Las nuevas medidas que pretenden disminuir (ojalá evitar, pero eso sería un sueño) la corrupción en la política, que es parte de la Agenda de Transparencia y Probidad que impulsa el Gobierno y que actualmente se discuten en el congreso, consideran un financiamiento público para los partidos políticos, es decir, financiar con el dinero de los impuestos de todos los chilenos, el que en vez de ser utilizado en educación, salud u obras públicas, sería utilizado para pagar los gastos corrientes de operación de los partidos políticos, los arriendos de sedes, su personal, ¿sus comidas?, ¿sus traslados, ¿Asesores?… mejor no sigamos pensando que podrían financiar. Se acaba de descubrir como un parlamentario tenía contratada a su amante como asesora. Da para cualquier cosa.
Este proyecto establece un financiamiento permanente a los partidos políticos, también rebaja el límite de gasto electoral en 50%, salvo para las elecciones municipales, pero incrementa significativamente el aporte estatal a los partidos al inicio de las campañas y se aumenta el reembolso de gastos electorales que los candidatos reciben al término de las campañas.
La pregunta que surge es ¿Corresponderá financiar en forma permanente a los partidos políticos?
¿Qué representan hoy los partidos políticos?
Según las encuestas, los PP son las instituciones con la peor evaluación por parte de la ciudadanía (ver gráfico) y esta evaluación se la han ganado solos, nadie hace hoy un llamado a despreciar a los políticos a los PP, como alguna vez lo hiciera Pinochet consiguiendo un efecto contrario, ha sido en democracia donde el actuar de los políticos los ha colocado en este pésimo lugar.
[blocktext align=»left»]Los Partidos Políticos eran los canales por los cuales la ciudadanía transmitía sus sentires al estamento político. Hoy ni lo uno ni lo otro, ni son el canal, ni son los proyectos de sociedad que identifican a nadie.[/blocktext]
Hoy los PP han devenido en simples agencias de empleo, donde los que se incorporan no están por defender un ideario o una visión de país, se incorporan para conseguir algunos de los puestos de trabajo en el estamento público que reparten los caudillos de la fracción ganadora al interior del partido cual botín de guerra, porque ya ni si quiera es posible reconocer un PP, ya que al interior conviven distintas fracciones, cada una detrás de distintos caciques y según cada uno acceda a la dirección del partido es como este derrama cargos y puestos hacia sus seguidores.
Entre los analistas del tema, se postula que hoy el rol de canalizadores del sentir de la comunidad y quienes proponen nuevas visiones de sociedad, no son los PP, sino que han comenzado a ser sustituidos por los denominados movimientos sociales y también algunas ONGs.
Se piensa que las grandes propuestas y discusiones de cómo se organiza una sociedad irán por el lado de lo ambiental, de cómo podemos sostener las economías en forma sustentable, como logramos hacer más equitativas nuestras sociedades con beneficios para todos y sin comprometer el desarrollo futuro de nuestro medio ambiente.
No podemos entonces, entregar todo el apoyo a instituciones que surgieron el siglo 19 y que ya hoy demuestran estar totalmente superadas.
Alguna vez los PP fueron los espacios donde la ciudadanía reconocía proyectos de sociedad. Se mostraba un abanico diverso, se podía escoger cual lo representaba. Los PP eran los canales por los cuales la ciudadanía transmitía sus sentires al estamento político. Hoy ni lo uno ni lo otro, ni son el canal, ni son los proyectos de sociedad que identifican a nadie.
Si añadimos a la falta de identificación con proyectos ciudadanos toda la corruptela antes descrita, creo que si preguntáramos a la ciudadanía si debemos financiar los PP, la respuesta sería un rotundo no.
Yo opino que basta de financiar a los partidos y a sus integrantes. Propongo que se financien ellos así como hay muchas instituciones que se financien con el aporte de sus miembros. Así se darán cuenta que cuesta y como muchas instituciones que tienen un pasar debil, pero se manejan muy bien con sus dineros.