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¿Cómo nos sentimos con respecto a la salud en nuestra región? ¿Estamos contentos? ¿Los sistemas suplen nuestras necesidades?
El Estado nos quiere vulnerables, ignorantes, enfermos y sumisos. Características de un ciudadano ejemplar, que no reclama y que no exige a sus gobernantes. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, nos vemos enfrentados a un despertar ciudadano, dónde los movimientos sociales están generando ruido y se encuentran cuestionando los diversos sistemas que nos rigen como sociedad.
El sistema de Salud en Antofagasta se ve regido por normas de los que más tienen. Si no cuentas con los recursos suficientes y no pagas una cantidad monetaria mes a mes por tu salud, te ves en la obligación de recurrir a una salud mediocre, una salud que se sustenta bajo parámetros paupérrimos de atención y acción.
Es decir, pagamos todos los meses para poder obtener el derecho a salud, por un servicio que se nos debe otorgar dentro de las mejores condiciones posibles. La salud fue transformada en un privilegio, en un bien de consumo. Lo más triste es que, aun pagando más dinero, lo que se te entrega sigue siendo de mala calidad.
Somos una región olvidada, como muchas. Olvidada por ser una fuente de ingresos importante para nuestro país. Nos vemos día a día, enfrentados a los altos dividendos, altos arriendos, y además, de una alta demanda de la atención de salud pública.
Haciendo hincapié en este último punto, debemos mencionar que hasta los servicios de salud privados o mal denominados “De mejor atención”, están muchas veces colapsados, haciendo en cualquiera de los casos, una larga espera para poder optar a la atención digna y de calidad que todos los ciudadanos merecemos.
Desde que se pone un pie en la urgencia del servicio público, comenzamos a ver la mala calidad de infraestructura, los largos tiempos de espera, las personas durmiendo en los asientos incómodos, y además, dónde se despiertan otras problemáticas sociales, como por ejemplo, las personas en situación de calle que pernoctan en dichos recintos, sólo por el hecho de tener un techo donde cubrirse mientras avanza la noche.
La salud es un derecho, un derecho que debe ser cumplido de manera óptima. Necesitamos en Chile médicos con alto compromiso social. No necesitamos sus batas blancas deambulando por los pasillos de atención, o luciéndose en la TV hablando sobre el estrés y los problemas respiratorios que aumentan en la temporada estival. Lo que la ciudadanía necesita, es un sistema preocupado, realmente, de las problemáticas actuales en cuanto a los ejes centrales de la salud en Chile. La medicina debe tener un enfoque humano y social, sin embargo, debe ser observada y analizada en todos sus sistemas. Ya que si esto no sucede, su misión intrínseca de ayuda a la humanidad, se puede ver coartada por los intereses del mandamás de la industria de salud y por qué no decirlo, de la industria farmacéutica.
Necesitamos cambios y soluciones. Queremos comenzar a instaurar una nueva visión de las personas, una visión más humana, más solidaria. Con más criterio y soluciones, que plata en el bolsillo.
El Estado no está garantizando este derecho como se debe. Lo entrega, pero la letra chica que ronda toda esta problemática se dedica a menoscabar los diversos sistemas de salud a lo largo de nuestro país. Si bien, el Gobierno es un actor importante dentro de las soluciones y determinaciones que se deben tomar, los entes regionales son de suma importancia para mediar las iniciativas en cuánto a la región se refiere. Y estamos claros, que la salud no es su prioridad. Mientras la salud siga siendo un privilegio, seguiremos siendo testigos de cómo la gente muere en las salas de urgencia; muchas personas que entran con un malestar al Hospital o Consultorio regresan a sus casas sin ninguna solución, en dónde la cura es mucho peor que la enfermedad.
La salud es un derecho, pero un derecho que debe ser entregado de manera digna.
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La verdad, no me gusta esta columna. Se basa sólo en achacar la responsabilidad al resto, con cero autocracia o responsabilidad por nuestra salud y la de nuestros seres queridos.
Todas las críticas simplistas se basan en exigir a los médicos. Entiendo que puede haber varios que son verdaderos HDP; sin embargo, ¿no es lo mismo en todas las profesiones, oficios y/o actividades? Será que a los abogados también debemos pedirles conciencia social, o a los arquitectos, dentistas u otros? O tal vez al chofer de la locomoción colectiva!!, aunque ese descuento se lo cobren luego al mismo chofer.
Ese afán por meterse en los bolsillos de los demás es increíble!! Qué un médico gana mucho? Jajaja ¿cómo lo sabes? Y si así fuera, ¿cuál es el problema?, ¿en qué afecta eso al resto?