El flujo migratorio de venezolanos que ingresan al país por las regiones del Norte Grande ha visibilizado con más fuerza lo que ocurre en las zonas fronterizas y las complejidades para su fiscalización. Y es que el ingreso ilegal de personas que buscan asentarse en Chile parece el menor de los problemas al compararlo con el tráfico de drogas y de vehículos robados que se desarrolla por rutas clandestinas. Cuatro exintendentes de Antofagasta hablaron sobre este tema desde su experiencia al mando de la región, coincidiendo en lo difícil que es controlar los límites terrestres, en especial con Bolivia, apuntando a que se requiere más apoyo del nivel central para enfrentar esta situación.
Valentín Volta fue intendente entre los años 2014 y 2016 (gobierno de Bachelet), pero conoce en detalle Arica y Parinacota, Tarapacá y la región, zonas que explicó, se caracterizan por el ingreso de personas y de tráfico. “El control siempre ha sido un problema porque las fronteras están extremadamente abiertas, e imagino que en la crisis migratoria que estamos viviendo, la fiscalización de las personas es más difícil, no se puede actuar ahí con fuerza a diferencia del control de vehículos y de quienes están vinculados a delitos”, manifestó.
Por eso, cuando estuvo en el cargo aplicó un plan para el disminuir el tráfico de drogas y de vehículos robados, idea que luego se implementó en Tarapacá. Con Carabineros, el Ejército que cumplió labores de información, el Gobierno Regional y Vialidad, concretaron la destrucción de 19 pasos ilegales. “Esta acción fue muy interesante y desconozco cómo se encontrará ahora, pero incluso el tema principal eran los recursos para que Vialidad desarrollara esa tarea y logramos que el Ministerio de Obras Públicas lo incorporara en su presupuesto permanente”, dijo.
Junto a este trabajo realizaron otras acciones en las que se utilizaron equipos como visores nocturnos para detectar movimiento y levantamientos satelitales que identificaron los puntos de tráfico para destruirlos o vigilarlos de mejor manera. Pero advirtió que al ejecutar todo esto, los delincuentes cambian, el escenario es dinámico y por eso la idea es que esta clase de trabajos se apliquen de forma permanente.
Control interno
Sobre la crisis migratoria y las fronteras, Volta expuso que opciones como colocar muros en es algo que no compartiría por una mirada humanitaria de lo que son las crisis migratorias. Y desde el punto de vista práctico aseguró que es imposible por las características geográficas de la región, con grandes extensiones, paisajes llanos, otros con cumbres y quebradas.
Para el abogado, la tarea tiene que centrarse en el control migratorio interno, para así identificar y despejar a las personas que escapan del drama humanitario de los delincuentes que tal vez aprovechan esta oportunidad. Y señaló que el gobierno y las autoridades regionales están al debe.
“El delegado y el gobernador están obligados a trabajar en conjunto por esta crisis tiene una vertiente legal y queda en manos del delegado y la humanitaria, que también pudiera asumir el delegado, pero sería más complejo, algo que sí puede tomar el gobernador, ya que le corresponde el desarrollo social de la región. Lo que plantearía es decretar zona de emergencia en Tocopilla y Antofagasta, comunas de tránsito, para movilizar recursos y habilitar albergues. Esto, porque la respuesta del delegado fue lamentable, decir que los migrantes están pasando y no tienen como destino la ciudad, es ver la mitad del problema”, declaró.
“Este tema depende del gobierno central»
Intendente entre los años 2012 y 2014, durante el primer gobierno de Piñera, Pablo Toloza recordó que en su época trabajaron el Plan Frontera Norte, ya que para la PDI y Carabineros es imposible controlar todos los pasos fronterizos de la región. “El problema es la extensión de la frontera y su característica, relativamente plana, con una serie de caminos clandestinos. Además, existen muchas rutas internas por la exploración minera que, si bien no son asfaltadas, permiten circular por ellas. También se necesita una inversión tecnológica importante, aunque en la actualidad tenemos las suficientes herramientas”, indicó Toloza.
En materia de migraciones, el constituyente cree que lo ocurrido en Iquique es solo un síntoma, pero no la enfermedad. Subrayó que, si no contamos una migración ordenada, será difícil controlar y para eso se requieren normas precisas, porque la regulación migratoria es una institucionalidad nueva y todavía ni siquiera se han generado los reglamentos, servicios y todo lo propio de ella. El gobierno tiene que dar de inmediato urgencia a esto, añadió, porque se trata de un tema que la región enfrenta desde hace tiempo, con una permanente migración boliviana y peruana que ha sido controlada, pero en los últimos años Antofagasta registra olas migratorias importantes, como la colombiana que comenzó el 2010.
