En un verdadero Vía Crucis se había transformado el proceso de consulta indígena para la Seremi María Fernanda Alcayaga (Desarrollo Social) y su par de Gobierno, Francisco Salazar. Esto, luego que en cada una de las localidades y comunas de la región que visitaron para promover esta iniciativa del gobierno que busca modificar la ley actual, encontraron un bochornoso rechazo.
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Sin embargo, esta última parada del proceso que sería este sábado en Calama, planteaba condiciones excepcionalmente riesgosas para el gobierno regional. Teniendo en claro que el bochorno sería igual o mayor a los ya vividos, rondaba el temor que estas alcanzaran un mayor impacto debido a la alta cantidad de medios de comunicación que sí se encuentran en la ciudad, a diferencia de los otros puntos donde la prensa no alcanzaba a ir.
Es por eso, que no llamó la atención la carta que recibieron los pueblos del interior donde -con firma de la Seremi Alcayaga, se decidió suspender la consulta indígena en Calama bajo la excusa que el lugar donde se realizaría (Auditorio Inacap de Calama) «no reúne las condiciones mínimas de seguridad para los asistentes», citando un informe de la Prefectura de Carabineros El Loa.
Los rostros del fracaso
En el gobierno estaría claro que el costo político de estos fracasos debiera recaer solo en el Seremi de Gobierno Francisco Salazar y su par de Desarrollo Social María Fernanda Alcayaga, evitando así expandir el conflicto al Intendente quien ha mantenido un silencio sepulcral respecto al fracaso de la implementación de esta consulta indígena en la región de Antofagasta.
Situación similar ocurriría con los parlamentarios del oficialismo quienes no han salido en ayuda de ambas autoridades locales quienes -pese a la cercanía de ambos con la diputada Paulina Núñez (RN)– debieron enfrentar durante el proceso denuncias de la utilización de «palos blancos» y luego las críticas por la utilización excesiva de dotación policial para realizar las consultas indígenas al interior de la región.
Solo restará ver cuánto tiempo dejarán pasar para la suspendida sesión en Calama y cuán dispuesto está el gobierno regional a través del Intendente o los diputados de su sector a salir en ayuda de ambas autoridades hoy superadas por todos los frentes y estar presentes en la última parada de esta consulta aún sin fecha de realización. O bien, mantendrán la lógica que sea ese el último y bochornoso final para Salazar y Alcayaga a cargo de este importante proceso que en Antofagasta solo ha sabido de fracasos.