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jueves, 31 octubre, 2024
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Columna de opinión

La nueva Constitución es de Chile, no de un partido

"A Republicanos les podrá gustar mucho la constitución del 80, pero ya la ciudadanía ha dictaminado en plebiscito que la quiere cambiar. Así que se han quedado sin alternativas: o hacen la pega o fracasan", Senador Pedro Araya Guerrero (IND-PPD)

Gabriel Osorio, uno de los miembros de la Comisión Experta, ha dicho con todo sentido que “una Constitución no es para quedar contentos, es para quedar tranquilos”. Por eso estimo que Chile no se puede dar el lujo de desperdiciar la oportunidad que tenemos de establecer nuestra convivencia democrática sobre bases legitimadas.

Lo digo porque todos hemos sido testigos de las dudas presentadas en estos días, por parte del presidente de Republicanos, Arturo Squella, sobre el trabajo realizado por la Comisión Experta.

En una de las frases más desafortunadas que se le conocen, Squella señaló que “si me haces comparar el texto de la Comisión Experta con la Constitución vigente, me quedo con la Constitución vigente”.

Esta es una de esas frases que se suman a las de su compañero de partido, el consejero Luis Silva, quien dijo muy suelto de cuerpo: “¿por qué cresta siendo mayoría tenemos que llegar a acuerdos con la minoría?”. Son expresiones demostrativas de lo mucho que falta para asumir a plenitud las nuevas responsabilidades en que cada cual queda después de las elecciones del 7 de mayo.

Es como si aun estuvieran subsumidos en el papel, siempre crítico y frecuentemente aislado, con que este partido se ha ubicado hasta ahora en sus breves años de existencia. Ahora lo que corresponde es que asuma posiciones, no solo que declare sus gustos y preferencias.

Y la pregunta más pertinente que tienen que saber responderle al país, es qué piensan hacer ellos frente a un amplio acuerdo conseguido en la Comisión Experta, que significa un entendimiento transversal sobre el cual se puede construir, modificar, ampliar, complementar o reemplazar. Lo que no se puede hacer es desentenderse de un acuerdo inédito.

La elección de consejeros constituyentes dejó en una extraña posición al ubicar a los críticos del cambio constitucional como responsables del buen termino del proceso. Se presentaron, ganaron y ahora tienen que asumir esta responsabilidad, porque el fracaso de este segundo intento será visto, de todas maneras, como su propio fracaso.

La constitución, por definición es lo que dice Gabriel Osorio, un entendimiento básico entre quienes piensan distinto para permitir la convivencia democrática sobre bases legitimadas. A Republicanos les podrá gustar mucho la constitución del 80, pero ya la ciudadanía ha dictaminado en plebiscito que la quiere cambiar. Así que se han quedado sin alternativas: o hacen la pega o fracasan.

Por supuesto, nadie está obligado a que le termine por gustar todo lo que elabore por amplio consenso la Comisión Experta, por mucho que Republicanos haya estado representado todo este tiempo en esta instancia.

Lo que ya no puede hacer nunca más, es simplemente rechazar lo que otros hacen sin proponer una alternativa, igual o mejor, pero que concite apoyo mayoritario. Así podremos ver todos cómo se comportan cuando ya no tienen que hablar contra otros, sino proponer por sí mismos.

Recoger el descontento no es lo mismo que liderar. Chile se entusiasma rápido, pero se decepciona igual de rápido y por más tiempo. Cada uno de los cuatro últimos gobiernos lo ha podido experimentar en carne propia. Y por eso ninguno de ellos ha dejado a alguien de su misma línea en el poder.

Criticar a quien está en La Moneda sigue siendo nuestro deporte nacional preferido. El que lo hace consigue apoyo, crece y puede ganar elecciones, pero si llega a la Presidencia no siempre se muestra tan competente en decir como en hacer y se pasan años siendo una minoría en el poder. Eso le puede pasar a Republicanos en un plazo todavía más breve si tropieza en un inicio en la responsabilidad que le toca cumplir ahora en el caso constitucional.

Por mucho que les pudiera gustar pensar en algo distinto, lo cierto es que los chilenos no cambiamos de convicciones cada cuatro años. Así como no fue cierto en el estallido que Chile fuera un país de izquierda, que quería una constitución de izquierda, gobernados por un polo del mismo color; ahora no es cierto que Chile se haya vuelto un país de derecha extrema, que le encante la Constitución del 80 y que no entienda par qué son los acuerdos.

Republicanos no se ha caracterizado por construir sino por criticar. Pero ahora esta en el único lugar desde donde no es posible pasarle la responsabilidad a nadie alrededor. Al mismo tiempo, ha comunicado que piensa quedarse con la presidencia del Consejo Constitucional por lo que tendrá que demostrar sus dotes de generador de consensos. No puede ser tan malo que los papeles se inviertan, ahora sean ellos los objetos de críticas y los que tienen que mostrar logros y avances.

Tal vez para entonces entiendan que imponer simplemente la voluntad propia a los demás no está al alcance de ningún partido, porque lo que la gran mayoría de los chilenos respalda es construir la nación y sus normas entre todos, a favor de todos y en contra de nadie.

 

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