En febrero del 2022, Betzabeth Kraljevic Navarro (25) había egresado de Enfermería y la Universidad de Antofagasta comunicó que la titulación se desarrollaría a mediados de año. Su padre Carlos, su madre y su hermana de ocho años comenzaron a prepararse para la ceremonia que certificaría oficialmente a la joven como una profesional de la salud. Pero en julio, la familia recibió el título de manera póstuma, en la actividad hubo una fotografía en su recuerdo y Carlos relató que, entre los 130 padres felices por el logro, eran los únicos que lloraban.
Betzy, como le decían sus cercanos, había fallecido 21 días antes por una trombosis bilateral pulmonar. Sus padres estamparon una querella contra un funcionario de la Seremi de Salud, ya que la enfermera presentó los primeros síntomas durante su labor en la aduana sanitaria de Hito Cajón. Las molestias empeoraron durante el segundo turno, registrando taquicardia, dificultades respiratorias e incluso tos con sangrado. Cuando su empleador decidió traerla a la ciudad, tres días después de comunicar lo que estaba padeciendo, en lugar de llevarla a la mutual o un recinto médico, la dejaron en su domicilio.
“La seremi se defiende en que su actuar estuvo bien y que los que actuaron mal fueron los médicos del SAR porque hicieron ese examen (para detectar neumonía, la sospecha de diagnóstico inicial). Ellos tuvieron todas las negligencias posibles, teniendo a Betzy durante cuatro días arriba, luego la dejan en su casa y ahora culpan a otro”, aseguró Carlos Kraljevic.
En octubre del año pasado, la familia contrató al abogado Mauricio Suazo para presentar la querella que está en curso y que tiene como fiscal a Paola Acevedo. La información del caso la habían manejado con reserva a la espera de los avances de la investigación y del sumario que, en esa fecha, la seremi de Salud Jéssica Bravo les prometió que tendría resultados en 15 días. Como aquello no se cumplió y tampoco la autoridad ha respondido por la tardanza, eligieron la conmemoración del primer año de la muerte de Betzabeth para convocar a una velatón en el frontis de la repartición de Salud. El 7 de julio, acudieron amigos, familiares, conocidos y gente que ha solidarizado con los deudos.
“La velatón se hizo porque básicamente queremos saber el resultado del sumario, que esto se sepa y no quede como una negligencia más y que no pase nada. Por eso al cumplirse un año del fallecimiento, decidimos empezar esta campaña porque creo que ya tuvimos harta paciencia y para que la seremi y todos los involucrados reflexionen. La seremi habló el jueves diciendo que todas las personas tienen dignidad, pero ella no sabe el daño que hizo a nuestra familia y vemos cómo ellos siguen disfrutando sus vidas mientras nosotros estamos en el suelo”, manifestó Carlos, quien cuenta con una serie de archivos para respaldar cada uno de sus reclamos, desde los documentos que constatan las dificultades de salud que experimentó su hija hasta las respuestas que recibía de su jefatura mientras estaba en la frontera.
Betzabeth era antofagastina y había cumplido 25 años el 29 de junio del 2022. Carlos recordó que su hija era una niña normal, sin vicios, no fumaba, no tomaba y estaba inscrita en una escuela de salsa, una actividad que le encantaba. También dijo que era muy sociable, practicaba crossfit e incluso participaba en una iglesia. “Nosotros no somos cristianos, pero por opción ella iba a la Comunidad Cristiana. Uno de sus sueños era ser enfermera en un pueblito de Tailandia, ésas eran sus grandes aspiraciones en la vida”, señaló. Durante la pandemia, la joven se desempeñó como técnico en Enfermería en el Hospital Regional, nunca enfermó de covid y la familia fue testigo de cómo regresaba a casa con alergia en sus manos y en el rostro a prepararse para otra jornada de trabajo.
El 29 de junio estuvo de cumpleaños y falleció el 6 de julio. Al funeral asistieron sus profesores, el jefe de carrera, el rector de la universidad y recibieron la invitación para asistir a la titulación de manera póstuma, un episodio de mucho dolor pues la familia se estaba preparando desde febrero para la ceremonia que ocurrió a pocos días de su muerte.
