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jueves, 31 octubre, 2024
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Conversó con TL en el Podcast "En Primera Persona"

“Los encubridores de Leonel Ibacache están trabajando en el colegio”: habla víctima de abuso sexual en el San Luis de Antofagasta

Pablo Franzani, radicado en los Estados Unidos, inició una acción judicial por asociación ilícita y encubrimiento de pedófilos de manera estructurada, sistemática y alevosa en contra la Compañía de Jesús. Su caso ocurrió en la década del 80, dijo que no aceptará una compensación económica y buscará llegar a juicio sin importar cuánto tiempo tarde. “Un tipo pedófilo abusando sexualmente de un alumno y nadie hace nada. Mis padres pecaron de ser demasiado pasivos y fracturó la relación por muchos años”, señaló el denunciante.

Pablo Franzani (52) relató que fue víctima de abuso sexual en las dependencias del Colegio San Luis en la década de los 80. Radicado desde hace largos años en los Estados Unidos, confesó que el hecho generó tal impacto en su vida que no solo decidió alejarse del país, lo sucedido también fracturó la relación con sus padres. El año pasado regresó a territorio nacional para denunciar en el Ministerio Público a la Compañía de Jesús por asociación ilícita y encubrimiento de pedófilos de manera estructurada, sistemática y alevosa. Su agresor fue Leonel Ibacache, quien falleció el 2020, un año después de ser expulsado de la congregación. Franzani aseguró que fue abusado por los jesuitas, quienes dijeron a sus padres que esto no lo permitirían creando una estructura de protección. Sin embargo, sostuvo que aquello nunca ocurrió y “siguieron depredando a muchos otros alumnos, tal vez compañeros míos y ahora en el colegio San Luis, 40 años después de lo que me pasó, los encubridores de Leonel Ibacache están trabajando en el colegio”.

“A él le pagaron un viaje al Vaticano y (en la foto) estaba abrazando al Papa Juan Pablo Segundo, mira qué bonito ¿no? Los representantes de Cristo, grandes depredadores sexuales (…) El cura, señores padres de familia, que me abusó, el encubridor de él sigue siendo párroco del San Luis, realmente eso me perturba mucho y es importante que esto salga a la luz”, criticó Franzani.

Esta es la primera vez que Pablo Franzani habla en extenso sobre el episodio que le tocó vivir en el establecimiento, y lo hizo en el nuevo podcast de TL Antofagasta: «En primera persona» donde podrás escuchar la conversación completa a continuación.

  • ¿A qué curso entró al colegio y qué imagen tenía el San Luis en esa época?

Vivo en Estados Unidos, pero nos vamos a remontar a 1980, cuando entré a cuarto básico. Igual que ahora, el colegio San Luis era muy bueno, con buenas referencias, sobre todo en la parte educacional. Como todos los padres que desean lo mejor para sus hijos, mi papá quería lo mismo. Él era abogado, trabajaba en el Poder Judicial en aquella época con un salario regular, haciendo un gran esfuerzo. Tenía compañeros que sus padres eran dentistas, comerciantes, hijo de los generales de la época, lo que no debe ser muy diferente ahora, gente en su mayoría de clase media, clase media acomodada.

  • ¿Cuándo comenzó a notar actitudes impropias del sacerdote Leonel Ibacache?

Este individuo, Ibacache, era muy amigo de los niños e incluso físicamente era la persona que más se acercaba a ellos, hacía un saludo con la mano, un toque en el hombro, lo que hacía con todos los niños. Él era una persona popular, estos depredadores sexuales saben cómo entrar en la confianza de un niño, como todos los grandes depredadores sexuales jesuitas. Este depredador sexual Ibacache se hacía el popular, el amigo, saludaba con la mano, decía cosas, notabas una dedicación especial hacia ti, pero eso lo hacía todo el mundo.

  • En ese momento Ibacache, quien falleció, era alguien popular, que se acercara de esta forma ¿era la imagen del cura “cool”?

Friendly, como se dice en inglés, amigable, buena onda, cool, definitivamente.

  • ¿Destacaba por esa actitud?

