El ecólogo marino Claudio Díaz aseguró que existe una clara diferencia entre la fundación que levantó junto a dos amigos en el sector de Chorales, al norte de la Isla Santa María, y las tomas de terreno que el año pasado aumentaron de manera descontrolada en ese borde costero. La Seremi de Bienes Nacionales detalló que los predios fiscales en cuestión suman 72 hectáreas y que la Delegación Presidencial Regional ya emitió una orden de desalojo que será ejecutada en cualquier momento.
Nota relacionada | Nueva toma VIP en Antofagasta: Bienes Nacionales detecta la ocupación de 72 hectáreas en Caleta El Lagarto
“La gente que está arriba vendió terrenos, lucró con eso, son personas que vienen a hacerse la casa de playa, nada más que eso, no tienen un objetivo claro del territorio para entregar algo”, declaró el presidente de la Fundación Centro de Conservación, Educación y Salud Ambiental, quienes construyeron en el lugar dos cabañas y un domo, espacios que asegura no son de uso habitacional sino que son para el desarrollo de diversos talleres.
Díaz sostuvo que fue una persona sin ninguna pertinencia en Chorales la que trajo a toda su gente a ese punto, ya que anteriormente ese grupo no pudo instalarse en Juan López ni en las cercanías de la Isla Santa María. Este hecho perjudicó su relación con el sindicato de pescadores de Caleta El Lagarto y ahora advierte que la orden de desalojo contempla incluso la zona donde los pescadores tienen sus casas.
El profesional es consciente de que no contaban con permiso para levantar las tres estructuras que componen la fundación y manifestó que aquello es un mea culpa para todos, pero al mismo tiempo, considera que puede transformarse en una instancia para que las autoridades ordenen el lugar y consideren a quienes realmente trabajan por la ayuda social, la conservación e impulsar un turismo de intereses especiales en Chorales.
*Plano general donde se observan diversas viviendas que se tomaron el lugar | Video: Comunicaciones Diputada Yovana Ahumada
- ¿Cuándo partió esto?
El año 1997 Chorales fue descubierto por un surfista con el que estudiábamos, Rodrigo Silva y con un grupo de Antofagasta que estábamos surfeando conocimos el lugar. Desde ese año venimos los deportistas que corremos olas y desde entonces a la fecha nunca hubo asentamiento de personas registrados por el Gore. El año 82 fue el último, cuando había un boliviano que tenía 30 botes. Eso me lo ha contado don Luis, que es la persona de mayor antigüedad y tengo muy buena relación con él.
Fuimos creciendo y siempre venimos a este lugar en un grupo de surf, hemos sacado camiones de basura de la ruta, limpiamos todo este lugar y lo trabajamos durante mucho tiempo. Y en el andar, uno partió en el área veterinaria, otro en la ambiental y otro en la odontológica y nosotros tres quisimos aportar algo al territorio.
Quien partió eso fui yo, me interioricé, leí toda la información de la estrategia regional y hacia dónde quería apuntar en el borde costero y nos enfocamos en el proyecto de innovación social que nos ganamos el 2016. Nos adjudicamos un proyecto de Corfo, un cofinanciamiento, con el objetivo de construir una vivienda que albergara a deportistas o turistas que estuvieran en lugares extremos y que todo el servicio que se prestara fuera realizado por los pescadores, en este caso, con el Sindicato de Caleta El Lagarto.
El proyecto partió como un tema social y el 2016 había otro presidente que dejó el cargo y hubo tres años sin presidencia en el sindicato y la idea era trabajar para echar a andar este polo de desarrollo en el ámbito del turismo y conservación bajo el contexto rural.
- ¿Cómo explica todo lo que está sucediendo en el lugar?
Acá hay dos bandos, las personas que vienen por años y son surfistas de la comunidad y levantamos la fundación, un grupo de 12 o 13 personas, y después están quienes llegaron porque los echaron de Juan López, se fueron a la Isla Santa María y ahora terminaron acá. Ese grupo es el que no tiene ninguna pertinencia en el lugar y ahí hubo problema, empezaron a llegar y a vender terrenos. La señora Fresia (dirigente que denunció las denominadas Tomas VIP de Caleta El Lagarto) empezó a hablar de que yo estaba vendiendo terrenos y no, eran las otras personas, nosotros tenemos contactos en el otro bando y nos cuentan que vendían y que fueron comprados. Ellos no son de nuestro grupo, tenemos otra visión.
