Botellas de alcohol, bolsas de hielo, pipas y hasta casquillos de bala recogieron quienes acudieron la semana pasada al llamado de la ONG, Raíces Endémicas, para limpiar las vertientes de La Chimba, zona ubicada en la costa del extremo norte de Antofagasta. El problema, es que días antes la misma organización ya había recogido una gran cantidad de basura en el punto que ahora está en proceso de ser declarado humedal urbano.
La presidenta de la ONG Raíces Endémicas, Carmen Serrano, manifestó que todos esos desechos aparecieron en el sector de las vertientes luego de fiestas clandestinas que son desarrolladas en pleno toque de queda. “El tema es preocupante, porque tenemos vecinos que participan en los operativos y ellos nos mandan videos de cuando la gente llega y en la mañana se retira. Ellos llaman a Carabineros, pero dicen que no tienen una dirección exacta a dónde ir, siendo que la Subcomisaría La Portada se ve ese sector”, relató.
Sin embargo, Serrano dijo que las fiestas clandestinas no son el único factor que genera contaminación en el humedal, otros factores como los visitantes que no retiran su basura y el acopio de escombros por la falta de un sitio dedicado a recibir esta clase de desperdicios influyen fuertemente.
La activista llegó a Antofagasta cuando tenía diez años. Ahora es técnico social, tiene dos hijos y trabaja en un proyecto vinculado al Sename, vive en el sector de Nicolás Tirado y recordó que, en el 2016, acudió por primera vez gracias ha llamado a un operativo de limpieza y después decidió continuar la tarea por iniciativa propia en la vertiente. “Es importante que la comunidad se organice, que las juntas de vecinos identifiquen sus problemas medioambientales y soliciten ayuda a las ONG que trabajan en estos temas y aúnen fuerzas por recuperar los espacios, ya que mucha gente no realiza esto porque no tiene conocimiento. Y uno de nuestros objetivos, trabajar con la comunidad, eso es lo que traerá un cambio de conducta”, asegura.
¿Cuándo y por qué nace esta agrupación?
- Esta agrupación es muy nueva. El tema de la vertiente lo comencé hace varios años, iba sola constantemente a limpiar, o a veces me acompañaban mis hijos. Este año, después de todo el encierro que trajo la pandemia, reactivé las convocatorias con dos operativos de limpieza. Fue ahí cuando surgió la idea de conformarnos como agrupación, porque llegaron más de 60 personas. De estar sola a que llegara mucha gente y se interesara en el tema me sorprendió. Contacté a una persona que se relacionaba con los temas ambientales, me apoyó y ahí fuimos armando la agrupación.
¿En qué año participó de la primera limpieza?
- En el 2016, fui por una convocatoria que hizo Antofagasta Joven de la municipalidad. Se lo comenté al alcalde (Jonathan Velásquez), antes había un letrero que detallaba las especies que habitan en esa vertiente, pero con el tiempo desapareció esa información y hubo un abandono total del lugar. Después volví por iniciativa propia y el sitio estaba horrible, tengo fotos de cómo estuvo el 2016, en el 2019 y cómo está ahora. Antes hice otras convocatorias, pero llegaban cerca de diez personas y eso no nos permitía abarcar todo el lugar porque la vertiente es larga. Y ya en estos tres últimos operativos logramos una limpieza completa y nos enfocamos en el sector donde se realizan los carretes clandestinos, cerca de la planta desaladora de agua, por ahí entran.
¿Ves otros sitios que requieran protección en la ciudad?
- Me preguntan por eso y no es solamente en los espacios donde hay vegetación o ecosistemas. También son espacios dentro de la misma comunidad, por ejemplo, en las poblaciones hay sitios que se han perdido con microsaburales, en los que podrían habilitarse puntos verdes, de reciclaje o huertas comunitarias. Pero para hacer todo esto, sí o sí se necesita trabajar con la comunidad, ya que si no hay educación o capacitación, los puntos limpios o las áreas verdes que se pudieran concretar dentro de la comunidad no servirán mucho porque la gente no va a cuidar. Es un trabajo completo, a nosotros nos ha costado que se respete a los pequenes, que es una pareja de búhos en la vertiente. No podría mencionar un lugar porque son muchos los que se pueden recuperar en la ciudad, en el borde costero, los cerros y las poblaciones.
¿Qué tan abiertas están las autoridades a colaborar?
- El antiguo seremi de Medio Ambiente (Rafael Castro) siempre estuvo dispuesto y en terreno. Con el actual (Gonzalo Bravo), me veo un poco lejana, pero sí estuvo en la vertiente y nos manifestó que tienen toda la voluntad de comenzar con la tramitación de humedal urbano, pero tienen tantos humedales que están buscando esa declaratoria que por primera vez es el municipio el que tomará este proceso. Sin embargo, siempre está esa barrera de que el sistema es lento, y soy de la idea de que, si esperamos a que el sistema haga algo, algunos espacios se perderán o no podrán recuperarse. Y eso pensamos de la vertiente, si esperamos a que se declare, podríamos perder el lugar y por eso hay que tomar acciones con la comunidad. Igual se agradece que las autoridades tengan la intención, porque cuando ellos van, los voluntarios preguntan qué pasa con los escombros y la respuesta es que desde Bienes Nacionales deben decidir qué lugar se va destinar y mientras eso no pase, la ciudad tendrá escombros.
