadanía aprecia si el sistema económico es lo que esperaba y cómo se verá inserto en un tipo de sociedad que se dibuja en esas 15 primeras páginas. “Ahí es donde se decide, no en las ciento y tantas páginas que tendrá el texto”, expresó el consejero.
- ¿Qué evaluación tiene del documento que el Consejo Constitucional entregó a la comisión de expertos?
El documento en gran medida se alejó del anteproyecto que había presentado inicialmente la comisión de expertos. Comenzamos a ver una suerte de desnaturalización, no solo de varios capítulos, sino que también de la introducción de nociones que no estaban contempladas. Desde el concepto de derecho de huelga, el derecho de la vida de quien está por nacer, las contribuciones, los tratados de derecho internacional público, la creación de nuevas instituciones como la defensoría penal de las víctimas, entre otras. Algunas, en mi opinión, plausibles de ser discutidas, pero en varios casos se impuso una visión muy unidimensional sobre estos aspectos. Todo esto significó que en gran medida el equilibrio que se había mantenido entre lo que era la visión sobre el Estado y lo que era la pertinencia de las agencias privadas, esto que se había pensado entregar al legislador para avanzar hacia el Estado social, se sumó. Ahora lo que uno observa es que se repuso nuevamente en su preminencia el Estado social, pero habría que ver si estos elementos que apuntan hacia los derechos sociales pueden ser naturalmente llevados a cabo bajo una visión de mayor amparo por parte del Estado. Naturalmente esto no significa que se niegue o que se enjuicie la participación de los privados, creo que hay claridad absoluta de que una situación mixta es en cierta forma, al menos eso es lo que pienso, lo que se debe plantear. Pero cuando se propone la electividad hay que ser claros, para la electividad de las personas frente a la salud fundamentalmente tiene que estar robustecida la oferta de la función pública. Es decir, buenos hospitales, clínicas, atención diligente, con cuerpos médicos especializados que en este momento están concentrados fundamentalmente en clínicas.
- En sus columnas ha relatado que hubo momentos de coincidencia con la oposición, pero que cuando eso ocurrió los consejeros republicanos inclinaron la balanza. ¿Cómo observa el rol de este partido? Hay quienes apuntan a que impulsan un programa de gobierno de José Antonio Kast.
En mi opinión, el partido hace notar su influencia ideológica y numérica. Sin duda tienen en gran medida el control de la balanza, pueden bloquear como pueden incentivar hacia la aprobación. Lo que se da paradójicamente y ahora se puso de manera más manifiesta en la discusión de la comisión es que, en términos cotidianos, se puede conversar con cualquiera de los consejeros. Las buenas maneras, eso hay que reconocerlo, hubo un tema muy urbano, de mucha amabilidad, de cortesía, pero cuando incluso uno consideraba que se había llegado a ciertos puntos de convergencia, en el momento de la votación esto se esfumaba. Cuando no quieres votar apruebo, pero tampoco quieres ir de frentón al rechazo te abstienes, lo que virtualmente se contabiliza en que no estás aprobando. Ahí se caen las enmiendas y eso es lo que aconteció.
Hay una incidencia de lo que es el Consejo Constitucional respecto de la comisión de expertos, que había llegado a una situación de equilibrio y ahora miran la incidencia que tienen los consejeros, ya que somos los que vamos a decidir y es ahí donde se da algo que señalé en mis columnas. Por un lado, en la comisión experta Carlos Frontaura es el único experto de Republicano, pero dentro de los 12 de la bancada derecha tienes que considerar su opinión porque sus consejeros son abrumadoramente la mayoría. Con este elemento que inicialmente no se consideró para fijar el texto ahora se ven ciertas fricciones, aunque también esto es por ambos lados, eso debe reconocerse. También se tiene que estimar que dentro de la bancada progresista no podemos obviar el tema de que la mayoría está en términos de elección en la derecha, tienen los dos tercios y los tres quintos. Es la realidad de un hecho concreto que hay que considerar, pero he observado y comparado los textos y fundamentalmente se han ido con enmiendas que se llaman espejo, la misma presentada por los dos lados, sin embargo, se rechaza la progresista y se inclina por la enmienda de la oposición. Ahí veo que estaremos en una situación más compleja de la que teníamos, porque si se va a la comisión mixta, tiene mayoría la derecha. Quedará una situación de impasse, pero todo puede pasar en este país, puede darse alguna sorpresa.
Esto de reponer las contribuciones que van al Fondo Común Municipal cuando se ha señalado hasta por un economista que fue ministro de Hacienda de Sebastián Piñera, lo rechazan. Cuando no quieres poner más impuestos, la pregunta es cómo vamos a paliar ese fondo si no puedes gravar más a la clase. Son interrogantes interesantes. Ahora hay temas que no debieran estar en la Constitución, eso está más que claro y que debían quedar al nivel de legislación. Pero es una situación que nuevamente se refleja cuando se tiene una mayoría unidimensional en un sector y no se aprende de las lecciones de la fallida convención que operó de la misma forma, posiblemente sin tan buenas maneras ni cortesía como uno ha observado ahora.
- ¿Qué propuestas valora y cuáles le preocupan?
