Héctor Eduardo Ávalos Araya tiene 72 años y este martes 30 de diciembre le tocó su último concejo como secretario municipal. Hoy dice adiós al rol que realizó por 16 años, a los cuales se suman 18 como director de administración y finanzas, más otros tantos en distintos departamentos de la casa consistorial hasta completar 50 años y 11 meses en este, el que hasta hoy, era su lugar de trabajo, pues se jubila.
Iquiqueño de nacimiento, antofagastino por adopción, es la persona con más experiencia de vida en este edificio, el mismo que ayudó a su construcción. Así hace un repaso de lo que ha visto en la municipalidad desde que ingresó a hacer la práctica, hasta ahora. Historias que van desde intentos de peleas a combos en pleno concejo, y la época de mayor avance de la ciudad.
- ¿Ha cambiado el nivel del debate en el concejo municipal?
- Ha cambiado muchísimo. Antes nos encontrábamos con un debate interno que era más respetuoso. Pero ahora un concejal se molesta con otro porque está hablando por teléfono, el otro no le hace caso, y hay una serie de cosas muy especiales donde prima más el tema personal y partidista para solucionar los problemas. Mi humilde consejo es que cuando los concejales voten algo se acuerden de la ciudad de Antofagasta porque ellos están por la ciudad y no por un partido político.
- ¿A qué alcalde recuerda con más cariño?
- Uno de los alcaldes que estuvo más tiempo y siempre muy ligado a la parte que trabajaba yo, que era administración y finanzas, y con quien logramos hacer muchas cosas juntos pues estuvo tres periodos antes de fallecer, fue Pedro Araya Ortiz. Era una persona que con cuarto año básico era sumamente inteligente y súper capaz. Usted lo colocaba con cinco profesionales al frente y les ganaba a los cinco. Era muy perseverante en lo que quería, no se movía hasta que la obra no se terminaba. Le recuerdo la plaza del mercado municipal. Él llegaba, y ahí atendía, firmaba el cheque, decretos de pagos, alcaldicios y nadie lo movía de ahí. Si necesitaba algo mandaba a buscar a un jefe u otro y todos nosotros sentados al rededor. Y me va a creer que funcionó y terminó la plaza en tiempo récord, no fue más allá de dos meses y terminó toda esa obra. Fue un muy buen alcalde.
Fue precisamente esa dupla la que sacó proyectos que hoy llenan de orgullo a don Héctor Ávalos y por los cuales le gustaría ser recordado. La construcción de la Municipalidad de Antofagasta, el Parque Bicentenario, la Plaza Sotomayor y el borde costero.
«La construcción de esta casa consistorial fue con recursos municipales. Se hizo un concurso nacional para el diseño de este edificio donde se les indicó todo lo que tenía que tener en cada piso. Estaba todo muy bien armonizado», recuerda.
Concejales
Pese a las muchas historias que tiene en su cabeza, los momentos más tensos los recuerda cuando en plena sesión, el alcalde de la época Daniel Adaro (Q.E.P.D) casi se iba a los combos con el otrora concejal Marko Zimunovic. «Yo me sentaba en el concejo y tenía a un lado al alcalde Adaro y a al concejal con quien se tiraban manotazos y querían pelear a combos en pleno concejo».
- ¿Cuál es el mejor concejal que recuerda?
- Uno de los mejores que he visto es Gonzalo Santolaya. Es muy respetuoso y siempre da opiniones y respeta la opinión de los demás. Siempre le ha tocado presidir los concejos cuando no está el alcalde, se ha manejado bien. Tiene una preparación bastante buena.
- ¿Cómo podría funcionar mejor el municipio?
- Existiendo una mayor comunicación con los funcionarios, particularmente con los directivos, tanto el alcalde como el administrador, que se comuniquen más con los directores, que les den más atribuciones. Si ellos hicieran las cosas a través de sus respectivos directores tendrían una mejor participación sin desmejorar que uno acata pues entiende quien es la autoridad pues como este es un servicio jerarquizado, es una pirámide la cual debe funcionar bien y no que el alcalde esté preocupado de lo que está pasando abajo.
- ¿Qué caracteriza a un buen alcalde?
- Lo que caracteriza a un buen alcalde es su forma de gobernar. Hay distintas formas, algunos creen que es gritando, otros son más tranquilos. Hay algunos que han sido muy buenos oradores en las juntas de vecinos, pero malos como administradores. No han sabido gobernar bien. Tenemos varios casos de alcaldesa que ya no existen, en cambios hubo otros que administraron muy bien el municipio. Pero para afuera, hablaban poco. O se es o no se es.
- ¿Qué siente ahora en su última sesión?
- Sentimientos encontrados. Primero contento por haber logrado una gran etapa. Son 50 años trabajando en la misma parte. Me tocó hacer la práctica en la municipalidad y me quedé sin volver a mi ciudad, me casé, tuve hijos, nietos. Es mucha emoción porque uno ha criado gracias al trabajo en la municipalidad. Lo otro es que dejar de trabajar en la municipalidad es como sentir que a uno le falta algo y que si se va no va a ser lo mismo.
- ¿Cómo le gustaría ser recordado?
- Que me recuerden como uno de los funcionarios que aportó mucho para que tuviéramos este edificio, la plaza Bicentenario, y tantas cosas más.