Es una de las conductoras radiales más destacadas de Antofagasta y hoy es el rostro ancla de Radio Madero como antes fuera de TeleNorte. Sin embargo, los inicios en el mundo de las comunicaciones para Patricia Palma no fueron fáciles y estuvieron cargados de machismos.
En este Día Internacional de la Mujer, la comunicadora contó en sus redes sociales un conmovedor relato sobre cómo fue su primera experiencia cuando llegó a una radio de Antofagasta a buscar trabajo en abril de 1990.
«No conocía a nadie, tenía 20 años y sólo llevaba ganas, necesidad de trabajar, una carta de recomendación del gran Hugo Müller que había sido mi profe en Santiago… y mucha ansiedad», comenta Palma.
Sin embargo, aquellas ganas se encontraría con un fuerte portazo. «Me recibió serio y distante el director de esa radio que estaba en un segundo piso en pleno centro. Me pasó el diario y me dijo «siéntese ahí y lea una noticia en voz alta». Lo hice concentrada intentando cuidar cada palabra, mientras sentía que ese hombre no estaba atento a mi lectura. Cuando terminé de leer me dijo: «sabe qué mijita, le voy a decir tres cosas: usted no sirve para esto, a mi no me interesan sus recomendaciones y por último lo más importante, la invito a que se vaya a su casa porque la radio no es para las mujeres, este es un trabajo de hombres».
Patricia cuenta que pese a tan mal trato, «le agradecí por su tiempo y empecé a llorar mientras bajada las escaleras. Podía «procesar» sus dos primeras observaciones, pero la última era «improcesable». Fue la primera de muchas veces que sentí discriminación sólo por ser mujer».
«Sólo aspiro a que mi hija y las futuras generaciones sean respetadas por ser seres humanos y no que sean tratadas mejor o peor por ser mujeres».
«¿Para qué quieres más plata si eres mujer?»
Sin embargo, esta no sería la única mala experiencia que viviría en los inicios de su carrera profesional. La comunicadora cuenta que cuatro meses después estaba trabajando en la televisión regional y en otra radio, pero con un sueldo muy por debajo de lo que ganaban mis compañeros hombres.
Tras resistir un par de años esta diferencia salarial, pidió un aumento a su jefe. Y la respuesta que recibió, fue lapidaria. «¿Para qué quieres más plata si eres mujer? Para eso están los maridos» Mi argumento fue simple: no se trataba de más o menos plata por ser mujer, se trataba de que yo trabajaba las mismas horas diarias que mis compañeros, era responsable y cumplía con mi pega… Y al mes siguiente ya habían unas lucas más en mi sueldo».
«Sobreviví»
La hice!! Sobreviví al estigma, a la diferencia, al machismo, a la desigualdad salarial. Soy parte de esa mitad de la humanidad que alguna vez ha sido acosada, que ha tenido que lidiar con un pelotudo que no entiende que No es NO, que ha tenido que bancarse la mofa porque una vez al mes te duele todo. Soy parte de las que criaron solas y de las fueron apuntadas con el dedo por ser divorciada.
He sobrevivido a pagar más por un plan de salud y a que el banco me castigue con una tasa de interés más alta sólo por ser mujer. A que me digan que es feo si quiero tomarme un trago más o fumarme un pucho en la calle porque las mujeres no hacen eso.
A que un suegro me diga «pero cómo no vas a saber cocinar» (mientras por dentro me pregunto si su hijo sabe construir una casa). Sobreviví a la libreta de comunicaciones del colegio de mi hija donde la nota siempre decía «querida mamita» (y porqué no decía «papito»).
También he tenido que aguantar que un mecánico, un gasfiter o un cerrajero te quieran cagar porque presuponen que eres tonta. Y también, al igual que muchas, he tenido que escuchar a algún pelotudo justificando mi ascenso o aumento de sueldo con un «lo que pasa es que el jefe le tiene ganas», en vez de un te felicito compañera.
Sobreviví a un machista violento (fortuna que lamentablemente no han tenido cientos de mujeres), a no permitir que nadie me diga cómo tengo que criar o con quién me debo relacionar y como si fuera poco, he sobrevivido a no tener que rascarme los ojos cuando los tengo maquillados para no parecer mapache 🐼 😜
No pido más privilegios, espacios, ni tratos distintos por el sólo hecho de ser mujer. No quiero ser igual o superior a un hombre, porque en esencia somos distintos (y bajo mi punto de vista eso es muy entretenido). Sólo quiero espacios ganados en igualdad de condiciones. No quiero caminar ni atrás ni adelante del que tiene más testosterona que yo, quiero caminar a su lado (caminar sin dejar de mascar chicle por supuesto)
Sólo aspiro a que mi hija y las futuras generaciones sean respetadas por ser seres humanos y no que sean tratadas mejor o peor por ser mujeres.
Y a propósito de la marcha de mañana (hoy), podemos estar o no de acuerdo con la forma, pero no podemos perder el foco de seguir avanzando como seres libres en opinión y pensamiento, pero sin denostar a nadie. En eso debemos estar todos juntos.
P.D. Me imagino que el señor que me mandó pa la casa hace casi 30 años porque esa pega no era para mujeres, no va a andar en la marcha… O si??», concluye el texto de Patricia Palma.