El Partido de la Gente (PDG), el Nacional Libertario (PNL) y el Socialista encabezan las cifras de militantes en la región en un año que registrará las elecciones presidencial y parlamentaria. El PDG fue reconocido por el Servel semanas antes de los comicios del 2021, mientras que el PNL quedó oficialmente conformado en marzo de este año. Estos dos conglomerados de creación reciente superan a los partidos tradicionales de ambos sectores, lo cual es considerado por los analistas como un síntoma palpable de la dirección que toma el péndulo en el país y en la política internacional.
Con 2.454 militantes, el PDG es el partido con mayor adhesión en Antofagasta. Su líder Franco Parisi, quien nuevamente será candidato presidencial, en el anterior proceso para decidir al jefe de Estado terminó tercero a nivel nacional y ganó en las nueve comunas de la región.
En el segundo lugar se ubica el PNL con 1.752 militantes, tienda que cuenta con Johannes Kaiser como su propio candidato presidencial y que recién está en proceso para conformar directivas regionales. Más atrás siguen partidos tradicionales o que ahora son el resultado de la fusión de varias tiendas, como el Socialista (1.533), el Frente Amplio (1.377), RN (1.289), el Partido Radical (1.111), la UDI (1.036) y el PC (1.026). Los otros 15 partidos cuentan con menos de 600 militantes en toda la zona.
La académica de la Universidad Católica del Norte y doctora en Ciencias Políticas y Relacionales Internacionales, Francis Espinoza, explicó que se percibe “una sensación internacional en que el péndulo se está moviendo exitosamente hacia la extrema derecha con experiencias aparentemente exitosas como Donald Trump en Estados Unidos, Nayib Bukele en El Salvador y Javier Milei en Argentina”. Esto, agregó, no sólo tensiona a una visión más progresista de sociedad, pensando que el progresismo y la nueva izquierda están en crisis también, sino se comporta como un efecto dominó que impacta otros países.
POPULISMO Y PROPUESTAS DE MANO DURA
“El fenómeno Johannes Kayser está atrayendo la atención y voluntades electorales. Esto justifica que el Partido Nacional Libertario sea el segundo en adherencia en la región. Por su parte, el factor ‘Franco Parisi’ ha sido histórico en la zona con dos elecciones que mostraron preferencias significativas por su persona, y en la último arrasó en estos lares. Hay una tendencia marcada y creciente al populismo y al disparo desenfrenado -e histérico inclusive- de propuestas mano dura, estilo titular de diario, que logra atraer la atención de la gente como lo hacen las fakenews. Si bien a este ofertón electoral le faltan ‘bajadas’ o las condiciones estructurales (como diría Marx) y la logística de llevar a cabo iniciativas de transformacional política y societal, pero eso no importa, sólo la recolección de votos y militancias”, apuntó la académica.
Espinoza sostuvo también que el periodo electoral presidencial genera un frenesí por liderazgos que se postulan como ‘outsiders’, que ofrecen algo distinto de la vieja política, pero de los que no cabe duda de que harán lo mismo o peor, dado que tampoco entienden cómo se comporta el poder y qué hacer con él.
“Tampoco son tiempos de partidos políticos alineados, más bien la discolaridad es la moda y el desarrollo de comportamientos individualistas en la interna de los partidos, conjugado con liderazgos personalistas y de un populismo trasnochado. Ambos conglomerados representan a una ‘sociedad del cansancio’ como diría el filósofo coreano Byung-Chul Han, pero en lo político, en democracias representativas con partidos políticos tradicionales y en las prácticas de mala política. Esto hace que la gente sea presa fácil de los/as encantadores/as políticos de serpiente, y que estos nuevos conglomerados ofrezcan de manera ‘mesiánica’ salvarnos de todo los males que nos deja la política actual. Esto último no sucederá por su puesto”, señaló Francis Espinoza.
PARTIDOS DÉBILES: FIGURAS INDIVIDUALES
Osvaldo Villalobos, consultor y analista político manifestó que abril deja una postal curiosa del estado de los partidos políticos en Chile, lo cual lidera el PDG y en el papel es una cifra sólida.
“Pero basta mirar un poco más cerca para notar la fragilidad: solo el 25% del padrón participó en sus últimas elecciones internas. Lo que alguna vez fue un fenómeno ciudadano con aire de renovación hoy parece estar entrando en una etapa de desgaste. Con poca participación y sin estructura territorial real, su capacidad de movilización empieza a diluirse. Y eso, en política, es el comienzo del declive”, puntualizó.