“Superamos esa situación y ahora tenemos una nueva ola con los venezolanos que huyen del gobierno nefasto gobierno de Maduro y tampoco hemos realizado mejoras. Si no ponemos atajo y establecemos una migración ordenada, lo que ocurrió en Iquique podría repetirse. Condeno todo tipo de violencia, aunque no debemos quedarnos solo con eso, es un síntoma, pero no la enfermedad. Este tema depende del gobierno central, la situación escapa a lo regular y no podemos pedirle solo al delegado presidencial que se haga cargo de esto. Necesitamos al Ministerio del Interior las coordinaciones van más allá de las facultades locales”, emplazó Toloza.
“El apoyo siempre será bienvenido»
Rodrigo Saavedra, el último intendente de Antofagasta (2021) antes de la aparición de la Gobernación Regional, indicó que le tocó en su gestión el peak de Colchane, el que tenía dos puntos de acceso, la extensa frontera con Bolivia y el límite con la región de Tarapacá. En este último están los ingresos por Río Loa y María Elena y de quienes transitaban por estas rutas, un porcentaje muy bajo se quedaba en Antofagasta considerando que pasaron miles y que sus destinos eran la Cuarta, Quinta y Región Metropolitana. En la otra zona, agregó, la frontera con Bolivia tiene cientos de kilómetros y el paso más directo desde el norte es el de Ollagüe, el que reforzaron con contingente de Carabineros, la PDI y el Ejército colaboró entregando información.
“Tenemos un flujo histórico de bolivianos que transitan hacia la región y llegan a Calama, pero también tiene un factor de contrabando y narcotráfico con un combate muy efectivo de las policías y solo los decomisos de droga muestran más de cinco toneladas. El ingreso de migrantes venezolanos era menor, porque si bien existen varias rutas, es más complejo que hacerlo por Iquique debido a la altura y la distancia”, detalló Saavedra.
A pesar de los esfuerzos las policías en la identificación de caminos ilegales y formas de operar, el exintendente dijo que los narcotraficantes y contrabandistas siempre buscarán nuevas rutas y horarios. El exdirector del Serviu también afirmó que ahora todo esto es mucho más visible por la movilidad de personas, la que es más aguda de Tarapacá al sur de Chile que por los pasos fronterizos de Antofagasta hacia Bolivia.
“Siempre será complejo por la gran extensión de frontera con Bolivia, se ha destinado bastante recurso humano, pero no podemos tener contingente en cada kilómetro. El apoyo con recursos siempre será bienvenido y por eso durante el primer trimestre cuando fui intendente logré un convenio de programación con Carabineros para reforzar la vigilancia con vehículos que también tendrían como objetivo la frontera. También se requiere equipamiento para las personas, en temporadas como ésta en la noche fácilmente pueden registrarse 15 grados bajo cero”, manifestó Saavedra.
“El aumento de las incautaciones debe atenderse»
Jorge Molina fue intendente (2002 y 2006) en el gobierno de Ricardo Lagos y primero aclara que en esos años no existían los volúmenes migratorios que luego aparecieron y que, aunque ya eran crecientes, se mantenían en rangos moderados. “Tampoco el presidente Lagos salía a invitar a venirse a Chile a todos los que quisieran hacerlo”, cuestionó.
Sobre los controles fronterizos, dijo que estos se distinguen entre varios tipos, la fiscalización comercial, de personas y lo fitosanitario. Cuando estuvo al mando de la región, recordó que se trabajó en comités de frontera con los países vecinos para facilitar el paso por las fronteras, instancia que permitía resolver varios problemas, ya que Antofagasta forma parte del Corredor Bioceánico.
“En el tema humano, lo que incentivamos fue el trabajo cultural y deportivo para facilitar un intercambio efectivo. Chile y Antofagasta no serán nada si no logran ser parte de la gran región que es el Centro Oeste Sudamericano, porque los nuevos desafíos tienen que ver con robustecer la capacidad de entendimiento de un país pequeño como el nuestro”, destacó.
Molina sostuvo que es sorprendente, tras 18 meses de pandemia con fronteras cerradas, que le tránsito de droga en la región creciera y que las incautaciones policiales aumentaran, “es un problema que debe atenderse”.
“La migración debe enfocarse siempre como un tema humanitario. Henry Dunant, después de la Batalla de Solferino en 1859, constató que había miles de heridos y fallecidos, lo que produciría un grave problema sanitario, y por eso crea la Cruz Roja. También está la Media Luna Roja para evitar problemas religiosos en el mundo islámico, como organismo humanitario, conceptos que debemos tener presentes para entender que la migración es humana, no son animales. Ahora si un extranjero comete un delito, será sancionado como todos, pero las estadísticas en la región indican que el grueso de los delitos es de chilenos. No olvidemos que Antofagasta es una sociedad de migrantes, una de las colonias croata más importante está acá, la colonia griega más importante está aquí. Lo que pasa es que hay xenofobia y racismo, porque esta migración es de color”, concluyó el abogado.