Diría sí y no. Había otro profesor de Castellano, posiblemente falleció porque era bastante mayor y era de apellido Rojo. En el colegio había un ambiente depredación, sé que es un poquito directo y fuerte lo que estoy diciendo, pero es la verdad, porque cuando no hay barreras, no hay límites de ninguna índole, eso es lo que sucede. Esta gente dormía en el último piso donde había algunas salas como un living, algo así, donde íbamos a veces a clases de Castellano y este profesor sentaba a los alumnos en las faldas y me sentía muy incómodo porque eran compañeros de curso. No voy a dar los nombres, pero los muchachos que hacían deporte, atléticos, él los tocaba, los subía. La respuesta sería que no se veía nada, pero a la vez se veía mucho.

Eso era la ley de la selva, había niños, incluyendo a mí y mis hermanos, completamente a la merced de estas personas, porque ellos tienen una referencia espiritual. Recuerda que tienen misas, la oración todos los días a la mañana, entonces tienen un estado absoluto, prácticamente como una hipnosis colectiva, una sumisión completa. Ellos tienen todos los elementos, en este caso particular los depredadores sexuales jesuitas que son muchos, para hacer lo que ellos quieran. Y los profesores que tenían una tendencia, digamos, extraña o muy de tocar, de sentarse a los alumnos en las piernas, es un poco difícil de explicar, pero era un ambiente completamente inadecuado para que cualquier padre de familia tuviera a sus hijos ahí. Lamentablemente, fueron años muy oscuros, había un régimen de excepción, estos temas no se hablan y diría que miles de niños fueron abusados sexualmente en ese colegio por este individuo (Ibacache) que estuvo 40 años ahí y otros más.

  • Jerárquicamente hablando, ¿Ibacache era importante dentro del colegio?

Era importante, había varios y a este sujeto lo pusieron de capellán, tenía una posición de contacto directo con los niños. Como se dice era uña y mugre con el rector, quien era uña y mugre con los provinciales. Juan Ochagavía fue provincial y compañero de Ibacache y fue uno de los primeros con Fernando Montes que recibió las primeras quejas de este gran depredador sexual en los años 60. Para guardar la imagen de la compañía ellos taparon todo. Lo que me sucedió fue el año 84, pasaron más de 20 años desde el primer aviso de abuso sexual de menores y después que me ocurrió siguió por 20 años más. Creo que hasta los años 90 estuvo ejerciendo, murió en el asilo de anciano de los jesuitas sin pasar un día en la cárcel.

  • ¿Cuándo se produce el primer abuso en tu contra por parte de Ibacache?

Durante muchos años no puede responder esta pregunta, me estremecía, me ponía a tiritar y lloraba. Tengo 52 años y fui mucho a terapia en Chile, en Estados Unidos. Fui abusado por los jesuitas y dijeron a mis papás que esto no lo iban a permitir, que crearían una estructura de protección. Eso nunca pasó y siguieron depredando a otros alumnos, tal vez compañeros míos y ahora en el colegio San Luis, 40 años después de lo que me pasó, los encubridores de Leonel Ibacache están trabajando en el colegio. Los jesuitas dicen que protegen a los niños de abuso sexual y no lo veo así.

Lamentablemente, los jesuitas tienen ahora una asociación ilícita en el San Luis de encubridores de pedófilos. Es la verdad, es el título que tenemos en la demanda y hay encubridores de Ibacache, de Leturia, de Guzmán y de muchos otros que ahora están trabajando en el colegio San Luis de párroco, como Guillermo Baranda Ferrer, quien está en el rectorado del colegio (Nota del editor: Baranda está actualmente en el Colegio San Luis en Colabora en la Parroquia No Territorial de Antofagasta y en la Red Apostólica Ignaciana). Él está judicializado en la en la Fiscalía Metropolitana Sur en Santiago y está trabajando con niños. Acá en Estados Unidos una persona así estaría presa desde hace 20 años. Los jesuitas lo están encubriendo a él y a otros sujetos más que han sido todos provinciales.

Esto realmente me perturba mucho, vivo en Estados Unidos y si estuviera en Chile iría todos los días frente a ese colegio con un letrero a decirle a los padres que hay un encubridor de lo que me pasó.

  • ¿Qué pasó ese día?

Este sujeto, Leonel Ibacache era el capellán del colegio y como requisito para estar en su clase, porque era profesor de Religión, cada alumno tenía que pasar por su oficina privada en calle Baquedano. A ocho metros de la calle, donde todos los transeúntes siguen pasando, ese lugar es un muro de los lamentos, porque diría que miles de niños fueron abusados por Ibacache y otros más en esa oficina. El recorrido siempre lo hacía los sábados y días en los que sabía dónde podía depredar sexualmente porque se hacían deportes. Entonces por orden alfabético, por decir cualquier nombre, Álvarez tenía que pasar, después otros apellidos y yo era la f porque soy Franzani. Y un compañero que había pasado la semana anterior me dijo mira Franzani “te toca a ti”.

