A fines del año pasado, el Hogar de Cristo en Antofagasta recibió el caso de una persona que se lanzaba hacia los autos, transformándose en un peligro tanto para los conductores como para sí mismo. La situación fue compleja, ya que el Servicio de Salud presenta un colapso por atenciones mentales y luego de varias gestiones, consiguieron una ambulancia para internarlo en el área psiquiátrica del hospital y al recibir el alta médica, lograron su reunificación familiar en Calama.
La jefa social territorial del Hogar de Cristo en Antofagasta, Andrea Cox, explicó que frente a estos escenarios extremos de personas calle, lamentablemente el sistema no responde rápido y deben ser insistentes, “poner el grito en el cielo para que sean considerado”. A pesar de que la pandemia aumentó el número de quienes viven en esta condición, dijo que la emergencia sanitaria no implica que aparezcan más personas con trastornos, ya que, según su experiencia, en general es una de las condicionantes de quienes finalmente llegan a la calle.
El Informe Calle 2022 detalla que, en la región, hay 932 personas en esta situación y 115 de ellas acumulan 20 años o más viviendo así, lo que inevitablemente empeora su estado de salud mental. Durante el trabajo del hogar, Cox aseguró que observan una mayor agresividad en la calle, pero no necesariamente de quienes viven ahí, sino en el trato hacia las personas en esa condición. “Años atrás una ruta calle era celebrada por la comunidad y hoy no, hay más juicio de por qué ayudamos a gente que no lo merece, supuestamente. Y también hemos visto algunos casos de personas calle que las notamos más agresivas, algo que no se daba tanto antes”, subrayó.
Sobre el caso del joven formalizado por abuso sexual en el Parque Croacia, dijo que ni ella ni los voluntarios tenían conocimiento de él y desconoce cuánto tiempo llevará en esa condición, enfatizando que en hechos con delitos, lo que corresponde es que las instituciones correspondientes actúen.
La trabajadora social informó que este 21 de junio a las 19 realizarán la “Ruta solidaria la noche más larga”. A las 19 horas, el punto de encuentro estará en el estacionamiento frente a la Petrobras Costanera Zujovic. La actividad es por el inicio del invierno que complica la situación de quienes no tienen hogar, por lo que servirá como una instancia de reflexión para repartir ropa de abrigo y frazadas en puntos cercanos.
- ¿Cuál es el trabajo que realiza el hogar para personas en situación de calle?
Tenemos tres dispositivos y uno es el programa calle, que atiende a 60 personas para el desarrollo de sus habilidades sociolaborales, con un acompañamiento para que durante un periodo cercano a los dos años y con distintas etapas, mejoren su calidad de vida. El hogar también tiene una hospedería que acoge de lunes a lunes a 20 personas con alojamiento, alimentación e higiene, y se les entrega una intervención psicosocial. Además, contamos con un dispositivo que está liderado por voluntarios, la ruta calle, que sale una vez a la semana a entregar contención, orientación y alimento. Se recorren distintos puntos y ha sido una gran ayuda porque sirve para conocer casos de mayor gravedad, como enfermos o familias con niños en riesgo de vulnerabilidad, los que son levantados a instituciones u organizaciones para que nos ayuden a resolver de manera rápida situaciones de urgencia.
- ¿Con la pandemia y el flujo migratorio en el norte del país, qué tan exigidos están los albergues del hogar?
Todos los dispositivos los coordinamos mucho, tanto los formales como los no formales, porque hay varios albergues que son de la iglesia evangélica que, si bien tienen otro matiz, son de gran ayuda al ofrecer alojamiento y contención. Los dispositivos en general están bastante demandados, casi todos tienen los cupos completos y cuando se desocupan se utilizan rápido. A través de los voluntarios estamos en constante contacto con Corazones Unidos o Amor al Prójimo, por ejemplo, rutas en las que aparecen casos de alta complejidad y por eso nos llamamos entre nosotros. Hace dos semanas, desde la Defensoría Penal me llamaron por unos casos de personas que estuvieron detenidas y al quedar en libertad no tenían dónde dormir. Nos solicitaron ayuda y tuvimos que hacer un sobre esfuerzo.
El número de personas en calle aumentó, tanto a nivel nacional como en la ciudad de Antofagasta y en Calama llega al mismo número que la capital regional que es mucho más grande.
- ¿En este contexto registran más personas en situación de calle con problemas de salud mental?
El trastorno mental, por lo general, es una condicionante de una persona calle. Si bien la pandemia aumentó la crisis de la salud mental, esa ya era una característica de quienes viven ahí. Además, las condiciones de cómo viven deterioran más rápido la salud mental. La pandemia no es lo que hace que veamos más personas de calle con trastornos, es una situación que se da en esta problemática y la seguimos observando igual que antes. En la calle se produce deterioro, porque no tienes posibilidades de buena higiene, de privacidad, están expuestos al frío y al juicio del resto de la sociedad. Lo que sí hemos observado es una mayor agresividad en calle, pero no necesariamente de quienes viven ahí, porque nos ha pasado que existe más agresividad en el trato hacia las personas en esa condición. Años atrás una ruta calle era celebrada por la comunidad y hoy no, hay más juicio de por qué ayudamos a gente que no lo merece, supuestamente. Y también hemos visto algunos casos de personas calle que las notamos más agresivas, algo que no se daba tanto antes.
- ¿Cómo trabajan con los casos de extrema complejidad?