Ingreso a salud
Un amigo de la escuela de salsa le comentó a Betzy que la Seremi de Salud estaba recibiendo profesionales y se presentó, aunque los cupos ya estaban utilizados. Sin embargo, cerca de un mes después le avisaron que postulara nuevamente y en esta ocasión fue seleccionada. Todo este proceso ocurrió entre mayo y junio.
Carlos detalló que el 16 de junio la profesional firmó el contrato con Salud y ese mismo día sube a la aduana sanitaria de Hito Cajón, ubicada a 4.549 MSNM, en la frontera con Bolivia, donde su función era la toma de las pruebas para covid. “Nos comentaba que le dolía la cabeza, un poco de fiebre, los efectos típicos del mal de altura. Cuando hablábamos con ella por teléfono le decíamos que se moviera con tranquilidad, lento, que se oxigenara si había algún equipo para eso y nos comentó que no había oxígeno en la aduana sanitaria”, dijo su padre.
Uno de los cuestionamientos de Carlos hacia la Seremi de Salud es que Betzabeth subió sin un examen preocupacional actualizado, el cual corre por parte del empleador, porque la autoridad validó uno que ella se había realizado en marzo de ese año cuando postuló a una empresa. La subieron, aseguró, sin darle ningún equipo de protección personal, apuntando que su hija era tan inexperta que quería ir con el uniforme que Enfermería ocupa en pabellón. “Le pasamos ropa como de faena, chaquetas, pantalones, zapatos, nosotros cubrimos esas necesidad que se supone es del empleador. Los EPP, la comida, la ropa de cama, todo lo tienen que llevar ellos”, criticó.
Tampoco pasó por un curso de capacitación introductoria para que tuviera conocimientos respecto al trabajo en altura o para el mismo testeo covid. De hecho, Carlos contó que el protocolo para bajar a los funcionarios de frontera la Seremi lo sacó recién el 13 de julio, una semana después del fallecimiento de la enfermera.
Primer turno
Los primeros días en la frontera Betzy comenzó a sentir serios malestares, hasta que un día en el que hubo mucho frío, la última noche de ese turno, el miércoles 22 de junio a las 22.38 horas, su compañera avisa que la joven se desmayó. Esto se lo comunicó a Mario Zarricueta, la persona objeto de la querella junto a todos quienes resulten responsables. “Él era el coordinador de frontera y todavía sigue trabajando en la Seremi. Les dijo que se oxigenaran, pero la respuesta fue que ellas no tenían, que eso lo tiene la PDI, el SAG. No sé cómo entender que la Seremi de Salud, que fiscaliza, no tenga oxígeno”, explicó Carlos.
Betzabeth baja a Antofagasta, celebra su cumpleaños, practica crossfit y el 27 de junio presenta una neuralgia costal, la que atribuyó a un exceso de ejercicio y el día 30 comienza su segundo turno. Los datos entregados por la familia dan cuenta que cerca de las ocho de la mañana por WhatsApp avisa a Mario Zarricueta que tenía una neuralgia costal con mucho dolor.
“Pero el tipo hace algo de caso omiso porque había personas con licencia médica y necesitaban al personal sí o sí. La hacen subir igual y llega a Hito Cajón a buscar la ropa de cama y esa misma mañana la trasladan al Paso Jama (frontera con Argentina, a 4.200 MSNM). Ese mismo día, mi hija insiste por WhatsApp a Mario Zarricueta y los colegas de Betzy consiguen que se realice una primera atención el Same, el equivalente del Samu en Argentina. En el archivo que registra la atención puede verse que ella estaba descompensada y todo lo que ocurre en Hito Cajón o Jama es mal de altura, no se maneja otra opción y esto es porque no hay un médico, la persona que atiende el Same es un enfermero”, contextualizó el padre de la fallecida.