El Partido Nacional Libertario, dijo Villalobos, aparece como el heredero del descontento en la derecha y supo canalizar parte de la crisis de RN, la UDI y Republicanos. Sin embargo, advierte un punto clave: no ha realizado elecciones internas desde su conformación, lo cual a su juicio revela una debilidad estructural importante. “Más allá del número de inscritos, hay escasa vida interna y nula democracia partidaria. Su crecimiento refleja un momento político —una respuesta emocional a la crisis del sistema tradicional—, pero todavía no está claro si eso bastará para sostener un proyecto político serio”, expresó.
En la vereda izquierda, Villalobos indicó que el panorama no es mucho mejor. El Partido Socialista mantiene algo de estructura y tradición, aunque con escasa capacidad de entusiasmar y comentó que más crítica es la situación del Frente Amplio, cuya última elección interna mostró una participación bajísima. “La coalición que prometía abrir las puertas de la política a la ciudadanía hoy enfrenta el mismo dilema de los partidos tradicionales: un aparato que funciona, pero una base desmovilizada. Y eso levanta una pregunta legítima: ¿a quién representan si ni sus propios adherentes participan?”, expuso.
Par Villalobos, lo preocupante es la tendencia general no fortalece la democracia, sino que la tensiona, ya que, aunque cueste reconocerlo, dijo que el poder en democracia sigue estando en los partidos políticos. “Son ellos —o deberían serlo— los encargados de canalizar la voluntad ciudadana, articular proyectos colectivos y formar liderazgos con responsabilidad pública. Cuando los partidos se debilitan o pierden sentido para las personas, el espacio lo ocupan figuras individuales: carismáticas, mediáticas, pero muchas veces sin conocimiento real del Estado ni compromiso institucional. Y si algo nos ha enseñado la historia, es que cuando la representación se descompone, lo que llega no siempre es mejor. A veces es solo más ruidoso”, manifestó el consultor.
RECHAZO AL ESTABLISHMENT
Cristian Zamorano, doctor en Ciencias Políticas, aseguró que los partidos todavía son importantes y así quedó demostrado durante la segunda vuelta de la elección para gobernador regional. La movilización militante de los expartidos de la Nueva Mayoría detrás de Ricardo Díaz ayudó a su reelección y el mismo ejemplo se repitió con el alcalde Sacha Razmilic, quien contó con el apoyo incondicional de su partido, Evópoli.
“Como máquinas en un periodo electoral, sin duda sirven, su disposición, la generación de insumos, hacer terreno, en definitiva, en todo lo que es desarrollar una campaña ayudan muchísimo. No es indispensable para ganar, pero siempre será mejor contar con al apoyo de un partido”, subrayó.
Sobre lo que sucede con el PDG y el Nacional Libertario, Zamorano coincidió en que se trata de un fenómeno de moda que ya acumula muchos años, el rechazo al llamado establishment, políticos y partidos tradicionales. “En ese contexto los partidos ganan adhesión, el efecto que vemos en el Libertario. Sin embargo, muchas veces lo que sube como espuma baja como tal y el PDG, entre las elecciones presidenciales, demostró tener muchos problemas en cuanto a gestión como partido, porque no hay una línea clara ideológica. Consejeras regionales como Carolina Moscoso y la diputada Ahumada que fueron electas en el PDG terminaron en otros partidos. Esto demuestra que en realidad son partidos más emocionales que de una ideología o doctrina y por ello son más líquidos”, advirtió.
Pero en este contexto el analista también plantea si se trata de conglomerados instrumentalistas, si nacieron solamente como herramientas para una candidatura presidencial. Esto ocurrió con los Libertarios y Kaiser, con el PDG y Parisi, con Republicano y Kast y antes con el PRO y ME-O.
“Esto nos indica el movimiento del péndulo, el mundo va hacia la derecha economicista, autoritaria, dura con los temas, supuestamente antipolíticamente correcta. Tengo mis dudas de que estos partidos sean realmente rupturistas, porque Parisi y Kaiser son del establishmente, no son gente del pueblo. En su discurso pretenden lo que logró Donald Trump, representar a la élite, pero al mismo tiempo hacer creer que son clase media y media baja. En su discurso lo son, en su manera de hacer política, son rupturistas”, remarcó.
En cuanto a las cifras de militancia, Zamorano manifestó que es más bien un síntoma y no una traducción directa de votos. Esto quedó patente en la elección de Razmilic, quien fue apoyado por Evópoli, que tiene menos de 600 militantes y consiguió más de 50 mil votos. “Un elemento importante para mencionar es la transformación que indujo el voto obligatorio. La temperatura del gran electorado ahora es difícil de percibir, porque se amplió mucho y los partidos no llegan ahí. Pero estas apariciones de nuevos partidos nos dan cierta temperatura de la gran masa, pero no la representan totalmente”, analizó Zamorano.