Una torta que generalmente se repartía entre dos, ahora tiene dos nuevos comensales. Este fin de semana se realizaron las elecciones municipales y autonómicas en España y que instaló definitivamente en el mapa político a dos fuerzas que nacieron, o más bien, canalizaron el descontento ciudadano de movimientos como los “indignados”: Podemos, y Ciudadanos, grupo de descolgados de derecha.
Estos dos nuevos conglomerados se metieron para la sorpresa y espanto de los dos dinosaurios que solían repartirse el pastel político en España: el Partido Popular (PP) y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE).
Este domingo, «Podemos«, liderado por Pablo Iglesias y en menor medida “Ciudadanos”, conglomerado de origen catalán encabezado por Albert Rivera, robaron muchos escaños en los diferentes parlamentos autonómicos de toda España y ganaron muchos concejales en diferentes ayuntamientos, lo que para muchos analistas confirma el fin del bipartidismo que desde el regreso a la democracia en España, había gobernado el país.
¿A qué se debe este fenómeno? Con el estallido de los movimientos sociales en 2011, el llamado “15-M” también conocido como los “indignados”, comenzaron a gestarse diversos cambios sociales y políticos, amplificados por la profunda crisis económica que llevó el recorte de beneficios sociales de los españoles y que llevó al presidente José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE) a adelantar la elecciones que finalmente terminó con el regreso del PP al poder, con Mariano Rajoy a la cabeza. A partir de ahí, se profundizaron los recortes, con una política de los “Populares” de austeridad, controlada de cerca por Alemania.
El descontento ciudadano creció, y fue incrementándose más y más debido al desvelo de diversos casos de corrupción que implicaban directamente a “pesos pesados” del PP y que implicaban de cierta manera al Presidente del Gobierno.
Fue tanto el descrédito del PP, que en estas elecciones perdieron más de 2,5 millones de votantes, y la mayoría absoluta en distritos, comunidades autónomas y ayuntamientos fundamentales (como Madrid, Valencia, entre otros) mientras que el PSOE, recupera en parte su poder político, pero ahora debe pactar con Podemos su hegemonía de las fuerzas de izquierda muchas comunidades y municipios del país.
Sin embargo, estas nuevas fuerzas políticas, sobre todo el Podemos, tienen el desafío de demostrar que son mucho más que un grupo que ha canalizado el descontento de millones de españoles, y cumplir con las propuestas que para muchos son “populistas” y demasiado influenciadas por la “doctrina” Chavista ejecutada hoy en día por Nicolás Maduro en Venezuela.
¿Y en Chile? Aún estamos lejos de romper la lógica binominal que ha gobernado nuestro país desde que volvimos a la democracia. Y si bien la presidenta Michelle Bachelet ya firmó la reforma al sistema binominal, está claro que es poco probable que surjan nuevas fuerzas políticas que sean capaces de disputar la torta repartida por la Alianza y la Concertación (o Nueva Mayoría, como prefiera) en los últimos 25 años. ¿Por qué? Porque ha quedado claro la disparidad en el financiamiento a los partidos políticos con los bullados casos Penta o SQM, donde dineros en “negro” se utilizaron para financiar campañas de uno u otro lado sin distinción ¿y a cambio de qué? No lo sabemos, pero lo sospechamos.
Debemos mirar con atención lo que ocurre en España, y velar que el surgimiento de nuevas fuerzas políticas no caigan en el populismo y por supuesto, regular y transparentar el financiamiento de la política y cortar de raíz los lazos con los grandes grupos empresariales, que ya tienen institucionalizado el desvío de dineros a los grupos políticos a cambio de…
¿lograremos vencer el bipartidismo en Chile?
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