Durante la atención en Argentina recibió antiinflamatorios y analgésicos intravenosos, con lo que mejoró su condición inicial, así que Carlos apuntó que cuando Zarricueta pregunta a su hija por su estado de salud, ella dice que está mejor porque permanecía bajo los efectos de los medicamentos. Pero el 2 de julio vuelve a sentirse mal, con dolor costal, taquicardia y dificultad para respirar. Ella misma envió ese autodiagnóstico y “no hacen nada para bajarla. Ha trabajado en gran altura en minería y lo primero que haces con un trabajador en esas condiciones es bajarlo inmediatamente, independiente de si es mal de altura. La primera atención en el Same fue el jueves 30 de junio, el viernes ‘se sintió bien’, el sábado comienzan otra vez los malestares y el domingo a las 14.30 horas comunica a Mario Zarricueta que presenta tos con secreciones de sangre y le envía una foto. La respuesta fue ‘¿necesita que la baje?’, es decir, cero sentido común”, emplazó.
Es en este punto cuando comienzan las omisiones de mayor gravedad para la familia, porque consideran que es obvio que cualquier persona que tiene a su cargo un trabajador que esté tosiendo sangre, lo mínimo que se espera es que la lleven un centro médico. Sin embargo, agregó Carlos, era domingo. En los documentos que maneja, la declaración de Iván Kurte quien ya no trabaja en la seremi, era a quien relevó a Zarricueta un día antes que su hija subiera al segundo turno. “Mario Zarricueta no tenía idea de lo que estaba haciendo, es dentista, no tiene cursos de altura, no tiene idea de prevención de riesgos, en las manos de esa persona estaba mi hija”, reprochó.
Diagnóstico y traslado
Más tarde la familia se enteró de que los primeros días y según la versión de la seremi, habían hecho una consulta de telemedicina. Luego, supieron que esa modalidad de atención necesita un aparataje de hardware y software que no está en Jama. Lo que en realidad hicieron, agregó, fue una videollamada por WhatsApp a una compañera de Bertzy preguntándole cómo estaba y con esa videollamada un doctor, del que nadie recuerda su nombre, dice que no era urgente y que no había que bajarla. “Obviamente están escondiendo el nombre para que no sepamos o no podamos contactarlo y saber qué es lo que dijo. Ese domingo a las 18 horas es cuando Betzy envía el autodiagnóstico. Mi padre es anestesista y cuando se lo mostré me dijo que era riesgo vital. El mensaje a Mario Zarricueta decía que presentaba presión arterial anormal, taquicardia, saturando a menos de 90, taquipnéica (respiración acelerada), afebril, roncus del lóbulo izquierdo, además del dolor en la parrilla costal izquierda y la tos con coágulos”, precisó.
Aquello era un posible diagnóstico de neumonía y después de la primera alerta del sábado, la enfermera baja recién el lunes 4 de julio a las 11 horas. El traslado se realizó en una camioneta contratada a un tercero, ya que “la Seremi de Salud no tenía una ambulancia para buscar a uno de sus funcionarios que estaba tosiendo sangre”, enjuició Carlos.
Y continuó diciendo que “como esta administración es nueva, tonta e inútil, cuando baja la dejan aquí en mi departamento (sector Estadio Regional). No la llevaron a un recinto médico para que no suba la prima de la mutualidad por el seguro de la ley 16.734, por toda la gente que baja con mal de altura. Los llevan al Hospital Militar, donde hacen exámenes y si están bien pagan particular, en lugar de ir a la mutual que es lo que corresponde. La dejaron en mi casa y consigue que la atiendan en el SAR Coviefi para pesquisar esta posible neumonía con una radiografía. Pero en el examen no se ve la neumonía, el diagnóstico se esconde porque ahora estaba a nivel de mar y no se hizo un angiotac para detectar si la persona está haciendo una trombosis. Por eso la seremi se defiende en que su actuar estuvo bien y que los que actuaron mal fueron los médicos del SAR porque hicieron ese examen. Ellos tuvieron todas las negligencias posibles, teniendo a Betzy durante cuatro días arriba, luego la dejan en su casa y ahora culpan a otro, son muy caras de palo”.
