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viernes, 22 noviembre, 2024
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“En marzo no tendremos dinero y deberemos cobrar por las terapias”: El complejo momento de la Fundación Equinoterapia

La organización sin fines de lucro atiende en el sector de La Portada a unas 150 personas, entre niños, niñas, adolescentes y adultos con diferentes discapacidades. Actualmente la fundación opera gracias a los recursos de dos proyectos, sin embargo, las iniciativas finalizan en los próximos meses y de no encontrar alguna alternativa, tendrán que cobrar hasta 160 mil pesos mensuales a las familias. Taina Ide, presidente de Equinoterapia, hace un llamado a las empresas para que colaboren y así evitar que usuarios queden sin atención. Además, sostuvo que hay pacientes que fuera de la fundación prácticamente no reciben terapia y que su lista de espera supera las cien personas.

Unas 150 personas, entre niños, niñas, adolescentes y adultos, con diferentes tipos de discapacidades atiende toda las semanas la Fundación Equinoterapia en el sector de La Portada. En el extremo norte de Antofagasta, la organización funciona en un terreno que de manera gratuita facilita Carabineros y donde están los nueves caballos que participan en las terapias junto a sus los profesionales. Sin embargo, la dinámica de la fundación podría cambiar, ya que en los próximos meses finalizan los proyectos que permiten asumir todos los gastos de Equinoterapia y las familias tendrían que comenzar a pagar por las atenciones.

Taina Ide, directora regional de la fundación, espera que las grandes empresas salgan en su ayuda, la que no necesariamente es económica, porque pronto iniciarán tareas de construcción en un terreno que Bienes Nacionales les entregó en el sector de la desaladora norte. Y manifestó que la ONG no hace ningún tipo de discriminación socioeconómica y reciben pacientes que sí podrían pagar por sus terapias o atenderse en otras partes. Pero advirtió que hay usuarios que fuera de la fundación tienen poco o nada de ayuda profesional y aseguró que no pueden abandonar a gente que presenta muchas necesidades.

En caso de no conseguir más financiamiento de aquí a marzo, el valor de las terapias estará entre los 35.000 y 40.000 pesos, porque cuentan con profesionales de distintas áreas y deben cuidar caballos en el desierto más árido del mundo. “Entonces gastamos por todo, traer el pasto, la alimentación, el veterinario que debe viajar, las herraduras, vacunas, vitaminas, alimentación, el agua. Tendremos que cobrar y al hacerlo sabemos que hay gente que podrá pagar, aunque no es tanta como la que atendemos ahora, pero qué con todas las familias que no pueden desembolsar un aproximado de 160.000 pesos mensuales por las terapias”, lamentó.

  • ¿En qué consiste el trabajo de la fundación?

La fundación fue creada para trabajar con la discapacidad. Tenemos usuarios de todas las edades y con distintas discapacidades que conversen con la equinoterapia. Trabajamos con muchos niños y niñas con TEA, con personas con síndrome de Down, con síndromes raros, con parálisis cerebral, entre otros. Contamos con un grupo interdisciplinario de profesionales de la salud y de la educación, todos titulados y con cursos en terapias asistidas con animales, en equinoterapia, en equinoterapia centrada en el TEA. Ellos toman a estos usuarios pacientes y realizan planes de intervención en los que se trabajan las áreas más deficientes de cada persona.

En este momento tenemos un programa del Gobierno Regional que termina en enero y cuando llega un paciente con el diagnóstico de discapacidad y sus informes, los profesionales lo evalúan y se hace un plan de trabajo con objetivo. Cada seis meses se reevalúa para ver si cumplieron las metas y ver si necesitan aportes en otras áreas. Por ejemplo, un joven que llegó con problemas kinesiológicos de la marcha y después de seis meses está bien en esa área, se revalúa y tal vez necesita pasar al psicólogo, al terapeuta ocupacional o al psicopedagogo. Esto es para que el paciente tenga atención integral, porque somos un equipo interdisciplinario que trabajamos. Los terapeutas trabajan en conjunto con el caballar, que para nosotros es el coterapeuta, porque es el que nos ayuda a hacer la terapia.

  • ¿Cuándo comenzó la fundación y cuál fue el motivo?

Comenzó el 2015, cuando la familia de Lizet Tapia se vino a Antofagasta. Valentino, el hijo mayor, quien tiene una discapacidad y 12 diagnósticos, estuvo hospitalizado hasta poco más de los dos años y cuando salió probaron con distintas cosas y lo único que realmente le hizo bien fue la equinoterapia. Como Lizet es amazonas (jinete) desde pequeña tomó cursos de quimioterapia, se formó en eso y cuando llegaron a Antofagasta se dieron cuenta de que aquí no estaba esa especialidad. Lo que hicieron fue traer un caballo de equinoterapia para atender a Valentino y primero llegó una persona, luego otra, se sumó un profesional voluntario y más gente que necesitaba terapia. Y así pasó lo que ocurre con cosas que crecen desde el amor, que pasó de ser una familia que tenía dos caballos a un una fundación. Eso fue el año 2015 y el 2018 se conformó como como fundación con personalidad jurídica y desde noviembre del 2018 hasta ahora trabajamos con proyectos públicos y privados, donaciones, con voluntariado y tenemos más de 5.000 horas de atención.

