Estamos paradas sobre hombros de gigantes, las que nos precedieron. Las dirigentas sindicales del salitre acá en el norte, las militantes de izquierda que fueron asesinadas y desaparecidas, las madres, abuelas, bisabuelas, que fueron relegadas a las labores de cuidado, las víctimas de la violencia en todas sus formas.
Las que nos heredaron el derecho a votar, las que abrieron camino para que otras ocupáramos espacios de toma de decisiones en la política. Ya nos hemos sacudido del pudor de ejercer el poder. Pero ese poder no debe ser ejercido de igual forma como se ha hecho hasta ahora, por un sistema creado y ocupado sólo por hombres.
Aún luchamos, cada día, en cada reunión. Buscamos desplazar los criterios netamente cuantitativos y abriremos espacio para lo cualitativo. La distribución del poder no será solo por cuotas o por quien “pesa más”, sino por quienes capten la sensibilidad de la tarea delegada por el Presidente. La relevancia de recomponer el Estado, porque sin Estado no sería posible lograr las transformaciones. Y esas transformaciones son en muchos casos de vida o muerte para las personas.
Las mujeres correremos más rápido que nunca para responder a las expectativas, como lo hacemos todas en nuestro día a día, pero ahora no será solo para mi familia, sino por tod@s.
Aplicaremos nuestra ancestral tarea de los cuidados, pero para muchas y muchos, en los barrios donde nadie se atreve a entrar, en la comuna más lejana, en los equipos de trabajo, a l@s discriminad@s, pero tampoco abandonaremos a l@s que se pueden cuidar solos. El Gobierno feminista no es sólo para mujeres, es para todas y todos.
Porque el desafío más grande de nuestra historia republicana camina junto a nosotr@s, nuestra nueva constitución. Y como mujeres conscientes, cuidaremos el futuro de l@s que vendrán. Como lo han hecho una extensa línea de antecesoras, dándolo todo por l@s que nos sucederán, cueste lo que cueste. Porque nosotras jamás nos daremos por vencidas, hoy honramos a las que dieron lo único que nos consta: la vida, para cambiar lo malo por lo bueno en cada rincón.