Deceso
El martes, Betzabeth reportó a sus amigas un cosquilleo en la pantorrilla. El miércoles 6 de julio se inflama su pierna derecha y finalmente ese día fallece a las 17.21 horas por una trombosis bilaterial pulmonar fulminante en el Hospital Regional. Cuando llegó, fue catalogada para un nivel tres de atención y luego de un par de horas de espera, cuando entró al box, sufrió un desmayo y un paro cardíaco antes de morir. “Si alguien aquí me dice que no hay una negligencia, por omisión, por gestión, por lo que sea por parte de la Seremi de Salud, entonces estoy loco como para internamente en una clínica psiquiátrica ya”, expuso Carlos Kraljevic.
La autopsia declaró que la causa del deceso fue una trombosis bilateral pulmonar, cuyos síntomas para la familia comenzaron con el dolor costal que reportó a su empleador durante los primeros días en la aduana sanitaria. Por eso creen que el funcionario a cargo tuvo muchas oportunidades para decirle a Betzy que bajara. “El domingo, cuando ella reporta que está tosiendo sangre, Iván Kurte dice que el Same había ofrecido, si mi hija empeoraba, enviarla a Susques y la misma seremi Jéssica Bravo se opuso porque no podían arriesgarse a que la atendieran en otro país. En la declaración de Kurte sale que ese domingo cuando empezaron a buscar transporte para bajarla nadie fue capaz de responder el teléfono, servidores públicos, gente que tiene cargos de jefatura, no respondieron y por ello la terminan bajando el lunes”, relató.
Acciones legales
Carlos comentó que tras el fallecimiento ya tenían una idea de que la Seremi de Salud no estaba haciendo las cosas del todo bien porque Betzy contó ese sábado, por WhatsApp, que le habían dicho algo de que su traslado era muy caro. En un momento, reconoció su padre, le mencionó que se subiera a un camión para llegar a Calama y que desde ahí tomara un bus hasta Antofagasta. Pero su respuesta fue que no podía hacerlo sin la autorización de su jefe. Y cuando la joven muere al funeral acudieron los amigos con los que había conversado todos esos días, quienes contaron lo que sabían y ahí su familia se entera de todo lo que había pasado, porque las fotos de los coágulos se las había enviado a una amiga, “a nosotros nunca nos dijo nada. Ahí fue cuando vimos que habían realizado muchas omisiones, recabamos antecedentes, nos contactamos con sus compañeros de trabajo, con el chofer de la camioneta y el único que nos falta contactar, porque nadie se acuerda del nombre, es el médico hizo la ‘telemedicina’”, apuntó el padre.
Una semana después de que fallece Betzabeth, sus padres se entrevistaron con la seremi de Salud Jéssica Bravo. Ella, muy relajada, recordó Carlos, les dijo que en 15 días terminará el sumario interno, investigación que a la fecha no reporta ningún resultado.
“Le hemos preguntado tres veces por intermedio de la fiscal Paola Acevedo que cuántas prórrogas más necesitará para concluir el sumario y no contesta. Mantiene trabajando a la persona que tenemos querellada. En octubre del año pasado ingresamos la querella, se dio curso y comenzaron a tomar declaraciones. Lilian Correa, que es de la seremi, en uno de los WhatsApp dice que no pueden arriesgarse a que le ocurra algo arriba a Betzy, pero eso fue el sábado y a mi hija la bajaron el lunes, así que les dio lo mismo. Hay mucha gente involucrada en esto que no hizo lo que tenía que hacer”, reclamó.
La idea de dar a conocer el caso mediáticamente es para que difundir que hubo una negligencia de gestión, omisiones por parte de la seremi como empleador. Además, recalcó que no buscan una indemnización, lo que esperan es que las personas responsables de las omisiones ocurridas sean condenadas y con eso dar una señal de que el sistema público funciona mal, porque “básicamente ponen en cargos a gente que no está preparada. No se dan cuenta que tienen vidas a su cargo, el encargado de fronteras es un dentista que no tiene ningún curso para administrar gente que trabaja en altura y no posee nociones para analizar los riesgos. No queremos que esto vuelva a repetirse con otra familia, que jóvenes que tienen toda la vida por delante trabajen con empleadores irresponsables. Hablamos de un empleador que además es fiscalizador, en casa de herrero, cuchillo de palo. Nos enteramos de que este jueves (pasado) la ministra recién se enteró de lo sucedido cuando convocamos la velatón, a un año del fallecimiento de Betzabeth”.