Fui contento porque era el profesor “cool”, pasé a su oficina, empezó a hablar y esta es la mentalidad de la gente enferma, depredadores sexuales, me comenzó a trabajar mentalmente y para impresionarme mostró una foto del Papa. Todavía me acuerdo, de Juan Pablo Segundo y él estaba con el Papa en una oficina pequeña. Él lo tenía todo en su mente, por eso quiero precaver a los padres de familia del colegio San Luis, porque esa oficina todavía está ahí, a ocho metros de la entrada principal del colegio. Me hace pasar y él tenía ya posicionada una foto donde estaba con el Papa, porque esta gente maneja mucho dinero para pervertir a menores. A él le pagaron un viaje al Vaticano y (en la foto) estaba abrazando al Papa Juan Pablo Segundo, mira qué bonito ¿no? Los representantes de Cristo, grandes depredadores sexuales. Es la primera vez que voy a contar esto en detalle, me dice “mira la foto” y la tenía doblada, había que enderezarla y me decía “anda y enderézala para que las veas bien”. Estaba fascinado porque, ellos son referentes espirituales de uno, me paré y como estaba en tenida deportiva, empezó a abusar de mí.

Quedé congelado, uno como niño es muy inocente y era deportista, jugando fútbol, las pichangas y todo. Me acuerdo de que lo único que quería era salir de ahí (…) Me duele un poco la cabeza acordarme y recuerdo que me siguió hablando, quería hacerse amigo mío, ir a ver a mi papá, me pregunta mucho la relación con mi papá. Nosotros vivíamos en un barrio que se llama Coviefi y él hizo esto en dos ocasiones. Fue algo muy traumático, le conté a mis papás y al día siguiente ellos hablaron con el rector.

  • ¿Qué pasó cuando tus padres hablaron con el rector?

Me acuerdo como si fuera ayer, mis padres estaban consternados, son de origen italiano, son personas muy serias, mi papá era abogado, mi mamá asistente social, gente muy honorable, muy sencilla, trabajadora. Mi papá nunca tomó, nunca fumó, muy tranquilo y nunca supieron manejar bien eso. Pero fueron a hablar con el cura, le contaron y él lo negó todo. Recuerdo que él salió de la reunión en el cuarto piso, mis padres siguieron en la oficina, agradezco la entrevista porque nunca había entrado en tanto detalle.

Raúl Combe, rector de grandes colegios después, del San Ignacio de Santiago, salió y había unas barandas. Era un tipo grande, gordo, yo un niño pequeño, y me dijo hola, Pablo, haciéndose el amigo mío, y dijo, que era un malentendido porque en otro colegio del sur, una vez pasó algo con unos niños, pero todo fue porque tuvo una lesión y lo quisieron acomodar en una camilla. En inglés se dice bullshit, es como una manipulación, me dijo que eso no era así, que fue una idea mía. Respondí que fue verdad, él me tocó, no entendía cómo cuestionaban que eso no había pasado. Estaba completamente traumatizado y fíjate que a esta gente no le importa nada. Este tipo era mi profesor de Religión y siguió por todo el resto del año dándome clases, siendo que mis padres habían ido a hablar con él y mi papá decía que me sacaran, me sentía horrible y al final, muchos meses después, lo sacaron. Para que veas, un tipo pedófilo abusando sexualmente de un alumno y nadie hace nada. Mis padres pecaron de ser demasiado pasivos, es verdad y fracturó mucho la relación con mi papá por muchos años. Pero la responsabilidad no es mi papá, sino de estos encubridores, porque esto empezó en el año 82 y ya llevaba 20 años. Son profesionales de encubrir y sé que son palabras un poquito fuertes, pero los hechos hablan más que mil palabras.

  • ¿Entre los compañeros de curso se conversaba este tema?

