La “Estación Fotógrafo de Cerros” es un centro cultural autofinanciado que Glenn Arcos levantó para dedicarlo a impartir diferentes tipos de talleres a niños de campamento en Antofagasta. Cuando estos espacios no están disponibles en sectores vulnerables, “el único camino de los jóvenes es la falta de oportunidades”, expresó. Se trata de una idea que decidió concretar tras la muerte de su madre y ver la situación de las calles en el estallido social, y su nombre se debe a que Hernán Rivera Letelier llamó así este profesional en el libro “El escritor de epitafios”.
Arcos (48) nació en Chuquicamata y en 1992 se trasladó a Antofagasta para estudiar periodismo en la Universidad José Santos Ossa. Pero en el primer año de carrera comprendió que la fotografía era su pasión y comenzó a estudiar diseño y a formarse como fotógrafo. En 1996 entró como corresponsal a El Mercurio, época en la que decidió radicarse para siempre en la ciudad. “Para mí la fotografía necesita un sentido y ser un aporte para visibilizar problemas sociales que, al parecer, nuestras autoridades no tienen la sensibilidad para percibir y darse cuenta del difícil momento que vive el país y se van de vacaciones”, confesó el profesional.
La iniciativa nació porque primero estaba desarrollando un centro cultural para Hernán Rivera Letelier. Cuando estaba en ese proyecto sucedió el estallido social en el país, luego la pandemia y la muerte de su madre. “Y en este proceso, durante el estallido, reafirmé mi voluntad de trazar un proyecto social, porque había muchos jóvenes en las calles y eso alimentó mis ganas de hacer trabajo en los campamentos, con jóvenes en riesgo social y enseñarles fotografía. La idea era generar un espacio cultural abierto a la comunidad”, explicó sobre el trabajo que puede verse en el Instagram ‘@estacionfotografodecerros’.
El objetivo principal del centro es generar oportunidades, compartir conocimientos, abrir espacio para la ciencia con una mirada ambiental, porque la fotografía y la agricultura son dos de sus grandes pasiones. “Mi intención es aportar desde mi experiencia a jóvenes que están buscando una oportunidad. Entre los aliados que tengo, Felipe Berríos y la Fundación Recrea han sido clave, para mí es un honor que estén ahí porque han sido un puntal de confianza y de valoración a mi trabajo”, reconoció.
Al mismo tiempo, reconoció que esta tarea sirvió para buscar un sentido en su vida, ya que luego de perder a sus padres, los principales inspiradores de su trabajo, estuvo en reflexión sobre cuál era el significado de estar aquí. “Mi mamá fue quien me enseñó la fotografía, María Molina, y junto a mi padre Hernán Arcos, me transmitieron todo lo que se ve en mis fotos, una mirada particular con voluntad social hacia los demás. Tuve hartos hermanos que eran menores que mi mamá acogía en las calles y siempre la quisieron. Ella era así, ayudaba en especial a los niños que antes tenían una vida muy difícil porque a veces tenían que trabajar”, recordó.
Su padre era músico y fundó bandas de jazz en Calama, tocó con la Orquesta Sinfónica de Antofagasta y con varios grupos musicales, “era el hombre del trombón cuando en Cobreloa cuando jugaba Melero, Tabilo, hacía gritar a todo el estadio. Y siempre tuvo un perfil bajo, igual que yo”.
Arcos tiene una trayectoria de 25 años en El Mercurio, ha publicado en las agencias más importantes del mundo, en el New York Times, registra trabajos con editoriales como Random House y también hizo clases en la Universidad Católica del Norte. Como siempre tuvo ganas de enseñar se dio todo para que iniciara este proyecto, y “por esas cosas de la vida apareció el sacerdote Felipe Berríos, que con la Fundación Recrea me apoyaron en este proceso. Antes el centro cultural tenía piso de tierra y ahora tenemos cemento y me ayudan a que avance de forma significativa”.
