El último 7 de abril ha ocurrido un hecho que debería llamarnos la atención pero que, en realidad, impactó muy poco en la opinión pública local y eso que fue portada nacional. El diputado de Renovación Nacional de nuestro distrito, José Miguel Castro, ganó la presidencia de la cámara de diputados… por sorteo… ya que hubo un empate en los votos.
Pero, ¿por qué es tan importante ese cargo?
Entre sus funciones más esenciales están citar, abrir o suspender las sesiones de sala cuando lo estime, como fijar las proposiciones que se discutirán en sala. A ello se suma que el presidente es la persona que tiene una relación más directa con el Ejecutivo y con quien se puede coordinar los pasos a seguir en la tramitación de algún proyecto. Según la Constitución, el presidente de la Cámara es el tercero en la línea de subrogación del Presidente de la República (por detrás del ministro del Interior y del presidente del Senado). Es decir, el diputado José Miguel Castro, en pleno año electoral, no podía tener mejor palestra para fortalecer su candidatura, y tratar de afirmar un cierto liderazgo… Pero si observamos el panorama de la derecha local… no hemos visto un gran reconocimiento de ese logro, ni movimientos fruto de aquello.
Hoy, si miramos la derecha “tradicional” o clásica de la región; la derecha tachada de tibia o cobarde, hasta globalista por los opositores de su propia vereda; tienen, desde diciembre pasado, a Sacha Razmilic y a Evopoli a la cabeza del municipio, hito histórico para ese sector. Desde hace algunos días, disponen, por el intermedio del diputado Castro, del presidente de la cámara baja, lo que constituye otro hito histórico para ese sector. Tienen también a una senadora, Paulina Nuñez, que por fin logró a presidir una comisión parlamentaria, y no la menos importante, la constitucional. Y todo ese lindo panorama para la derecha ocurre, en un contexto, donde la candidata presidencial de la UDI lidera las encuestas.
La Derecha nunca tuvo un panorama tan favorable en Antofagasta… y sorpresivamente… eso no se siente. No se percibe. O se traduce en muy poco en términos de sinergia. En muchas oportunidades, la derecha siempre deja la sensación que está más obsesionada por la obtención y la capacidad de disponer del poder que por lo político propiamente tal. Y es por eso, en buen chileno, que “se pega (de vez en cuando) unas farreadas” de antología o que no entiende el juego, recurriendo a veces a la fuerza, ya que todos recordamos que la Moneda no la bombardeo la izquierda.
Más allá de la sensación suscitada, ante la cual puede estar de acuerdo o no, en términos más factuales, podríamos interrogarnos sobre lo que pasa con la derecha en esta región. En ese sector, hay un factor con el cual hay que obligatoriamente conyugar y que todos los de derecha conocen, inclusive fuera del espectro de Chile Vamos. Tiene nombre y apellido… y se llama Paulina Nuñez.
Territorialmente, el actual presidente de la cámara de diputados tiene menos arraigo que la Senadora, a pesar de que él tenga llegada a la directiva nacional de su partido. En su propio distrito, están ungiendo a una candidata que él no ha escogido. Hoy, tras los resultados de la votación del lunes 7 de abril, la lógica quisiera que él sea el jefe de fila de la lista de Chile Vamos para las próximas parlamentarias… pero localmente, su propio partido no lo considera así, ya que esa maquinita, no tan grande, está en las manos de la senadora.
Es en gran parte por eso, pero no solamente, que el actual alcalde, Sacha Razmilic; que es un liderazgo aparte de la Senadora ya que su construcción política se hizo esencialmente apoyándose en su propio partido Evopoli; se ve más cercano a ella que al diputado Castro. Entre los dos hombres, no hay mucho “feeling”. Quizás porque el estilo de esos dos personajes se parece en algo. Dos energías del mismo tipo, científicamente, se repelan.
Hoy, con lo sucedido, Chile Vamos podría perfectamente pretender ganar dos cupos (de los 5) si muestran una cierta sintonía y sinergia. Considerando el liderazgo, que aún no se concreta por parte del presidente de la cámara, y si seguimos abordando este tema desde el buen extremo de la razón, el o la candidata que también debería marcar en esa lista debería ser una persona ungida por el otro nuevo liderazgo que nació en la derecha y que trata de imponer su estilo. A todas luces, Evopoli debe fortalecer su situación de poder y para aquello necesitaría tener en sus filas a un o una legisladora electa. Pero eso, no se ve tan simple. Las nuevas alianzas que deberían producirse no parecen concretarse, y algunos que están en situación hegemónica de poder aplicarán las misma estrategias y maniobras que resultaron en el pasado, esencialmente en un contexto de voto voluntario, imponiendo sus estrategias, y olvidando que si la derecha ganó el municipio es porque supo llevar una campaña metodológicamente diferente.
Gramsci escribió que “el viejo mundo se muere y el nuevo tarda en aparecer”. Por eso es tan importante tener liderazgo político. Y este es en gran medida un lenguaje de la personalización, lo que no significa que es un lenguaje del “personalismo”. Es decir, que el liderazgo constituye, en palabras del politólogo Murray Edelman, un «arma política» que “concentra en unas cuantas personalidades las expectativas, satisfacciones y frustraciones como si los dirigentes fueran la causa de los acontecimientos de los que se responsabilizan». No es menor saber encarnar y soportar tal carga. Pero todos tenemos aún en mente lo que le indico el Tío Ben a Peter Parker en Spider-Man, cuando le dice que “un gran poder conlleva una gran responsabilidad”. Y bien que los orígenes de esta frase remontan al siglo I a. C., la paráfrasis se ha popularizado y ha tomado el nombre de “principio de Peter Parker”. Él que por casualidad fue picado por una araña radioactiva y luego logró ser, a defecto de Senador, un superhéroe.