En mi opinión hay un deslizamiento. Comúnmente siempre la sensibilidad de centro izquierda y de la izquierda en general ha estado puesta en los derechos sociales. Pero hay otros tópicos que emergieron con bastante fuerza, como los derechos sobre el género, donde los republicanos tienen una mirada bastante refractaria sobre ese tema. Por consiguiente, se pudo haber avanzado un poco más en los derechos sociales, aunque tampoco hay un elemento que pueda salvaguardar. Por ejemplo, el mismo tema de la salud que casi se está volviendo insoluble y no se da una respuesta en lo fundamental, todo el sistema de seguridad social está inexistente. Hay una suerte de asimetría entre el derecho que uno puede tener a la salud, a la educación y el deber del Estado de contribuir formidablemente en amparar estos elementos para la calidad de vida de la población.
- Qué definición lo deja conforme, ¿“quien” o “que” esta por nacer?
Intervine en esa discusión. Quien es un pronombre relativo que siempre se refiere a una persona, por consiguiente, cuando alguien dice “quien”, está hablando del estatuto de una persona y eso es distinto a ser considerado realmente un feto. La persona se considera cuando ya está fuera del cordón umbilical y tiene autonomía, ahí está el reconocimiento legal. Ese tema ha sido bastante enojoso, porque en su tiempo también significó una pelea ardua para llevar a cabo en dos aspectos fundamentales. Uno es el derecho al aborto en las tres causales, en las que está determinado que es por una situación bastante grave, condicionante desde el punto de vista médico y salvo la situación de la violación, que obviamente hiere la dignidad de la mujer forzada. Pero ahí se llegaba y el tema es que cuando se discute esa ley, para aprobarla se tuvo que negociar la objeción de conciencia institucional. También lo señalé en el plenario, es una rareza absoluta en el mundo occidental, porque los hospitales, las instituciones no tienen conciencia, sino las personas que trabajan ahí en términos individuales. Ahora se sacó esto, pero estaba leyendo que se quiere realmente restaurar en la comisión mixta y es ahí donde creo que encontraremos otra suerte de contratiempo en que no sé si a la población le interesará discutir estos detalles cuando ya están zanjados. Creo que a la población lo que le interesa es la estabilidad económica, la lucha contra la inflación, el empleo y naturalmente la seguridad ciudadana en todos los sectores. La seguridad ciudadana ya está garantizada con todo el procedimiento de los capítulos sobre seguridad, en el reforzamiento del Ministerio Público, la defensoría de las víctimas. Incluso se discutirá sobre los inmigrantes irregulares, pero tenemos que centrarnos en los temas que preocupan cotidianamente como la salud, la vivienda, la educación. Estos temas valóricos ya los habíamos zanjado y en ese sentido, el pueblo ha sido en término generales, más prudente que nosotros en el sentido de decir eso queda a cada conciencia, la persona sabrá si opta o no, pero que no pueda ser penalizado en una situación difícil para la mujer. Esa parte de la prudencia y sabiduría popular, a veces la veo bastante esquiva y alejada de las discusiones que a veces hemos tenido.
- ¿A favor o en contra?
No, no voy a pronunciarme hasta que tengamos el texto entregado y, en general, tampoco me voy a pronunciar por un respeto a las personas. Lo que hago en mis columnas, en mis intervenciones hay una orientación crítica y quien lea puede sacar algunas deducciones de cosas que se han rectificado o refrendado. Soy respetuoso del proceso completo, hasta que se entregue el texto recién creo que podrá discutirse en términos de conversatorios. Por lo general no soy muy dado a señalarle a la gente, que es autónoma, soberana, si debe ir hacia un lado. En mi opinión, es considerar que esa persona es como si fuese un pupilo, bajo tutela, que no sabe discernir, formarse un juicio ni ponderar su propia realidad. Además, hay que partir de la base de que en una Constitución lo que la persona a veces decide es sobre el 20%, incluso el 15% de esa Constitución que le interesa, porque la mitad está referida a órganos autónomos del Estado, el Banco Central, Ministerio Público, Servicio Electoral, entre otros. A la gente le interesan las primeras páginas, cómo es el Estado, dónde están los derechos individuales, dónde están los derechos sociales, el respeto al medio ambiente. Y con esa base la persona configura si el sistema económico es lo que esperaba y cuál es su proyecto personal inserto en un tipo de sociedad que se dibuja en esas 15 primeras páginas. Ahí es donde se decide, no en las ciento y tantas páginas que tendrá el texto.
- No lo veremos haciendo campaña por ninguna opción.
Nunca se sabe lo que puede pasar, nunca digo de esta agua no beberé. Según cómo se plantee el texto finalmente y en gran medida lo que uno puede es discutir, estoy abierto a cualquier conversatorio que me inviten. Se puede inferir de las cosas que se han planteado de manera crítica cuál será más o menos el resorte que uno optará al final, pero de ahí a declarar públicamente “opten por esto”, no soy muy dado a eso. Sin embargo, nunca hay que decir de esta agua no beberé, porque de pronto tal vez te encuentres haciendo también una crítica un poco más dura.
- Pero haciendo propaganda con banderas en la calle no lo veremos.
No, soy reacio a esas actividades cuando se tiene que buscar un discernimiento mucho más tranquilo. Estamos de acuerdo que en las campañas que inicias sí, sales a la calle, pero cuando hay que tener serenidad, reflexión, en ese sentido, puedes conversar.
Por qué no aceptan que lo actual es simplemente sentido común para una sana convivencia en general?
Tanto les cuesta?
Al leer esta entrevista me queda claro que votaré