Fabián y Natalia se hicieron famosos rápidamente y, pienso que, no de la forma que ellos esperaban. Luego de una breve entrevista en una revista nacional, las redes sociales, en el ámbito local, reaccionaron airadamente. Por varias razones, una es que se presenta como una pareja típica de Antofagasta a un matrimonio en que ambos son reflejos de estereotipos no muy apreciados por el antofagastino tradicional, por el contrario, son el ejemplo claro de lo que para muchos, son los males que ha traído a nuestra región la bonanza minera.
Él, profesional joven llegado desde la capital a beneficiarse de los altos ingresos al que acceden quienes trabajan en torno a la minería, un capitalino que llega a atrapar parte de la riqueza que nuestra región genera, ella, una extranjera que se casa con chileno trabajador minero, Colombiana, para terminar de redondear el estereotipo negativo. Creo que ambos estereotipos en este caso particular puede estar errado, ella es una profesional, ingeniera, y que realmente es un aporte al mundo laboral de nuestra región, además ambos se han radicado en nuestra región, esperemos que duren y no estén por estos pagos mientras dure la riqueza. No sería extraño que si su ventura por esta tierra cambia, migren a otras tierras, ya lo hicieron una vez para llegar acá.
Pero hay otros aspectos que encuentro más negativos, entre ellos destaco que, esta pareja no representa “la nueva generación de antofagastinos” como dice la revista, son una minoría, a la cual, por sus estudios y el ámbito de desempeño profesional, les permite acceder a altos ingresos. Bien por ellos, hay que felicitarlos, pero esa realidad no debe obnubilar otras realidades de nuestra región.
Según la última encuesta CASEN, la del año 2013, en nuestra región, la que genera más riqueza en Chile, el 20,7% de la población se encuentra en situación de pobreza multidimensional. Uno de cada cinco antofagastinos está en situación de pobreza.
Por eso golpea tan fuerte que Fabián y Natalia sean presentados como una familia típica de los nuevos antofagastinos, porque no es cierto, la pobreza también hiere con dureza en nuestra región.
La economía de mercado responde ofertando a quien demanda y esa demanda se expresa como poder adquisitivo, por cuanto quien tiene necesidades y no tiene como satisfacer esas necesidades con poder de compra, es invisible para el mercado. Todas las comunicaciones, la publicidad, los medios de comunicación funcionan en torno de quienes pueden comprar, por tanto, los pobres se vuelven invisibles y los medios destacan a los Fabianes y Natalias como los modelos exitosos, aquellos que pueden consumir, que pueden demandar en la economía, y la economía responde a ellos, porque pueden comprar.
Encuentro positivo que se haya reaccionado de la manera que se produjo por Fabián y Natalia, no por ellos, que lo están sufriendo, pero bien por los que destacaron que hay otras realidades, que reconocieron que lo de esta pareja es una excepción, excepción regional que oculta la otra mayoritaria, la de las personas que tienen que luchar diariamente por su sustento, para la cual no hay pantallas, no hay revistas, pero son tan valiosos e importantes como los demás.
Cuando vemos a Fabianes y Natalias, debemos alegrarnos, como no hacerlo por una pareja que triunfa y les va bien, pero nunca debemos olvidar los otros, los que sufren y no tienen para satisfacer sus necesidades, estos últimos son los que deben impulsarnos a hacer mejor nuestra región.