  • ¿Cualquier caballo puede participar de las terapias y qué resultados consiguen en los pacientes?

El caballo se elige, necesita una marcha regular, porque su marcha es similar a la del ser humano, camina pie y brazo cruzado igual que nosotros. La marcha con esta cadencia en la zanca es lo mismo que el caminar de una persona, por eso nos hace también. Cuando subes a paciente que tiene, por ejemplo, parálisis cerebral con poco o nada de movimiento de piernas, al subir y el caballo caminar, el movimiento sube por los glúteos hasta el cerebro y se van prendiendo conexiones que antes no estaban.

El caballo es el segundo animal con más cercanía al ser humano, es un animal muy noble que logra entender cuando una persona se desregula, logra llevar a la calma. Incluso no usamos silla de desmontar, tenemos un mandil para que pase todo este movimiento junto al calor, la textura del pelo y el olor, lo que se transforma en un estímulo sensorial enorme. También, para elegirlos, además de la marcha, los preparamos, no hay una raza especial como en la canoterapia.

  • ¿Dónde funciona Equinoterapia?

Trabajamos en el predio fiscal La Portada, que pertenece a Carabineros, que nos presta el centro gratis cinco días a la semana. Ocupamos el picadero, que es el lugar techado de trabajo, lo que es muy importante por el sol y las epilepsias refractarias. Los carabineros que son enfermeros de ganado siempre nos prestan apoyo y los jinetes que salen a patrullar son muy amables con los niños. Allí estamos con nuestros nueve caballos, que van desde un pony de los fiordos, una mezcla de pony con criollo, un par de caballitos criollos, dos ingleses, una yegua que era de Carabinero e incluso un caballo árabe que es súper raro, porque tienen sangre caliente y se supone que no debería servir mucho para la equinoterapia, pero a nosotros nos ayuda mucho. Nuestros caballos trabajan en equinoterapia y en equitación adaptada.

  • ¿Cuántas personas atienden actualmente y cuántas trabajan en la fundación?

Tenemos 116 personas en el programa del Gobierno Regional que se nos acaba en enero. Y hay otros 30 niños y niñas de cuatro a 11 años que están por un proyecto que nos ganamos con el Más Unidos que dura hasta diciembre.

Nosotros trabajamos, porque la gente cree que la fundación es toda ad honorem, pero también necesitamos comer y vivir. Somos 12 empleados, entre terapeutas titulados, el petisero encargado de limpiar y dar de comer a los caballares. También está el veterinario, el contador, la administrativa, la persona del aseo y quien responde esta pregunta. Además, tenemos un grupo de voluntariado, algunos van de vez en cuando y otros son muy comprometidos, ayudando en la limpieza de las pesebreras y en la limpieza de los caballos. Hay chicos que han hecho la práctica profesional con nosotros y después se quedan como apoyo para laterales. En la terapia, el paciente que está sobre el caballar va con el tirador del caballo que lo hace parar en las estaciones, tenemos el terapeuta y uno o dos laterales. Son por lo menos cuatro personas las que trabajan en una terapia.

Recursos llegan a su fin

  • ¿Qué pasa con los recursos de la fundación considerando que los proyectos finalizan en diciembre y en enero?

Estamos muy complicados, porque no es el proyecto Más Unidos es solo hasta diciembre y era acotado, por tres meses. Tenemos un convenio con el Gobierno Regional que dura 24 meses, pero que termina en enero. En ese tiempo pudimos atender a unas 180 personas, niños, niñas, adolescentes y adultos, todos con discapacidad. Ese programa pagó la comida de los caballos, los artículos para nuestro quehacer, nos aportó en todo, pero termina en enero, no se renueva automáticamente y no hemos tenido mucha suerte con la búsqueda de recursos. Postulamos a proyectos públicos, seguiremos haciéndolo, sin embargo, también necesitamos la colaboración de las empresas privadas de la región y que deberían dejar su dinero de responsabilidad social en esta zona y no en otras partes.

A ellos apelamos, a su ayuda, porque descansaremos en febrero porque han sido dos años intensos de proyectos y regresaremos en marzo, pero en estos momentos no tenemos dinero para dar becas ni medias becas. Eso significa que tendremos que cobrar por las terapias y ese valor estará entre los 35.000 y 40.000 pesos, porque contamos profesionales de distintas áreas y trabajamos con caballos en el desierto más árido del mundo, lo que es casi una locura. Entonces gastamos por todo, traer el pasto, la alimentación, el veterinario que debe viajar, las herraduras, vacunas, vitaminas, alimentación, el agua. Tendremos que cobrar y al hacerlo sabemos que hay gente que podrá pagar, aunque no es tanta como la que atendemos ahora, pero qué con todas las familias que no pueden desembolsar un aproximado de 160.000 pesos mensuales por las terapias.  Y tampoco puede hacerse una terapia una vez al mes, porque necesitan ser consecutivas, es lo mismo que cuando una persona necesita kinesiología, el profesional no avanzará nada si el paciente va una vez al mes. Lo mismo con el psicólogo, con la Terapia Ocupacional, la fonoaudióloga y esas son las terapias que ofrecemos.

