El 23 de noviembre a las 18 horas en la Biblioteca Regional de Antofagasta será el lanzamiento de «Mamerta: Bitácora de campo de una madre desnaturalizada». Pese a que tiene pánico de hablar en público y asegura que corre riesgo de desmayarse, aquel día será un antes y un después para el futuro como escritora de la periodista María Luisa Córdova.
Nacida y criada en los secos y aún así floridos parajes del Desierto de Atacama, María Luisa Córdova hace un manifiesto del viaje que ha sido su maternidad y los prejuicios existentes a las mujeres que enfrentan los cambios físicos, psicológicos y sociales que trae consigo el dar vida a otro ser. Mamerta es su primera obra a publicar, a través de Ediciones Hurañas, contando con la participación de la destacada ilustradora Paula Pérez.
En entrevista exclusiva con El Timeline, María Luisa aborda el proceso creativo de su primer libro, sus influencias literarias, principalmente femeninas, y los desafíos que conlleva vivir sola con un hijo.
¿Cómo surge la motivación de plasmar Mamerta en una publicación?
En realidad nunca fue pensado como un libro y tampoco me imaginé que se iba a llamar Mamerta, el título se lo puso un amigo y me pareció muy adecuado. Me enteré que estaba embarazada un par de semanas luego de egresar de la universidad así que no alcancé a conseguir trabajo y me pasé los nueve meses en casa, y como todos sabemos que una mujer aburrida es un peligro para sí misma, me dediqué a escribir varias cosas y entre ellas, una suerte de bitácora en donde iba plasmando todo lo que sentía, desde los tiernos poemas dedicados al bebé, las situaciones espantosas que vivimos las mujeres en estado de gravidez, como los cambios hormonales y los cambios físicos, hasta los dos primeros años de mi hijo. Cuando encontraba algunos párrafos que me parecían graciosos los iba compartiendo en Facebook. Y ahí se dio una situación bien curiosa porque para muchas amigas y conocidas, mis relatos las hacía sentir identificadas y sobre todo, les causaban mucha gracia. Yo creo que la motivación principal fue ser dramáticamente honesta y que las personas se rieran conmigo de la desgracia cotidiana del ser mamá.
¿Qué tipo de temáticas aborda Mamerta?
Creo que es un popurrí de cosas. Al comienzo se enfoca bastante a la soledad del embarazo. Todo el mundo piensa que la mujer embarazada es feliz, que está súper acompañada y creo que es todo lo contrario. En mi caso, tenía una vida social agitada y pese a que seguía saliendo, las personas solían tratarme con pinzas: ¿qué hacía yo irresponsablemente carreteando embarazada de seis meses a las tres de la mañana en una playa? ¿Por qué mejor no me iba a mi casa a poner los pies en agua caliente para que no se me hincharan? ¿Qué cómo se me ocurría manejar un auto? Un día le fui a comprar una promo de piscola a una amiga y el caballero de la botillería me dijo que yo era una descriteriada. En otras ocasiones me pidieron que me fuera del carrete, porque todos estaban acostumbrados a fumar dentro de la casa. Y así, un montón de prejuicios disfrazados de buenas intenciones. Luego de esa soledad, me detuve en la depresión post parto. No se suele hablar mucho de eso y en mi caso, pese a que tenía todas las comodidades que hubiese querido una mujer recién parida en un país tercermundista, estaba demasiado triste. Triste y arrepentida. Pero una mujer que recién ha tenido un hijo no puede decir a viva voz que está triste y arrepentida, no está bien visto, es ser una malagradecida. Escondemos la pena debajo de una gruesa y polvorienta capa de vicios y en mi caso, me refugié en la cerveza. Además de prejuicios, vicios, males de ojo y situaciones propias de la cotidianeidad al mantener vivo a un ser humano pequeño, lidiando siempre con la culpa, con Mamerta logré darle la vuelta, prácticamente sanarme.
¿Mamerta está enfocada desde vivencias reales o tienen que ver más con la ficción?
Está absolutamente basado en hechos reales, pero tiene suaves notas de ficción.
¿Por qué Mamerta?
La verdad es que el título de Mamerta fue ideado por mi amigo Paulo Jorquera, quien fue el primero en leer el manuscrito y sugirió ese nombre, entendiendo que si bien ese término es acuñado a alguien torpe, el prefijo «Mam» hace relación con mamá, y claro, toda madre primeriza es algo torpe, porque va aprendiendo durante el proceso y por ello siento que era un término preciso para acuñar el aprendizaje que ha sido mi maternidad.
Influencias
¿Cuáles han sido tus influencias como escritora?
Tengo un conflicto ahí con el tema de ser una “escritora”, porque no me considero del gremio. Siento que un escritor es una persona que ha leído mucho más de lo que ha escrito. Y como no soy una asidua lectora de novelas y la gran mayoría de las cosas que yo he hecho están relacionadas con mi propia experiencia, siento que me falta mucho por explotar en el ámbito de la creatividad. Poder inventar un mundo, por ejemplo, no simplemente dejarme llevar por las memorias de un viaje o alguna calle con alguna tienda que demolieron y en donde alguna vez yo compré mostacillas para hacer collares siendo niña. Yo soy más impulsiva en ese sentido, lo que observo y me atrapa, lo escribo. Una vez, por ejemplo, escribí tres párrafos sobre la lavadora que se echó a perder con toda la ropa mojada adentro y en serio creo que es lo mejor que he escrito. Por supuesto tengo mis inclinaciones literarias, si tuviera que mencionar algunas diría que la María Luisa Bombal es mi favorita y últimamente la he rayado harto con Lucía Berlín y Sylvia Plath. Sí consumo harta prosa, Alejandra Pizarnik, Blanca Varela, Teresa Wilms Montt, Idea Vilariño. Me gusta mucho escribir poesía y odas, siento que es un formato de la literatura en el cual me siento mucho más cómoda.