¿Qué le pareció la reunión con el alcalde para declarar la vertiente como humedal?
- Nosotros antes ya habíamos avanzado y teníamos conversaciones con la Universidad de Antofagasta para estudiar las vertientes y contar con información más técnica del tipo de suelo, los relieves, la situación hidrológica para saber desde dónde viene esta agua. Esto es importante porque si bien nosotros conocemos qué flora y fauna hay por investigaciones de otras organizaciones, no tenemos algo propio. El trabajo con el departamento de Ingeniería en Mina, Geomensura y Geomática de la universidad será el respaldo que tendrá la municipalidad en temas técnicos, junto con lo que entregará la Seremi de Medio Ambiente, para declarar este humedal urbano. Todo eso estaba avanzado y nosotros ya teníamos reuniones con el departamento de Medio Ambiente, ahí se aunaron las fuerzas e hizo que el alcalde se motivara y fuera al lugar. Para nosotros, todo lo que lleve a la protección y conservación de estos espacios, es positivo, porque tener un entorno limpio nos hace bien a todos.
Según el trabajo que ustedes realizan en terreno, ¿la contaminación de estos sectores naturales es por los visitantes, transeúntes o acopio ilegal de basura?
- Todas las anteriores. Mientras no tengamos un sitio destinado a la recepción de escombros, muchos sectores se llenarán de estos desechos. Si estamos viviendo con padres que nunca fueron educados en el tema y lo luego replican su conducta en sus hijos, entonces debemos plantear la necesidad de educar desde los prescolar hasta lo universitario en aspectos como el manejo de residuos. Las empresas también, que se hagan cargo de sus residuos.
Fiestas clandestinas
¿Y qué tan contaminantes son las fiestas clandestinas que ustedes denuncian en la vertiente?
- Los pequenes probablemente tuvieron nidificaciones fallidos por mucho tiempo y no pueden tener sus crías por todos los agentes contaminantes, como el ruido a la basura. Nosotros limpiamos el domingo (11) y fuimos días después y ya había botellas de alcohol, bolsas de hielo, pipas, todo lo que se ocupa para un carrete, hasta casquillos de bala. No solo limpiamos la basura, también restos biológicos. El tema es preocupante, porque tenemos vecinos que participan en los operativos y ellos nos mandan videos de cuando la gente llega y en la mañana se retira. Ellos llaman a Carabineros, pero dicen que no tienen una dirección exacta a dónde ir, siendo que la Subcomisaría La Portada se ve ese sector. En algún momento pensamos en escribir al general que está a cargo de la zona porque se supone que estamos en toque de queda y todo esto no solo porque dejan sucio, también por seguridad, porque ellos consumen alcohol, drogas, toman un auto, salen a manejar por la ciudad y pueden atropellar gente. Es más allá de dejar basura, no es un lugar para carretear y solo nos quedar seguir sensibilizando para que ojalá llegue el mensaje a alguno de esos jóvenes.
¿Qué recomendación entregaría a la comunidad para disfrutar estos espacios sin alterarlos?
- Lo principal es que se lleven todo, que no dejen rastro. Si bien en el sector no hay senderos, mantenerse al borde, sin pisar la vegetación. Por más que los pequenes llamen la atención, no perseguirlos ni asustarlos y menos tirarles piedras. En realidad, son cosas básicas, no dejar basura y si la encuentran, será bienvenido que la recojan para llevársela.
La reserva La Chimba incluso tuvo que ser cerrada porque la visita de personas, sobre todo de vehículos, estaba generando mucha contaminación. ¿Es una solución cercar o cerrar estos sitios para su cuidado?
- Conversaba con alguien de la municipalidad que quiere hacer senderos por la parte baja de la quebrada. Creemos que es mejor hacer senderos por la parte de arriba, para que las personas no tengan la necesidad de bajar. Nos ponen muchas leyes que prohíben, pero hay poca educación sobre los temas, para que nos digan cómo dejar de hacer lo que estamos haciendo mal. Quizás algunos puntos, pero para los vehículos, ya que una de las complicaciones que tenemos son los carretes que llegan con vehículos. La reserva La Chimba la cerraron por eso, esa clase de acceso debería impedirse, pero que la gente pueda caminar por el lugar, es necesario el contacto con la naturaleza y que puedan ver qué es lo que tienen en su ciudad. Encontrar fuentes de agua en el desierto más árido del mundo es casi un milagro, por eso creo que lo mejor es educar, sensibilizar y trabajar con las poblaciones que están alejadas de estos temas.