Para que el paciente tenga avances necesitan asistir semanalmente, pero no todas las familias tienen un aproximado de 160.000 pesos mensualmente. Por eso pedimos el apoyo de privados para que se hagan socios colaboradores o empresas que nos apoyen con voluntariado corporativo. Por ejemplo, podemos hacer un programa en el que una empresa nos aporte con el sueldo de tres terapeutas por algunos meses para dar terapia a los hijos de sus trabajadores y nosotros organizamos el horario para entregar diez becas. Hay un muchas formas en las que nos pueden ayudar, porque tampoco podemos estar viviendo del desfile de moda, del bingo o la rifa, que nos ayudan un montón para acumular una caja chica. Sin embargo, necesitamos un apoyo constante, porque las personas con discapacidad, quienes no son un número menor, requieren apoyo para avanzar en sus rehabilitaciones y habilitaciones.

  • ¿Y la posibilidad de seguir con un proyecto del Gobierno Regional que asegure recursos?

En estos momentos es complejo, porque podemos seguir postulando, debemos terminar este proyecto grande para postular a otro. También podemos postular a FNDR y otros, pero a lo que apuntamos, porque es lo que nuestros pacientes necesitan, es un apoyo constante. Si postulamos a una iniciativa que se abre en abril, los resultados salen en mayo y en junio nos dan el dinero, los pacientes ya perdieron tres meses de rehabilitación. Es algo que continuaremos haciendo, postulando a fondos públicos y privados, pero necesitamos una constancia. Hay pacientes que fuera de la fundación tienen poco o nada de terapia.

No hacemos discriminación socioeconómica y recibimos pacientes que sí pueden atenderse en otras partes, aunque hay otros que no disponen de los recursos. Estamos apartados de la ciudad, muchos se bajan de la micro, caminan un kilómetro y medio hacia la costa y llegan con el niño en un brazo y el burrito en el otro. Trabajamos con gente que tiene muchas necesidades y no podemos abandonarlos y lo que es tremendamente doloroso es nuestra lista de espera, que es de más de cien personas.

  • Lo que quieren evitar es quedar sin recursos y comenzar a cobrar por las terapias.

Queremos evitar el cobro de terapias, en el modelo ideal nuestro tendríamos apoyo de fondos públicos y privados, de empresas con alianzas, donaciones, socios colaboradores y podríamos atender a pacientes que puedan pagar, evaluando la condición socioeconómica de cada uno para que otros tengan medias becas y algunos con becas completas. Bienes Nacionales nos entregó un terreo en el sector de la desaladora y a fin de año estará completamente nivelado, cercado y debemos empezar a construir. Ese es otro tema, porque se necesita harta plata y esperamos que las empresas nos apoyen, al ser un terreno ser propio podemos construir un picadero, un área de trabajo mucho más grande con la posibilidad de atender pacientes privados, pacientes con medias becas o becas completas. Nuestra idea es no dejar fuera a nadie, porque una persona con discapacidad que mantiene una terapia constante desde pequeño, independiente de discapacidad, tiene enormes avances. En una persona que comenzó con las terapias de forma tardía se nota mucho la diferencia y alguien que asiste a terapias esporádicas no avanza y en algunos casos retrocede.

  • ¿Qué llamado hace a las empresas que pueden ayudar?

El llamado es un grito de auxilio a las empresas a que nos ayudan. Hemos tenido ayuda de compañías medianas y pequeñas, son pocas las empresas grandes que nos han colaborado, hace varios años que ya no ocurre. Lo ideal sería que las grandes mineras de la región nos pudieran apoyar, pero también hacer el llamado a las medianas empresas que muchas veces nos cooperan mucho. Necesitamos contenedores para hacer salas de terapia, necesitamos material de construcción para levantar un picadero grande, que es como galpón techado donde trabajamos. Necesitamos madera para las pesebreras, materiales para hacer las conexiones y las rampas de acceso para los pacientes. Recibimos todo lo que nos pueda ayudar, hace unas semanas nos regalaron un living para que los padres y tutores se sienten mientras esperan. Requerimos de estas intenciones de las personas naturales, pero también de las empresas.

Es tanta la angustia que tenemos que un grupo de padres de equinoterapia está movilizado y el 19 de octubre a las 10 de la mañana habrá una caravana, estamos avisando por Instagram dónde empieza y termina para mostrar lo que está pasando y nos apoyen. Hay una idea de hace una zumbatón con aportes, porque podríamos decir que se terminan los proyectos y dejamos de atender. Pero tenemos nueve chiquillos de cuatro patas que comen harto y gastamos mucho dinero en pasto. Así que necesitamos seguir generando dinero y recibir apoyo.

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