Autofinanciamiento
El profesional sostuvo que en la iniciativa está trabajando con varios fotógrafos, como Patricio Báez, Nelson González, Patricio Aguilera, Claudia Véliz, Claudia Soto, Keyla Larrea, Luis Lopez, Nina Korvenoja, Pablo Paez, Dolores Reina, que es una gestora cultural, y además cuenta con Rivera Letelier, con actores como Ángel Latus y gente del teatro que también lo está apoyando. “La ubicación está en el sector vulnerable en el que vivo, la Población Oriente (calle Zenteno), que no tiene espacios culturales y el único camino de los jóvenes es la falta de oportunidades. Es bueno abrir espacios distintos para tener otra mirada”, subrayó.
Actualmente están ejecutando actividades con niños de campamentos como el Altamira, y en esta labor también recibió la ayuda de una becaria de Finlandia, quien aporta una mirada diferente al centro cultural y que llegó con el respaldo de un programa del Ministerio de Educación de ese país, que entrega apoyo para que sus jóvenes conozcan culturas distintas.
“Nosotros vamos al campamento y hacemos talleres de pintura, de dibujo, de fotografía y la semana pasada tuvimos una actividad de actuación para comenzar a despertar algunas habilidades en los niños. La idea es hacer esto de forma permanente y no tenemos ningún financiamiento, solo la voluntad de nuestros aliados. Los jueves tenemos actividades y queremos que la relación sea permanente, porque el objetivo es generar oportunidades”, enfatizó.
Al impartir los talleres constató que existe un montón de sueños en los niños de estos sectores, quienes muestran mucho entusiasmo, con madres preocupadas y gente con mucho potencial. Expuso que varios de los chicos que tomaron las cámaras ya las manejan perfectamente, “son como esponjitas que están deseosos de aprender”. Sin embargo, añadió, el problema es que no cuentan con espacios y si tuvieran un compromiso permanente, tendrían una perspectiva más favorable. “Veo que las iniciativas duran un tiempo y luego se olvidan de las personas, por eso creo que debemos hacer esto con un real compromiso social y así podremos avanzar. Tenemos mucha gente con ganas de compartir conocimiento y creo que este centro cultural será siempre así”, aseguró.
Arcos detalló que cuando estaba armando el proyecto no sabía qué nombre utilizar para el centro cultural y esta idea fue perfecta. “Se llama ‘Estación Fotógrafo de Cerros’ porque Hernán Rivera Letelier me nombró así en su libro, ‘El escritor de epitafios’. El centro está en proceso de construcción todavía, pero en una etapa avanzada, cerca del 70% para montar la exposición ‘Hernán Rivera Letelier en el mundo’ en la que mostrará la obra del escritor, que está en 23 idiomas y en los cinco continentes. Hice una recopilación de sus libros y además de las fotografías que he capturado de él durante 25 años. Estoy habilitando los espacios para la exposición y tendrá imágenes del desierto que aparece en la obra de Rivera Letelier”, indicó. Aún no tiene una fecha definitiva para este hito que marcará la inauguración de su estación, pero el fotógrafo pretende que sea durante este primer semestre.
Reconocimiento a Rivera Letelier
También manifestó que una de las motivaciones de la exposición es que siempre ha sentido la postergación de un centralismo que no tiene ojos para mirar alrededor y darse cuenta de que la obra de Hernán Rivera Letelier merece un Premio Nacional de Literatura.
“Quiero visibilizar esto, no hacerlo es una falta de respeto al tremendo aporte a la cultura que ha realizado. Hay que hacer justo, de sus libros han hecho óperas, obras de teatro, es un escritor que se lee en los colegios. Es uno de los narradores más importantes del norte y está dentro de lo diez mejores escritores chilenos, así que es justo reconocerlo en vida”, propuso Glenn Arcos.
Excelente iniciativa, una motivación contagiarte, profesionalmente desarrollada. Merece todo el apoyo. Felicitaciones
GLEN:
TE NVITO A LA INAUGURACION DE FOTOGRAFIA DEL GRAFICO RICARDO DE LA PEÑA
LUNES 13 DE FEBRERO 2023 A LAS 12.00 HORAS
CASA DE LA CULTURA LATORRE 2535