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domingo, 22 diciembre, 2024
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Las mejores frases que dicen todas las madres del mundo

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En este día de las madres, hemos recopilado las principales frases que toda mamá ha dicho y que como hijo, quizás hemos escuchado en más de alguna ocasión.

Revisa las siguientes frases y comparte con nosotros si te han dicho alguna de estas, o si falta alguna que también sea tradicional.

– Mamá, ¿qué hay de comer? – Comida.

(Gracias mamá, menos mal que no hay piedras).

– Mamaaaaaá, ¿donde están las zapatillas rojas? – En su sitio – Pero, no las encuentro. Aquí no están. – Como vaya yo y las encuentre, te enteras.

(No se sabe la fórmula o la teoría de porqué las madres siempre terminan encontrando los objetos perdidos, pero lo hacen).

– Cuando tengas tu casa harás lo que quieras. Mientras vivas en esta casa se hará lo que Yo diga.

(El Yo como ser todopoderoso, que todo lo sabe y todo lo puede).

– Pero si a Fulanita le dejan ir. – Me da igual Fulanita, mi hija/o eres tú.

(Es gastar saliva a lo tonto comparar tu vida con la de tus amigos, la respuesta siempre es y será la misma).

– ¿Qué pasa? Que tus amigos no tienen casa, o ¿qué?

(Queriendo decir: que se vayan ya, ¿no?)

– Todos mis amigos lo hacen – Y si todos tus amigos se tiran por un puente, ¿te tiras tu detrás?

(Mamá depende del puente. Esa respuesta sólo la pueden dar los atrevidos que no tuviesen miedo a un zapatillazo por represalia).

– Mamá, me das plata para ir al cine.

– Tú qué te crees que soy, ¿el Banco? ¿Que saco la plata de los árboles?

(A quién no le han dicho esta frase alguna vez en su vida en cualquiera de sus variantes).

– ¿Por qué un rojo en matemáticas? – Mamá, hemos suspendido todos. – Me da igual todos. A mi me importas tú.

(No importaba si el profesor era bueno o malo, ni si el 100% de la clase había tenido un rojo. Tú eras lo único importante para ella y no había cabida para las comparaciones).

– No me he pasado 2 horas cocinando para que no te comas la comida. ¡Te la comes!.

(Ni aunque hubiese tardado 15 minutos en hacerla cabría esa posibilidad).

– ¿Te lo acabas? ¿O te lo meto con embudo?

(Ante esa frase, uno siempre prefería masticar a contemplar la posibilidad de que tu madre cumpliera con su amenaza).

– Hasta que no lo rompas no te quedarás tranquilo.

(Siempre con el don de la predicción incorporado).

– No voy a botar la comida, ¿sabes cuántos niños se mueren de hambre en África?

(Desde tiempos inmemoriales, es de conocimiento popular materno el hecho de que, en África, los niños pasan hambre. Parece que en ningún sitio más).

– Mamá, que me han castigado sin motivo en el colegio.

– Algo habrás hecho.

(Tu madre te conoce mejor que nadie y te quiere de igual forma porque te conoce).

– Eres igualito que tu padre.

(¡a quién se va a parecer tu hijo, mamá!).

– Ya vendrás a mi cuando necesites algo.

(Los niños que son padres ahora, lo saben).

– Si no te las comes, te las cenas y si no, te las desayunas.

(Lentejas de desayuno. ¡Qué rico!)

– Como no pares de llorar te voy a dar Yo razones para que lo hagas de verdad.

(De nuevo el Yo todopoderoso. Y esa frase tan sonada para demostrar que tus llantos son en realidad, lágrimas de cocodrilo).

– Mamá, ¿me compras una moto?

– Dos, te voy a comprar.

(Conocimientos de multiplicación aplicados a la ironía).

– ¿Para qué me preguntas si vas a hacer lo contrario?

(Las madres saben que la respuesta es porque quieren equivocarse y aprender).

– ¿Quién te crees que soy? ¿La Nana?

(Muchos hijos se creen que las camas y la comida se hacen solas).

Fuente: EuropaPress

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