Siempre será complejo trabajar con personas que tengan algún trastorno mental, porque se requiere de una ayuda mayor que un plato de comida o abrigo, se necesita intervención profesional, psiquiatras, medicamentos o terapias. Si hablamos de personas que no sufren este problema, por lo general, no es difícil trabajar con ellos, basta con generar vínculos. Eso es lo que hacemos con los distintos dispositivos, cuando se conoce a la persona día a día, su historia, sus necesidades, se abren oportunidades para que salga de su situación crítica y se logra una transformación en su vida. Aunque esto requiere tiempo, porque es común que se diga que ellos no quieren, que se les ofrece ayuda y no la aceptan, pero se trata de momentos para decidir y tomar las oportunidades, a veces necesitan procesos previos para encontrar trabajo.
A fines del año pasado tuvimos el caso de una persona que se tiraba hacia los autos y era un peligro tanto para los conductores como para sí mismo. Fue un caso muy difícil porque el Servicio de Salud también está colapsado, pero logramos trasladarlo con una ambulancia a la unidad de Psiquiatría para hospitalizarlo y al recibir el alta lo acogimos como Hogar de Cristo e hicimos una revinculación con su familia en Calama.
- Actualmente está el caso de un joven que fue conocido por un hecho en el Parque Croacia y que al parecer tiene una seria dificultad mental.
No lo conozco y sé que nuestros voluntarios tampoco lo conocían, no sabemos cuánto tiempo lleva en la calle. En casos así es importante hacer las gestiones pertinentes, si es delito, tiene que ser detenido y que la institución correspondiente tome las medidas. Como el caso que mencioné, que fue hospitalizado en Psiquiatría, se han presentado y no podemos hacer mucho cuando se requiere una intervención especializada, alertamos a las redes que corresponden.
En los casos de salud grave, como uno que tuvimos recientemente que casi era una condición de vida o muerte, se necesita mucho esfuerzo. Lamentablemente tenemos un sistema que no responde rápido y debemos ser insistentes, poner el grito en el cielo para que sean considerados. Cuesta mucho que esta problemática se entienda como una situación de exclusión más que las personas viven así porque quieren y si seguimos pensando de esa forma, habrá menos seriedad para enfrentar este problema. Esto nos pasa muchas veces, los enviamos al Servicio de Salud y son los últimos en ser atendidos o no se hace con integralidad o sin mirar que, si necesita reposo, tendrá que hacerlo en la calle y no en una casa.
- También hay que considerar que trabajan con personas que llegan de forma voluntaria a ustedes.
Todos quienes llegan a nuestros dispositivos lo hacen de manera voluntaria y quienes salen a la ruta calle también trabajan con personas que acceden a que sean atendidas. Muchas veces nos pasa que alguien no quiere nada y tenemos que irnos. En general alertamos a las autoridades cuando nos encontramos con quienes echan a la gente, no respetan o generan disturbios, porque puede que exista alguna condición que atender.
En el Informe Calle 2022 están los números de Antofagasta. En la pregunta de por qué las personas llegaron a calle, de las 932 identificadas en la región, 540 responden que es por problemas con la familia y 215 por problemas de alcohol y drogas. Podríamos decir que ambas situaciones podrían estar relacionadas a la salud mental, y por motivos económicos, 123 personas.
- ¿En los últimos dos años notaron un cambio en las nacionalidades de quienes requieren su ayuda?
Sí, hemos notado el aumento de extranjeros, el año pasado hubo una exposición importante, hubo días en los que el 50% de nuestros atendidos eran venezolanos. Hoy no, tenemos más chilenos, pero sigue siendo un 15% o 20% de extranjeros. En la calle, cuando ejecutamos la ruta social que financió el Ministerio de Desarrollo Social, hubo días en que nuestras prestaciones de 50 desayunos y 50 cenas, prácticamente en un 80% eran para familias. Ya que había más niños tuvimos que hacer una adecuación para lo que los desayunos trajeran kits más infantiles. Pero este año y eso coincide con las barreras que se impusieron, disminuyó un poco, lo que no quiere decir que no se registre, pero a diferencia del 2021, se han visto muchas menos familias.
- Estas son familias en tránsito, no vienen a quedarse en la calle.
Por lo general las familias son más de tránsito, porque saben que, si se quedan mucho tiempo, peligra su unión familiar. En Chile existe una protección de la niñez potente, entonces son conscientes de que, si permanecen demasiado en la calle, se tomarán medidas de protección con los niños. Por eso transitan rápidamente o buscan alguna solución, como buscar trabajo para salir de la calle. A la fecha he visto un caso de una familia que se mantuvo y se hicieron las medidas de protección con los niños.
- ¿Cómo ve las relaciones con el aparato público para enfrentar lo que ocurre con personas que viven en estas condiciones?
Estamos contentos con las licitaciones de los distintos dispositivos. En la región se abrirán cinco nuevos albergues pensados en modalidad de familia y eso responde totalmente a que el mundo público está mirando las necesidades presentes. De esos cinco albergues, tres funcionarán durante todo un año, lo que es positivo porque en general se entregaban recursos para abrirlos solo por el invierno, y ahora podemos hacer una intervención que implique soluciones en varias dimensiones.
Existe una buena coordinación, tenemos abiertas las puertas de la Seremi de Desarrollo Social, de la Gobernación Regional y creo que en lo que debemos seguir avanzando es en soluciones integrales para transformar la vida de quienes están en calle. También planteamos a las autoridades que falta mayor coordinación entre las áreas, como la social, salud o salud mental. En vivienda hay un subsidio de arriendo para las personas en calle, pero pide tanto requisitos que la gran mayoría no puede cumplirlos.