Dentro de todo el proceso, nosotros el 3 de septiembre del 2020 pedimos audiencia con Bienes Nacionales y nos atendieron el 19 de noviembre de ese año. En tres días enviamos toda la información de quiénes éramos. Nos respondieron diciendo que debíamos enviar una carta formal, la que ingresamos y con esto, ya habían gestionado la orden de desalojo. Y en esa orden hay un tema, está la orden de desalojo, pero también señala a los 40 rucos de los pescadores, a los predios que están arriba, señala todo, no solamente a nosotros. Es un decreto que está mal ejecutado, porque también contempla a los pescadores y no solo a nosotros. Aquí hay una persecución personal, este es un proyecto, aquí nadie vive, nadie arrienda, es un salón para hacer clases, para recibir a niños que es lo que estamos haciendo. En el box dental se está atendiendo a la gente y la señora Fresia no tiene venia con toda su gente y la mitad del sindicato, con quienes hablo, se han atendido. Con mi colega, el veterinario hemos atendido a los perros, pero no podemos accionar porque estamos atados de manos de mucho tiempo de no poder seguir creciendo y aportando.
- ¿Cuántas casas corresponden al proyecto de ustedes?
Lo construido es por mi colega el veterinario, Andrés, yo y Badir, que es el domo donde está el box dental (tres construcciones).
- Entonces las otras construcciones que pueden encontrarse en las hectáreas no son parte de su proyecto.
No, no corresponden. Soy ecólogo, trabajé cinco años en el MOP y me manejo en el tema de la información de lo que son algunos instrumentos que en este momento están siendo la discordia respecto al concepto de resguardo ecológico o área protegida dos. Este proyecto no está en ninguno de ellos y hay tres estamentos, Bienes Nacionales que cuida toda la península como área de resguardo ecológico; El Plan Regional Intercomunal del Borde Costero (Pribca), que en este punto de Chorales está señalado como zona de equipamiento turístico de mediana escala. Y dentro de ese concepto, nuestra fundación y por nuestra profesión sabemos de lo que estamos hablando.
El tema del Gaviotín Chico, el 2001, con Carlos Guerra, fui uno de los estudiantes que aportó en los inicios y sé que en el lugar donde estamos emplazados no va a nidificar el Gaviotín. Tenemos todos los correos, con el seremi de Medio Ambiente tuvimos una reunión y nos pidieron la información del polígono y tengo todo el respaldo donde hubo un pimponeo previo a todo lo que está pasando, porque sabíamos lo que venía y no solo por las tomas, también porque pasaban motos.
- ¿Cuándo comenzaron la construcción del primero de los tres inmuebles y qué los llevó a construir?
Partimos en agosto del 2020. Soy emprendedor y me vi mal con mis temas, saqué mis tres 10%, el Fogape me dio $5 millones y todo eso está involucrado ahí. No soy rico, somos personas esforzadas igual que todos, tenemos otra visión de vida y queremos entregar una mejor calidad de turismo que no existe. También queremos enseñar a la gente que con poco se pueden hacer cosas bonitas para que llegue el turista y haya un desarrollo del turismo de intereses especiales en la península de Mejillones.
- ¿Estas tres viviendo no son de uso habitacional?
No, es para atender a la gente.
- Pese a todo esto, no hay un permiso de edificación. Independiente de si es o no una zona protegida, no se podía construir.
Soy honesto, soy emprendedor y me ha costado lograr todo esto y creo que el aporte que se llegó a realizar con la generación de la fundación y trabajando con un objetivo común, de conservar y ser un aporte al desarrollo de una actividad. Con mis colegas es lo mismo, es gente esforzada.
- ¿Hay algún mea culpa?
Puede ser un mea culpa para todos, pero a la vez un beneficio y lo planteo así porque podría ser una buena instancia para las autoridades, con esta cantidad de personas que es poca. Con la información que me han entregado, la gente de arriba, de las cien personas que tenían un (grupo) WhatsApp, más de 50 no van a seguir y dejarán los palos tirados. La gente que está arriba vendió terrenos, lucró con eso, son personas que vienen a hacerse la casa de playa, nada más que eso, no tienen un objetivo claro del territorio para entregar algo.
- En ese contexto y entendiendo que su filosofía es la preservación, ¿creen que es necesario regularizar el lugar de forma general? Por lo que plantea, ustedes lo hicieron con un objetivo claro, pero esto llevó a que aparecieran personas vieran ahí una segunda vivienda con una afectación al territorio que quieren proteger.