No. Cuando estudié en la Usach en Santiago una vez me encontré con un compañero de curso de apellido Arias, él empezó a hacer bromas de esto, que Ibacahe le hizo esto acá, allá y no lo podía creer. Le dije en serio, también me lo hizo a mí, el muchacho se puso pálido y me dio mucha tristeza. Ahí me percaté de que esto era muy generalizado y me mencionó como cuatro muchachos, de una manera un poco burlona, un muchacho inmaduro. Esa fue la primera vez que se habló de todo y en ese tiempo era otra época, hablamos de los años 80, la gente era muy inocente, en provincia más todavía. Esta gente ejerce una gran influencia como supuestamente son guías espirituales, es muy difícil explicarlo, lo dije en una entrevista en Radio Futuro, la Colonia Dignidad del siglo XX son los jesuitas en Chile. Nunca más quise pasar por ese colegio, eso me trajo graves problemas, cuando llegué a la adolescencia tuve un intento de suicidio, tuve una rebeldía terrible con mis padres. Lamentablemente, eso es como lo normal de un niño, culpar a los padres porque no lo protegieron y al final, los padres no saben cómo reaccionar. Por eso le digo a los padres y apoderados que de San Luis que trabajan tan arduamente en Antofagasta para mandar a sus hijos ahí y que terminen siendo abusado sexualmente por estos curas que encubren todo, mienten y humillan a los padres. Realmente los padres del colegio San Luis deberían pensar esto y sacar a sus hijos de ahí.

  • ¿Asegura que hay encubridores de Ibacache actualmente en el Colegio San Luis?

Estoy muy preocupado porque hay una persona que se llama Guillermo Baranda Ferrer y por eso le digo a los padres del colegio San Luis, los mismos jesuitas que mintieron a mis padres, que esto no sucedería más, que tenían una estructura de proteger a los niños, lo siguen diciendo ahora. Ellos tienen grandes abogados, la abogada que sale hablando cuando he hecho conferencias de prensa en Santiago, (dice) que están protegiendo a los niños, que quieren saber que la justicia aclare esto. Pero ellos tienen al encubridor de Leonel Ibacache que se llama Guillermo Baranda Ferrer.

Cuando Ibacache fue demandado en el año 2018 por Kramer (otro denunciante de abuso sexual) y cuatro muchachos más, salió en todas las noticias, en la documentación fue Guillermo Baranda, quien era el provincial de esa época y todo lo ocultaron. A Ibacache no le pasó nada, supuestamente lo sacaron del ejercicio de ser cura simplemente porque hubo una demanda. Ellos ya tenían muchos casos en contra de este gran pederasta Leonel Ibacache, todo lo tenían tapado y él seguía violando niños. En el San Javier de Osorno, en el San Ignacio, en el San Luis de Antofagasta lo hizo por 40 años y murió en el asilo de ancianos de ellos. Guillermo Baranda Ferrer, uno de los grandes encubridores de Leonel Ibacache y de otros curas más, está en la Fiscalía Metropolitana Sur, con la fiscal Yazmín Salech y sigue trabajando con niños. Entonces cómo que los jesuitas están protegiendo a los niños. El cura, señores padres de familia, que me abusó, el encubridor de él sigue siendo párroco del San Luis, realmente eso me perturba mucho y es importante que esto salga a la luz. Y hay muchos más.

Fernando Montes, Guillermo Baranda, Juan Ochagavía, Christian Bravo, otro gran encubridor, es el que movió a Ibacache de Antofagasta a Valparaíso y Santiago, subiendo en la jerarquía de los jesuitas. Todos estos han sido directores nacionales porque ejercen por seis u ocho años, todos han encubierto abusos sexuales, todos son responsables, todos tienen las manos con sangre, sé que es fuerte lo que estoy diciendo, hay muchos que se han suicidado. No voy a decir el nombre por respeto a la familia, hay un muchacho que vino acá Estados Unidos abusado por los jesuitas y cometió un suicidio porque es tan terrible el trauma que se produce.

Lo digo muy seriamente, Ibacache abusó de miles de niños en ese colegio, esas paredes están plagadas de dolor, de gritos, de sufrimiento de niños y esos espíritus siguen ahí volando y cada padre que manda un hijo, no sé si los verán cambiar su conducta, pero es una algo terrible para las personas que viven en Antofagasta, tal vez fueron compañeros míos, generaciones anteriores o posteriores, que vean ese colegio. Voy a luchar para una cosa, sé que no va a ser fácil, para que ese colegio sea demolido y que sea un memorial para las víctimas. He dado nombres, Fernando Montes, Guillermo Baranda, Juan Ochagavía, Eugenio Valenzuela, es una lista larga, todos sacerdotes jesuitas, todos encubridores, la mayoría de ellos ya están en la Fiscalía Metropolitana Sur y nadie va preso. No sé lo que pasa, acá hay influencias políticas y económicas. Hay que decir las cosas por su nombre, no vivo en Chile y ya dos veces me han tratado de bajar el juicio en un arreglo extrajudicial, digamos las cosas por su nombre, tiraron plata en la mesa.