Aún no se ha lanzado pero ¿Qué reacción tiene la gente que ha podido leer a Mamerta?
Los extractos que he compartido en Facebook han tenido muy buena recepción. Cabe destacar que en esa red social tengo pocos contactos, todos amigos, conocidos muy cercanos y familiares, así que no sé qué tan precisa pueda ser la impresión de la gente. Lo que sí noté es que esas personas que yo conocía comentaban y se reían. En varias oportunidades me preguntaron cuándo iba a publicar un libro y me prometieron comprar cualquier cosa que yo me atreviera a lanzar. Fue muy bonito porque mis primeros críticos fueron ellos y aunque yo nunca planifiqué hacer un libro sobre mis desventuras de madre, creo que la reacción fue favorable y llamó la atención de Ediciones Hurañas, la editorial que me contactó para armar este proyecto junto a Paula Pérez, una ilustradora local que hace un trabajo precioso. No sé si confiarme con que tendrá buena recepción, quizá me critiquen bastante y aunque sí considero un poco vergonzoso presentar un libro basado en mi vida, siento que también representa a muchas mujeres, entonces ahí es cuando me atrevo y me despojo de la vergüenza, al menos momentáneamente.
En comparación con épocas anteriores, vemos como la mujer retrasa la maternidad por diversos factores (por baja o nula conciliación familiar en Chile) Bajo tu perspectiva a qué se debe esto y cómo ha sido tu experiencia.
Creo que la gran mayoría de mis congéneres tiene ganas de viajar, comprarse un departamento, renovar el teléfono, gastar en zapatos y criar gatos o perros pequeños. Estoy absolutamente a favor de todo aquello. He visto también como amigas han quedado embarazadas sin haberlo deseado, creo que es una imposición espantosa, pero aun así, muchas han sabido sobrellevarlo y las admiro por eso. Yo siempre supe que quería ser mamá, pero no sabía cuándo debía ser el momento correcto. En esta época si tienes hijos te miran con pena, como si te hubieran condenado a privaciones propias de la felicidad, pero luego si no los tienes, te apuran porque tienes los óvulos contados y si no resultó, también te miran con pena, porque te quedaste sola para siempre en la vida. No hay cómo darle en el gusto a todos. Mi experiencia ha sido súper enriquecedora, he logrado complementar perfectamente mi rol de madre abnegada, la que llega a lavar la loza y a cocinar, preparar las mochilas, criar en el amplio sentido de la palabra, sin dejar de lado mi rol de mujer, de tomar mis copitas de espumante, de conocer personas, salir a carretear, pasarlo bien. Creo que todo ha sido gracias a que Lorenzo, mi hijo, también tiene un papá presente, cariñoso y muy dedicado. Hemos sabido complementarnos como equipo sin ser una pareja y al final eso nos ha convertido en una familia que si bien es disfuncional en el sentido social, curiosamente funciona bastante bien porque existe mucho respeto entre ambos.
¿Cómo te cambia la maternidad la visión y tu manera de enfrentarte a la escritura?
Resulta increíble cómo es que Lorenzo me dio la energía para enfrentarme al ejercicio de la escritura. Suena espantosamente cliché y al mismo tiempo contradictorio, porque es agotador tener que lidiar con la rutina todos los días, tratar de encontrar espacios para trabajar en ello. A las mujeres en general, sobre todo a aquellas que hemos sido madres, siempre nos ha costado trabajo hallar ese “cuarto propio” para la creación, como lo menciona Virginia Wolf, aunque no estoy quitándole méritos a los hombres, para nada, pero siempre pienso en esas mujeres de épocas pasadas que escribían y eran consideradas brujas o libertinas, que escribían pero inevitablemente descuidaban a los hijos y al marido. Yo puedo hacer todo eso ahora, escribir, ser bruja y libertina, pero no necesariamente descuidar a mi hijo. Claro que tenemos herramientas actualmente, yo me imagino que antes ponían a los cabros chicos en un corral junto a las gallinas y a la que te criaste no más, las mamás de ahora tenemos Netflix pero si le ponemos tele al niño, también nos juzgan, también para algunos es considerado un descuido, mientras que para nosotras representan valiosos minutos para poder ducharnos. Encontrar los tiempos para ejercer sin descuidar la maternidad es tremendo desafío, porque tampoco tengo nana ni marido, pero sí las ganas y a veces, eso es lo único que se necesita.
¿En qué momento de tu vida te pilla la publicación de Mamerta?
No voy a negar que siempre quise sacar un libro o más bien tener la capacidad de escribir uno. Eso sí, lo veía como algo muy lejano, algo que podía ocurrir el día en que me ganara un premio millonario para pagar empleadas domésticas y vivir del arte. Siempre admiré que alguien tuviera el talento y el tiempo para poder redactar tantos párrafos y que todos juntos formaran un libro que las personas disfrutaran. Creo que Mamerta es eso, un relato liviano y honesto, ha fluido tan naturalmente en su construcción, que no puedo hacer otra cosa más que estar agradecida de todos los que hicieron posible que eso ocurriera. Tuve mucho tiempo libre cuando estaba en la universidad y ahora, trabajando en una oficina a tiempo completo, viviendo sola con mi hijo de tres años y todo lo que eso implica, además de estar metida en otros proyectos, es que me pregunto de dónde salió este libro. La verdad es que no sé, pero lo que sí sé, es que Mamerta llegó en el mejor momento.
Fotos: Magaly Visedo