Totalmente de acuerdo. Lamentablemente, el año pasado casi muero, me afectó un tema a mi espalda, estuve un mes y medio internado y durante ese tiempo fue donde se posaron todos. Independiente de que estábamos en el proceso de tener el permiso para construir, vimos que esto sí o sí iba a pasar, por las motos, los vehículos, después de ver cómo creció la cantidad de gaviotines que venían llegando desde hace cinco años, que aumentó y se fue bajando hacia el sector donde está la Caleta de Isla Lagarto. Sabemos que hubo un impacto donde se emplazaron todas estas personas, puede que no sea el lugar para que ni siquiera descansen, pero sí es un vector de vuelo. La comunidad sabe que no pueden tener luces altas, generadores y a la gente de atrás voy y les explico que están con el foco y no podemos ver las estrellas porque no saben y ahí te das cuenta que no son del territorio.
- ¿En qué momento esto se desbandó?
En agosto del año pasado. Toda esa gente es a la que rechazaron de la toma de Juan López, se fueron a la Isla Santa María y llegaron a aquí a Chorales. Fue una persona la que trajo a toda su gente y que no tenía ninguna pertinencia con el lugar. Así fue y eso perjudicó la relación con nosotros.
- Ustedes buscan la preservación del lugar y están en pugna con quienes sin instalaron sin considerar esto, solo como una ocupación. Ambos están en un territorio que no está apto para construir, pero el objetivo es distinto.
Nosotros tenemos proyectos que van en la línea del turismo de intereses especiales enfocados. Los temas como este conflicto que tenemos son una buena puerta para el gobierno como pueden tomarlo como un hito dentro del borde costero, donde hay poca gente y se puede regular a través de un plan seccional pequeño que tenga el objetivo que no sea de gran escala, sino que se maneje con la gente y los actores del territorio.
En las Torres del Paine puede hacerse el Circuito W, cinco días caminando y pasas por lugares como la península de Mejillones. En medio tienen un campo que te espera con una buena comida y sigues al otro día. Le he planteado eso al alcalde de Mejillones, por qué no lo hacemos acá, tenemos toda la riqueza, pero no existe infraestructura acorde. Hoy (la semana pasada) entró una señora que es amiga de la señora Fresia y quedó clara que no es una habitación, que no es para arriendo y que es una sala para hacer clases para la tercera edad o niños en riesgo social que traemos.
Este es un momento importante para todos, reflexionar, lo hice mal, pero quiero abrir las puertas con lo que está para avanzar en un desarrollo del turismo sostenible. En este proyecto tenemos cinco nichos de especialización de la estrategia de innovación social. Tenemos un proyecto Corfo andando en la casona de energías renovables para que todo funcione bien. Queremos ser un aporte al territorio, partimos mal, pero fue por la situación en la que estaba cada uno.
- El llamado que hace a la autoridad es ver esto como una oportunidad de ordenar el territorio.
La casona es totalmente con economía circular, solar, avanzamos en eólico, tenemos un sistema para toda la materia orgánica transformarla a gas y cocinar. No soy una persona de plata, pero cuando he viajado es a lugares que me interesa aprender. Y en el área del turismo viajé a Nueva Zelanda, Australia, Tahití, Indonesia, Bali y no tenemos nada que envidiar. Solo falta el cambio de mentalidad, de no sorprenderse por algo diferente, para traer turistas se necesita a la tercera edad funcionando como en Australia que son guías. Existe un instrumento legal de áreas protegidas que cae perfectamente para comenzar a trabajar a nivel comunal en el borde costero. Nadie piensa en un análisis de los problemas, en este momento tenemos un área protegida marino costera con múltiples usos y dentro de lo que es esa área, habla de conservar, proteger, pero con un desarrollo productivo acorde a lo que es la conservación, señalando el turismo, recreación. Son instrumentos simples de implementar, donde cada alcalde de ese borde costero puede tener un valor de su territorio.
Y lo otro es que el turismo de intereses especiales no necesita un hotel de cinco estrellas, sino una casona como la que tenemos para enseñar a la gente, después se va a terreno y se duerme en saco.
Cara de ra…… Se las saben por libro
Claudio Díaz es un conocido ambientalista y el señor Badir un dentista con trayectoria social, no me cabe duda que su proyecto es real y con proyección. Hay que saber separar las cosas. El Alcalde de Mejillones y las autoridades regionales deberían apoyar el proyecto. Los que llegaron después a levantar mediaguas para venderlas son parte de una mafia que opera hace tiempo, las autoridades no hacen nada contra esa gente, el Gobernador y la Delegada Presidencial deberían querrellarse contra estos especuladores.