  • La diferencia del testimonio que está entregando es que va acompañado con una acción judicial que no solamente es contra el fallecido sacerdote, sino que contra la organización jesuita.

Con mi abogado Juan Pablo Hermosilla, quien representó también a las víctimas del caso Karadima y otros más, hemos entablado una demanda por asociación ilícita y encubrimiento de pedófilos de manera estructurada, sistemática y alevosa contra los jesuitas. Esta demanda es diferente al resto, porque se le denomina a esta organización jesuita como una asociación ilícita, esos son dos personas o más que se unen para delinquir y los hechos hablan más que mil palabras, todavía siguen encubriendo, encubrieron a Ibacache y siguen dando clase. 40 años después que fui abusado, estos otros muchachos, Kramer y muchos más, porque lamentablemente hacer esto es muy difícil y por eso poca gente lo hace.

A los dos días que entró esta demanda se contactaron con mi abogado y que tomaría cinco, siete años y querían hacer un arreglo extrajudicial. Contratarían un abogado en Santiago para que me interrogaran y supieran si era verdad lo que decía y después una indemnización. Soy un sobreviviente, soy uno de los milagros creo, tengo un negocio acá en Estados Unidos, soy muy feliz, tengo mi polola, tengo plata, tengo alegría, pero el sufrimiento se lleva por dentro. Por lo menos pude un poquito asomar la cabeza y por eso estoy dando esta batalla. Esto no es ningún secreto, los casos desconocidos, a un niño mapuche, un niño minero, le dan de diez mil a 30 mil dólares y en los casos más renombrados dan de 50 mil a 120 mil dólares. Lo que se calculaba es que me darían de la mitad más alta, 50 mil dólares y dije que por ningún motivo. Esto puede tomar cinco años y a esta gente la vamos a llevar a juicio, traeremos testigos de todos lados del mundo para desenmascarar esta asociación pedófila. No lo estoy haciendo por dinero, si fuera así, no estaría hablando, me habría quedado callado con el dinero en el bolsillo. Lo que estoy haciendo es por justicia por mi caso y porque un niño se pueda salvar de un pedófilo en el colegio San Luis o de un encubridor. Eso es el motivo de esta lucha.

  • ¿Qué les diría a ex alumnos del San Luis que pudieron ser víctimas de Ibacache u otros?

A mis compañeros del colegio San Luis, a las generaciones anteriores, posteriores, sé que hay muchos de ustedes que llevan esa pena en su alma, en su corazón por diez, 20, 30 o 50 años, salgan a la luz. No saben la liberación que he sentido al denunciar a estos grandes bandidos que son los pedófilos jesuitas, salgan, denuncien. Disculpen mi pasión, tengo mucho dolor y a veces la manera de expresar es a través de demostrar un poco de rabia y todo eso, pero detrás de eso hay mucho dolor. Esto causa un gran sufrimiento, mucho trauma, perdí a mi familia por 30 años. No vi más a mis papás desde los 20 hasta los 50 años por este gran trauma. Tenía mucha rebeldía, me echaron de la casa, fue terrible. Casi a todo el mundo le pasa a este tipo de cosas y algunos se van a la tumba llevándose el sufrimiento. Gracias a Dios ése no es mi caso. Se usaba la capilla para abusar de niños, hay casos que están judicializados, con testigos, se usaba la oficina del capellán para abusar de niños, se usaba el quinto piso en la sala de los curas para violar a niños. Todo ese colegio está impregnado de abusos, de violaciones, lo lamento mucho porque la gente no sabe esto, pero es la verdad y gente que ha encubierto esos casos sigue trabajando ahí.

 

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3 COMENTARIOS

  1. Depredadores sexuales de ninos estos Jesuitas deben ir presos, en vez de eso siguen trabajando en el San Luis..Estis Jesuitas son el mismo satanas.
    Deberian mandar.estos curas pedofilos al.paredon de fusilamiento

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